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Imágenes del mexicano en el cine norteamericano de los años 20

Imágenes del mexicano en el cine norteamericano de los años 20*

Dr. Rutilio García Pereyra y Mtro. Juan Manuel Madrid Solórzano

Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

La lucha por el poder político después de la revolución mexicana se extendería por más de diez años y daría como resultado que las condiciones económicas y sociales del país en la década de los veinte, no fueran nada halagüeñas. El reto de la reconstrucción nacional se imponía a los caudillos sonorenses (Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, por citar a los principales) una vez que Carranza fue asesinado (21 de mayo en Tlaxcalantongo, Puebla), la tarea para reconstruir al Estado no era nada fácil, pues “había que garantizar la legitimidad y la estabilidad del gobierno mediante el apoyo de las clases populares” (Loyo, 1999).1En este sentido, el cine como una forma de la cultura popular, se presentaba como el instrumento propagandístico del cual podría hacer uso el Estado para legitimarse. El acceso a una diversión pública barata durante una época en que los recursos económicos eran escasos, permitía al Estado proporcionar diversión y esparcimiento a la mayoría de la población, y más importante aún, la posibilidad de manipular la política cultural de un país que todavía no ponía en práctica los lineamientos culturales que más tarde propondría José Vasconcelos.

La fina línea fronteriza que separa a México y Estados Unidos era el espacio y escenario social donde el gobierno mexicano decidía que películas que procedían de Estados Unidos deberían exhibirse en las ciudades fronterizas y en el interior del país. El contenido de las películas era sometido a una estricta revisión con el propósito de verificar que no se degradara a los mexicanos a través de la representación de roles sociales con imágenes de criminales o delincuentes. La censura que el gobierno de Álvaro Obregón impuso al cine que provenía de los Estados Unidos se extendió a lo largo y ancho del país durante la década de los veinte pues ya se tenía definida la estrategia para el control del cine, cuyo propósito era “para subordinar la nueva industria a sus necesidades y exigencias…para contrarrestar la imagen externa que había del país, se estableció la censura como medio para proteger la integridad nacional” (Paz, 1994). Durante la década de los veinte el cine que se proyectaba en Ciudad Juárez reflejaba un comportamiento inestable pues con la facilidad que se prohibía una película por la mañana por la tarde se permitía su exhibición.

Desde el punto de vista de la censura impuesta por el Estado mexicano no incluía las condiciones de las salas de proyección, esa era competencia del Ayuntamiento y en ese terreno, la federación no quería entrar en conflicto con los municipios. El contenido de las películas era sometido a revisiones escrupulosas pues se procuraba que no atentara contra los valores nacionales y denigrara al mexicano hacia el exterior. La vigilancia y difusión de los valores nacionales y la moral pública (valorada desde la visión de la moral cristiana) significaban los dos escenarios que mayor atención requerían para que no se trasgrediera la cultura nacional en todos sus ámbitos a través del cine extranjero. El nacionalismo que imponía el gobierno del general Álvaro Obregón, se reflejó cuando el presidente en 1922 consideró importante emitir dos decretos que estaban encaminados a revisar el contenido del cine que se producía en Estados Unidos, una de los decretos correspondía a la preservación y difusión de los valores nacionales y para ello era necesario que “México prohibiría las películas de las empresas que lo denigraban; y en marzo decidió intensificar la producción de películas a través de diversas secretarías para contrarrestar la imagen negativa” (Los Reyes, 1993). Bajo esta lógica impuesta desde la presidencia de la republica, varias películas de origen extranjero fueron objeto de minuciosas revisiones de los contenidos por parte de especialistas asignados por el gobierno federal mientras que la prohibición de proyectarse en municipios y estados era competencia de alcaldes y gobernadores. Sin embargo, para el público de Ciudad Juárez que compartía una vida cotidiana con la población de El Paso, Texas., el concepto de nacionalismo era relativo por la razón de la porosidad de la línea fronteriza que permitía las interrelaciones humas entre distintas razas, culturas y lenguas. No obstante, exiliados ricos mexicanos promovían intensamente la cultura hispano-mexicana a través de la literatura, la lengua y la religión, mediante un proyecto notable de ingeniería cultural que a los pocos años lograrían el reconocimiento del español como segunda lengua en El Paso, Tx., pese a la discriminación y racismo que los anglos imponían a los mexicanos sin importar estatus social o económico. La política de censura hacia el cine se ponía en práctica y el primero de los ‘vetos’ a las productoras cinematográficas de Estados Unidos fue comunicado a través de un escrito que emitió la Secretaria de Gobernación y que dirigió al gobernador del Estado con copia al presidente municipal de Ciudad Juárez. El contenido del escrito, precisaba las siguientes disposiciones:

[…] tengo la honra de informar a Ud. que las películas Paramount, cuya entrada está prohibida a territorio nacional, son producidas por la Famous Players Lasky Corp la que al mismo tiempo produce las cintas denominadas Art Craft Picture…prohibiendo a la vez sean exhibidas en los cines de esa municipalidad, todas las existentes en la Republica…2

El ‘veto’ impuesto desde la presidencia de la republica se extendió también a películas producidas por compañías cinematográficas de Alemania. El argumento del gobierno era que no sólo se cuidaba que el contenido de las películas no denigrara a México, sino también a los demás países, así lo expresó la Secretaría de Gobernación al comunicar al presidente municipal de Ciudad Juárez que se prohibía de manera absoluta “en territorio Nacional de la película “Lo que olvido el Káiser en sus memorias”, cuyo fondo es esencialmente político y denigrante para la Nación Alemana” y se abundaba en el escrito de manera contundente que “Al mismo tiempo dicho Primer Magistrado dispone se dicten disposiciones relativas a impedir que se pasen por la pantalla cintas cinematográficas ofensivas para cualquier de las Naciones amigas de nuestro país”.3

La censura de películas procedentes del extranjero pasaba por el cedazo de la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Secretaría de Gobernación, cuyos funcionarios e incluso los propios secretarios revisaban cada una de las escenas para verificar que realmente no ‘denigraban’ a México. Cuando menos, el proceso de censura de mayor relevancia se llevó a cabo durante 1922. La censura involucró a varias secretarías de estado pues por una parte las Secretarías de Gobernación y Relaciones Exteriores evaluaban el contenido de las películas para decidir cuales se prohibían y cuales no, mientras tanto la Secretaría de Hacienda a través de las aduanas fronterizas del norte del país, enviaba comunicados para advertirles a los presidentes municipales de las películas que estaban prohibidas para su importación. De esta manera, el presidente municipal de Ciudad Juárez recibió un oficio que le envió el administrador de la aduana local, donde le hizo saber que estaban prohibidas para su importación a territorio nacional las siguientes películas de origen norteamericano: The Kick Back y The Heart of Texas.4 Aunque el documento no reveló el por qué de la censura, era común observar que los mexicanos representaban a bandidos sucios y criminales o cambiaban los nombres de personas y ciudades por otros que los ridiculizaban, como por ejemplo, la película National Hero que consistía en “una parodia sobre Villa: Torreón era llamado Torreras, Canutillo, Cagardillo; Pancho Villa, Pancho Nogales; se burlaba además del gobierno”.5 Con este tipo de escenas se pretendía señalar que la Revolución Mexicana fue un movimiento de gavilleros y gente sin oficio, opinión que compartían algunos funcionarios del gobierno estadounidense, por lo que, el gobierno mexicano no permitiría que tales imágenes, todas ellas desvirtuaran la realidad del primero de los movimientos armados del siglo XX y fueran registradas de manera negativa en el imaginario de los estadounidenses, mucho menos en el de los mexicanos.

Los estereotipos de mexicanos asociados a representaciones sociales negativas influían en el ánimo de los anglos para alimentar su racismo y odio. El cine se convertía en instrumento de propaganda que los anglos emplearon y aprovecharon gracias a la popularidad que el espectáculo cada vez más adquiría. Desde esta perspectiva el cine se convertía en otra nueva forma de agresión hacía los mexicanos cuyo propósito alimentaba el odio durante una época en que grupos de anglos racistas como el Ku Klux Klan eran violentos y peligrosos. Las imágenes sobre mexicanos relacionadas con bandidos que el cine norteamericano proyectaba, avivaban los procesos de exclusión, discriminación y racismo que los mexicanos vivían al otro lado de la frontera, que consistían en “relaciones de trabajo precarias, discriminatorias y sujetas al oportunismo económico, así como una definición condenatoria de raza y nacionalidad, que las identificaba con ignorancia, pobreza, suciedad y enfermedad”6 (González-Herrera, 2006). La presión que el gobierno mexicano ejerció a través de la censura motivó un cambio en la actitud de las productoras cinematográficas norteamericanas de tener cuidado de incluir escenas de mexicanos denigrantes y ofensivas.

La masificación del cine y el mercado potencial que México representaba para los empresarios de la industria cinematográfica de Estados Unidos, motivó que el gobierno de México y las productoras cinematográficas norteamericanas alcanzaron un acuerdo el 6 de noviembre de 1922. Dicho acuerdo permitiría levantar la prohibición de películas norteamericanas para exhibirse en salas de cine en territorio nacional. Las productoras norteamericanas representadas por una asociación que las aglutinó, se comprometieron en primer lugar a no filmar películas ofensivas y suprimir escenas de películas ya filmadas de lo que se consideraba ofensivo para México.7 Luego del acuerdo, la respuesta por parte del gobierno de México fue inmediata, así que el 20 de diciembre la Secretaría de Gobernación envió un comunicado al presidente municipal de Ciudad Juárez donde le informaba que “La Universal Picture Corporation ha comprobado ante esta Secretaría que las películas de dicha empresa en que aparecen Harry Carey y William Desmond no son denigrantes para México”.8 La orden que provenía de la capital del país y en otras ocasiones del gobierno del estado de Chihuahua, por tanto, correspondía al Ayuntamiento de Ciudad Juárez hacerla cumplir, tal situación obligó repentinos cambios del contenido de la cartelera de cines de la localidad, ahora en adelante, la Compañía Internacional de Espectáculos se mantenía a la expectativa de qué películas deberían anunciarse y cuales no, todo ello para no contravenir las disposiciones que provenían del gobierno federal.

Sin embargo, el gobierno de México sólo adquirió el compromiso con las compañías cinematográficas integradas en la Asociación Fílmica de Estados Unidos, aquellas que no estuvieron en la Asociación, como fue el caso de United Artists sus películas estaban prohibidas para su importación a territorio nacional. El 23 de agosto de 1923 el alcalde de Ciudad Juárez envió un comunicado al secretario general del gobierno del Estado de Chihuahua, donde le ratificaba que “no deberá permitirse la entrada a esta Municipalidad, ni su exhibición, de los productos de la Western Feature Production, por editar películas denigrantes para nuestro país”.9 Compañía cinematográfica independiente que no había suscrito el acuerdo con el gobierno, por lo tanto, quedaba dentro del esquema de empresas productoras de películas ‘prohibidas’ en el país. Las disposiciones se aplicaban al pie de la letra, las productoras que no lograron establecer un acuerdo con el gobierno de México, sus películas no iban a ser proyectadas en los cines de Ciudad Juárez al mismo tiempo que las salas de proyección se veían completamente abarrotadas.

El acuerdo entre la Asociación y el gobierno de México estuvo a punto de invalidarse a raíz de la producción de la película The Girl of the Golden West que de inmediato fue prohibida su exhibición en los cines mexicanos. Ante la presión que el gobierno imponía a las compañías productoras de cine, estas se vieron en la necesidad de editar imágenes que a consideración del gobierno de México eran denigrantes. Una vez que la película fue editada, el alcalde de Ciudad Juárez recibió el comunicado de la Secretaría de Gobernación, cuyo escrito, escueto pero directo, decía “habiéndose hecho los arreglos necesarios para censurar los ejemplares de la película The Girl of the Golden West, con la aprobación de esta Secretaría, estimaré a usted dar las órdenes conducentes a que desde luego puedan volver a entrar y exhibirse nuevamente en el país, todos los productos de la Associated First Nacional Pictures”.10 Las escenas que fueron suprimidas en la película y que eran consideras denigrantes, consistieron en “cambiar letreros, suprimir doce close-ups de tipos mexicanos porque se apreciaba en detalle su imagen grotesca; veintinueve escenas de asalto a una diligencia y dos escenas en que se presentaban a mexicanos sometidos al insulto y maltrato de sus cofrades yanquis”.11

La censura a las películas norteamericanas continúo y esta vez fue el turno a Mademosille Midnight considerada altamente ofensiva para nuestro país….”.12 De tal manera que, el presidente municipal tenía la obligación de prohibir su exhibición en los cines de Ciudad Juárez de acuerdo a la orden que provenía de la Secretaría General de gobierno del estado de Chihuahua. La razón de porqué se prohibía la película resultó de una controversia entre cónsules mexicanos en Estados Unidos, mientras unos la aprobaron otros la rechazaron por considerarla denigrante para México:

[…] al cónsul Benítez de la embajada de México en Washington, quien no la objetó. Cuando se exhibió comercialmente al cónsul de Tampa le pareció ofensiva; lo comunica a su colega de Nueva Orleáns, quien a su vez informa a la Secretaría de Relaciones Exteriores, ésta envía un telegrama a Téllez para que informe a la Asociación la prohibición de las películas Metro.13

Las escenas de la película que fueron consideradas ofensivas para México consistían en imágenes que presentaban a nuestro país “como compuesto únicamente de infelices peones de la peor ralea, ni siquiera como gente sino como un conjunto de tepalcates, y al ejercito mexicano se le injurió pintándolo como compuesto de mequetrefes”.14 El calificativo de “peones de la peor ralea” estaba asociada a mexicanos sucios y portadores de enfermedades que ponían en riesgo la salud de los anglos, por lo tanto eran sometidos a severos procesos de desinfección.15

En 1925 la película El perturbador fue calificada por la Secretaría de Relaciones Exteriores como “denigrante para los usos y costumbres de México”16 por lo que el oficial mayor de gobierno de Chihuahua pedía al presidente municipal de Ciudad Juárez prohibiera su exhibición en las salas de cine. Al mismo tiempo, en el escrito se apelaba al acuerdo presidencial del 5 de junio de 1922 todavía seguía vigente aún y cuando el presidente de la republica era Plutarco Elías Calles, que según parece, continuaría con la política de censura de películas extranjeras que denigraban a México que había impuesto el general Álvaro Obregón.

Organizaciones moralistas que existían en la época también estaban pendientes del contenido de las películas que procedían de Estados Unidos. Manuel Cirerol, tesorero de la Liga Central de Mérida, una vez que vio la película Why Worry? consideró que era denigrante para México y “como mexicano amante de su patria” inmediatamente hizo la denuncia ante la Secretaría de Gobernación que turnó el caso al ‘censor’ mexicano Manuel Téllez, titular de la Secretaria de Relaciones Exteriores, quien a su consideración también la encontró denigrante por lo que decidió emitir los comunicados pertinentes para su prohibición en el país.17 Dicho comunicado llegó a los estados de la republica, de tal manera que los secretarios de gobierno, hicieron efectiva la medida de censura al comunicarla a los presidentes municipales, quienes inmediatamente ejercían la acción prohibitiva “tengo la honra de manifestarle que ya he librado las órdenes conducentes a la policía a fin de que no se permita en los cines de esta municipalidad la exhibición de la película denominada Why Worry?, denigrante para nuestro país”.18 Why Worry? junto con la película Mademosille Midnight contenían escenas que “satirizaban a la Revolución”19 y eso significaba poner en duda la primera Revolución social del siglo XX, así como la legitimidad del gobierno de Álvaro Obregón sobre el cual pesaba el asesinato de Carranza. El gobierno de Obregón estaba frente a una situación bastante difícil, pues por una parte, no lograba la plena legitimación del pueblo mexicano, por otra, la de Estados Unidos que aún no emitía reconocimiento alguno, de tal manera que, las películas que producía la naciente meca del cine en lugar de contribuir a educar y divertir a los mexicanos avivaba la hoguera del rencor y del odio.

Enrique Liekens, Cónsul General de México en El Paso, comunicó a Agustín Gallo, presidente municipal de Ciudad Juárez, que las gestiones que había realizado con los señores Calderón y Salas Porras, propietarios del cine Edén, habían acordado no exhibir la película El Niño Fidencio, prohibida por la Secretaría de Gobernación, pues su contenido era denigrante para México. El cónsul también hizo del conocimiento al alcalde de que la ‘actitud’ de los empresarios mencionados “digna de encomio”20 por lo que no hubo necesidad de más gestiones al respecto. Películas con alto contenido religioso contravenían el anticlericalismo del presidente Calles además de que las relaciones entre la cúpula católica y el gobierno se tornaron tan difíciles que desembocaron en un movimiento armado que seguía causando pérdida de miles de vidas en un país que pugnaba por la unidad y la reconstrucción nacional. Permitir a la iglesia católica hacer del cine un instrumento de propaganda ponía en riesgo la estabilidad política del país, y eso, jamás se iba a permitir en un Estado que constitucionalmente se declaraba laico en la constitución del 5 de febrero de 1917.

Con el ánimo de vigilar que las salas de cine no transgredieran las deposiciones en cuanto a la censura de películas, se dispuso jurídicamente que aquellos que violaran las disposiciones de censura se cometía delito federal y se asignaba a la Procuraduría General de la Republica que a través de las Agencias de los Ministerios Públicos Federales, comunicaran a los presidentes municipales las películas que estaban prohibidas. Con el propósito de evitar la exhibición de la película La Paloma que la Secretaría de Gobernación había considerado denigrante para México, ahora la Procuraduría General de la Republica le comunicaba al presidente municipal de Ciudad Juárez con una carta cuyo contenido decía: “En vista de que la película cinematográfica titulada La Paloma tiene partes que denigran a nuestro País y debiendo evitar su exhibición, suplico a usted atentamente se sirva librar sus órdenes, a fin de cumplir con esta determinación”.21

La actitud de endurecer las medidas de control de exhibición de películas en México, reveló que pese a las prohibiciones de películas nacionales y extranjeras por el gobierno federal eran continuamente ignoradas por los empresarios de espectáculos, ello obligó a elevar a delito federal la proyección clandestina de películas que estaban prohibidas en México. La intervención de agentes federales y de las Agencias de Ministerios Públicos ponen de manifiesto que el Estado endurecía su postura y quería hacer valer la censura de aquellas proyecciones cinematográficas que denigraran a los mexicanos. El hecho de intervención de la Procuraduría General de Justicia en asuntos comunes que la autoridad municipal podía resolver ponía en evidencia que la censura no era cien por ciento exitosa y el peligro que el gobierno veía en el cine ante su popularidad y masificación un instrumento de propaganda que usado contra del Estado podría significar desorden y alentar el levantamiento armado como sucedió con la Revolución Cristera de 1927 aunque no fue el cine el que produjo la revuelta cristera, sí lo fueron los curas que hicieron del discurso un instrumento de propaganda que alentó a miles de católicos en México.

De la producción nacional de cine durante la década de los veinte poco se sabe, Monsiváis señala que mucho del material está perdido o ha desaparecido. Los veinte, es la época del cine mudo, la consolidación del cine norteamericano en México, muy por encima del cine alemán y francés.

Consideraciones finales

Racismo, discriminación y superioridad de raza son el conjunto de actitudes que grupos de angloamericanos han mostrado contra los mexicanos. El establecimiento de la frontera política en 1848 luego de que Estados Unidos se anexara más de la mitad del territorio mexicano, las relaciones entre ambos países han sido construidas en una visión de predominio del más fuerte sobre el más débil. La consolidación de la economía norteamericana en el suroeste norteamericano de finales del siglo XIX ha sido posible por la aportación de mano de obra barata que históricamente han aportado los mexicanos. Sin embargo y pese a un conjunto de relaciones humanas que resultan por relaciones de parentesco, lenguaje y de cultura que han compartido las poblaciones de las ciudades fronterizas de ambos países, los mexicanos han sido objeto de maltratos físicos, vejaciones y acciones humillantes. Las agresiones contra los mexicanos sostenidas en creencias de superioridad de raza han ido más allá del maltrato físico y verbal, pues se ha detectado que grupos de anglos han diseñado campañas en los medios de comunicación de masas con el propósito de restar la presencia de la cultura hispano-mexicana principalmente en ciudades fronterizas estadounidenses con México. Sin embargo, las campañas de desprestigio en los medios se han extendido a ciudades donde la presencia de mexicanos es una realidad, por ejemplo, Los Ángeles y Chicago. Desde la perspectiva histórica los anglos no han dudado en emplear los medios de comunicación de masas, así lo hicieron con el cine y la prensa escrita durante la década de los veinte. En el cine, asunto que nos ocupa, la creación de estereotipos e imágenes de mexicanos aún perdura en las producciones cinematográficas estadounidenses. La transmisión del pasado al presente de imágenes negativas del mexicano en el cine, consideramos que se ha establecido en una tradición cuyo propósito es repetir y matizar las creencias que sobre los mexicanos se han creado después del establecimiento de la frontera política entre ambos países. La repetición de imágenes negativas en el cine causa un efecto entre los receptores pues asumen como un hecho la realidad que se les presenta. Por ejemplo, estereotipos y las imágenes del mexicano que se construyeron en lo que se ha llamado “Cine de oro mexicano” con películas que dirigió el Indio Fernández donde se representa al mexicano como el charro noble y cantor montado sobre un caballo con la indumentaria peculiar de la época, esa imagen quedó en el imaginario social europeo, pues turistas que durante la década de los cincuenta llegaron a este país tenían la idea de que México estaba habitado por charros e indios. En este sentido, las imágenes y estereotipos que del mexicano se han creado en el cine norteamericano representados como flojos, sucios, criminales, etcétera, se han repetido en el transcurso del tiempo de tal suerte que han llegado para constituir una tradición negativa sostenida por la mala imagen que los anglos han querido transmitir de los mexicanos a través del cine.

Notas

1 Engracia Loyo, Gobiernos revolucionarios y educación popular en México, 1911-1928, El Colegio de México, 1999 ., p. 121

2 AHCJ. 5 de septiembre de 1922

3 AHCJ. 22 de septiembre de 1922

4 AHCJ. 12 de diciembre de 1922

5 A.H.S.R.E, expediente 19-10-8 (II) 10. Op. Cit, Aurelio de los Reyes, p. 191

6 Carlos González Herrera, La frontera que vino del norte. Prácticas de identidad, formación nacional, discriminación y resistencia en la formación de la frontera Estados Unidos-México: La región de El Paso, 1900-1930. Tesis doctoral. UNAM, 2006, p. 237

7 Aurelio de los Reyes. Op.cit, p.187

8 AHCJ. 20 de diciembre de 1922

9 AHCJ. 23 de agosto de 1923

10 AHCJ. 7 de septiembre de 1923

11 Aurelio de los Reyes. Op. Cit, p. 192

12 AHCJ. 2 agosto de 1924

13 Ibíd., p. 196

14 Citado en Aurelio de los Reyes, Cine y Sociedad en México 1896- 1930:194. A.H.S.R.E, expediente 19-10-8(III) I, informe de F. Roel, cónsul en Nueva York.

15 Para entender en que consistían procesos de desinfección de mexicanos en la frontera, Véase González Herrera, La frontera que vino del norte,:91-96.

16 AHCJ. 20 de enero de 1925

17 Ibíd., p.194

18 AHCJ. 18 de enero de 1924

19 Aurelio de los Reyes. Op.cit, p.194

20 AHCJ. 15 de marzo de 1928

21 AHCJ. 30 de mayo de 1932

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Documentos y periódicos

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EL DIA

Cuarto Poder

*Publicado en Actas de Diseño. Facultad de Diseño y Comunicación. Universidad de Palermo. Encuentro Latinoamericano de diseño.