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Las aventuras de Robinson Cruzoe (21 de julio de 1904)

 

(Reverso del cartel del 21 de julio de 1904)

ARGUMENTO DE LAS AVENTURAS DE ROBINSON CRUZOE

Reverso del cartel del 21 de julio de 1904
Reverso del cartel del 21 de julio de 1904

PRIMER CUADRO: ROBINSON ES ARROJADO A UN ISLA DESIERTA.

El navío en el que se embarcó Robinson, acaba de naufragar. A lo lejos vemos que el mar tempestuoso sacude los restos del buque. Robinson llega nadando y luchando con desesperación contra las olas que furiosas se rompen en las rocas de la isla. Sus fuerzas le abandonan, pero en un supremo esfuerzo logra asirse de las rocas, pone pie en tierra y cae inanimado de frío y cansancio.

SEGUNDO CUADRO: LA BALSA.

A la vista de las costas de isla, se percibe á lo largo el buque desmantelado; Robinson construye una balsa en la que salva todo lo que puede de provisiones que contiene el buque. Se lanza con la balsa para penetrar en la isla con su cargamento  por la embocadura de un río.

TERCER CUADRO: LA EMBOCADURA DEL RÍO.

                Robinson luchando con la corriente del río que amenaza arrastrarlo, logra vencerla y arribar á la isla con su balsa cargada de cajas, barriles, armas, cordajes, velas, mástiles, utensilios, etc., etc., que ha salvado del buque.

CUARTO CUADRO: LOS DESHECHOS.

                El buque ha sido arrojado sobre la costa. Allá está encallado y rajado. Robinson después de haberse hecho cargo de que la isla donde lo ha arrojado su mala suerte está inhabitada, se dedica á una tarea penosa para sacar del buque todo lo que puede serle útil en su gran satisfacción, descubre en la cola del buque un perro y un gato, únicos seres que han sobrevivido después del naufragio. En su infortunio se alegra de encontrar estos animales que serán sus compañeros de infortunio y de destierro.

QUINTO CUADRO: ESPERANZA DEFRAUDADA.

                Veinte días después de su naufragio, Robinson por medio de una escalera que ha construido con ramas groseramente talladas, sube sobre lo más alto de las crestas de la isla y descubre gustoso un buque navegando á lo largo. Hace señas que desgraciadamente no son notadas por la tripulación y el navío sigue su derrotero con gran descontento de Robinson.

SEXTO CUADRO: LA HOGUERA.

                Robinson esperando aún ser notado por la tripulación del buque, enciende sobre la cima de la isla en que se encuentra una gran hoguera de leña, pero tiene la desgracia de verlo alejarse cada vez más y más hasta el grado de desaparecer en el horizonte.

SÉPTIMO CUADRO: CONSTRUCCIÓN DE LA CHOZA DE ROBINSON.

                Viendo que en lo sucesivo no podrá contar sino consigo mismo, Robinson después de haber cortado árboles con los utensilios de carpintería que ha salvado del buque, construye su morada formad de empalizada semicircular apoyado en las rocas y cubierta de un techo de ramas y vigas. No ha hecho puerta de entrad por miedo de ser molestado por las fieras, se ha reservado penetrar á su habitación por las ventanas que ha hecho al efecto, haciendo uso de su escalera.

OCTAVO CUADRO: LOS ANTROPÓFAGOS.

                Los salvajes acaban de desembarcar en la isla de Robinson y de devorar á uno de los prisioneros que traen. Alrededor de los restos del festín se dedican á embriagarse.

NOVENO CUADRO: LAS ROCAS MONUMENTALES. LA DANZA DE GUERRA.

                Al pie de gigantescas rocas los salvajes encienden una gran hoguera alrededor de la cual se dedican á la danza de la guerra con que acompañan sus victorias. El jefe les arenga y enseñándoles á otro prisionero, atado, les ordena que le maten. En el momento en que uno de los salvajes se apresta á romperle la crisma de un hachazo, Robinson, surgiendo de entre las rocas, bruscamente le abate de un balazo.

DÉCIMO CUADRO: SALVACIÓN DE VIERNES.

                Los salvajes azorados al ruido de la detonación y á la extraña figura de Robinson, huyen despavoridos. Robinson salva al preso, al que dará en lo sucesivo el nombre de Viernes en conmemoración del día en que se salvo. Aconseja á este último á que le siga, prometiéndole que le dará buen trato. Viernes se dedica á suertes cómicas y sigue á su nuevo amo. Ambos ganan la cima de las rocas.

DÉCIMO PRIMER CUADRO: LA FUGA DE ROBINSON. DESMORONAMIENTO DE ROCAS.

                Entre tanto que suben á la cima Robinson y Viernes, los salvajes vuelven á acometerlos, pero Robinson y Viernes se defienden con valor y á culatazos de escopeta y con hachas, se libran de sus agresores que caen con la cabeza fracturada desde lo alto de las rocas. Los veinte salvajes restantes, y supervivientes se lanzan al asalto; pero Robinson y Viernes hacen caer sobre ellos, un enorme peñasco que baja en una nube de polvo y detiene por un momento a los asaltantes.

DÉCIMO SEGUNDO CUADRO: LA PERSECUCIÓN.

                Robinson y Viernes llegan por fin arriba. El primero indica al segundo el camino que tiene que seguir para llegar á su habitación y viendo á los salvajes llegar casi á la altura donde él se encuentra, se pone en emboscada y mata á varios de ellos á medida que hacen su aparición. El arrojo de los salvajes se encuentra detenido por este medio y Robinson aprovecha esta circunstancia para correr hacia su choza.

DÉCIMO TERCER CUADRO: EL ATAQUE A LA CHOZA DE ROBINSON.

                Más ágil que Robinson, Viernes llega el primero a la choza y de un salto se sube sobre el techo. Robinson llega después perseguido por sus adversarios. Se traba un combate terrible. Un salvaje, luego un segundo, son matados a balazos, otro tasajeado a machetazos, un cuarto a hachazos, y por fin, el quinto es echado a tierra por Robinson y es muerto por Viernes, que se ha dejado ir sobre él desde lo alto del techo. Robinson y Viernes suben a la choza y levantan la escalera; los otros salvajes gruñendo y lanzando gritos de muerte, llegan, pero debido al arsenal de fusiles preparados de antemano por Robinson detrás de la empalizada para prevenir cualquier ataque imprevisto, los desgraciados son fusilados uno a uno a quemarropa hasta el último.

DÉCIMO CUARTO CUADRO: ROBINSON Y VIERNES.

                Robinson instruye a Viernes en su choza, rodeado de sus animales favoritos, de su gato, de su perro, de su cotorra, de su obra y de todos sus accesorios bien conocidos. Un incidente cómico se verifica. Viernes, queriendo acomodar algunos costales de harina que ha molido en un mortero primitivo con el trigo recogido por él, procesado al arreglo de ellos con tanta torpeza que se le caen encima, blanqueándolo por completo y quedando como el Pierrot de la fuerza italiana.

DÉCIMO QUINTO CUADRO: CONSTRUCCIÓN DE UNA LANCHA.

                Robinson ayudado por Viernes construye una lancha valiéndose de un gigantesco arbusto que han cortado, pues tiene la esperanza de hacer uso de ella, para salir de la isla y dar con un continente habitado.

DÉCIMO SEXTO CUADRO: TEMBLOR, TEMPESTAD, CICLÓN, DESTRUCCIÓN DE LA CHOZA DE ROBINSON.

                Robinson y Viernes de vuelta de paseo están a punto de llegar a su choza cuando repentinamente estalla el huracán, las palmas se tuercen, el techo de la habitación es levantado y arrancado por el huracán. Robinson se agarra de su parasol que el furioso temporal amenaza arrancarle de las manos. El ciclón se vuelve más violento y el parasol hecho trizas se le va de las manos bajo el impulso del huracán y es levantado por los aires. El suelo se agita, la choza se estremece de una manera peligrosa bajo la presión del viento que en su vertiginosa carrera arranca todo lo que a su paso encuentra; desgraciadamente las rocas en las que esta apoyada la choza se derrumban con gran estrépito destruyendo y sepultando bajo sus grandes moles la choza de nuestro infortunado aventurero. Incontinente la furiosa tempestad se desencadena y los relámpagos rompen la atmósfera iluminando a su paso las rocas y el grandioso paisaje.

DÉCIMO SÉPTIMO CUADRO: EN EL BOSQUE. LA CAZA.

                Robinson y Viernes en la selva se dedican a la caza, Robinson hiere un águila. Viernes se precipita para apoderarse de la presa, pero el ave que solo está ligeramente herida, emprende su rápido vuelo llevándose consigo al desgraciado negro que es arrojado a tierra desde una colosal altura. El golpe ha sido de consecuencias y nuestro hombre en la expresión de su dolor y de su lastimero estado, hace contorciones propias de él, pero que resultan de un efecto excesivamente cómico.

DÉCIMO OCTAVO CUADRO: PASEO A LA VELA ALREDEDOR DE LA ISLA.

                Para probar la velocidad y condiciones de la lancha, Robinson y Viernes dan una vuelta alrededor de la isla por el mar. (Este cuadro es de gran visualidad para el espectador, pues domina el hermoso paisaje del mar.)

DÉCIMO NOVENO CUADRO: LA TRIPULACIÓN INGLESA SUBLEVADA.

                Veinticinco años después de su llegada a la desierta isla, Robinson ve con gran regocijo que un buque inglés se vista a sus playas y cuya tripulación se sublevó a bordo por un complot fraguado contra el capitán y los oficiales. Los insubordinados han hecho prisioneros a sus jefes y tratando de abandonarlos en la desierta isla, saltan a tierra, conduciendo entre manifestaciones injuriosas a los prisioneros, que para mayor seguridad están maniatados.

VIGÉSIMO CUADRO: ROBINSON Y VIERNES SALVAN AL CAPITÁN.

                Robinson y Viernes hacen su aparición en la escena; enterado Robinson de los acontecimientos que se desarrollan en su presencia, ayudado por su fiel Viernes, sale a la defensa de los prisioneros desatándoles sus ligaduras y ayudados por el capitán y los oficiales atacan a los rebeldes consiguiendo reducirlos a la impotencia. El capitán altamente agradecido por la noble acción de Robinson, le anuncia que en recompensa será conducido él y su compañero, a su tierra natal. Robinson emocionado al ver realizarse sus esperanzas, acepta tal ofrecimiento. Robinson, Viernes, el capitán y los oficiales se dirigen a bordo dejando abandonados en aquella desierta isla a los amotinados.

VIGÉSIMO PRIMER CUADRO: LOS MUELLES DE SOUTHAMPTON.

                El navío en el cual están Robinson y Viernes, entra en el puerto de Southampton, aclamados por la multitud apiñada en los muelles en medio de las salvas de artillería que en su honor desparan los cañones de los fuertes.

VIGÉSIMO SEGUNDO CUADRO: ROBINSON ES LLEVADO EN TRIUNFO.

                La nueva de la llegada de Robinson y de su extraordinaria historia ha causado en Londres un entusiasmo general. Robinson atraviesa la Capital pasando frente al templo de San Pablo, precedido de un magnífico cortejo compuesto de música militar, soldados, loores, marqueses y masas populares. Es llevado en hombros de soldados escoceses en traje nacional; le sigue su fiel Viernes que se ha vuelto un cumplido caballero y que viste a la moda. A su paso estallan manifestaciones rumbosas de entusiasmo y alegría.

VIGÉSIMO TERCER CUADRO: ¡HOGAR, DULCE HOGAR!

                Robinson por fin ha llegado a su hogar. Merced a los regalos de cuantía con lo que fue agasajado por la nobleza a su regreso, está ahora en la opulencia; encuentra a su esposa ya anciana, así como también él envejeció durante su larga ausencia acompañada de fatigas y privaciones.

VIGÉSIMO CUARTO CUADRO: AUMENTO DE FAMILIA.

                Sus hijos son un honrado mocetón y una hermosa joven; se han casado y presentan el fruto de su enlace al abuelo. Durante los inevitables alborozos de la familia, al fondo del cuadro se ilumina gradualmente y deja ver al honrado Viernes que bendice a su familia adoptiva.

VIGÉSIMO QUINTO CUADRO: APOTEÓSIS.

El cuadro que acabamos de presentar, se disipa en humo y deja ver a Robinson y a Viernes sobre una peña triunfando de los salvajes que yacen en tierra. En el fondo la aurora boreal. A la derecha e izquierda luces de bengala.