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Entrevistas con Mimí Derba (1918)

Las dos entrevistas que dio Mimí Derba a Cine-Mundial se publicaron en enero y junio de 1918. Diametralmente opuestas, en la primera de ellas, la actriz en compañía de Enrique Rosas (en la publicación se le llama Rojas), habla de su aventura cinematográfica y su talante es sumamente optimista; en la segunda, todo lo opuesto y critica acremente “la inconstancia” que “caracteriza a este país.” La Azteca Film acababa de filmar el año anterior En defensa propia, Alma de sacrificio, La Soñadora, La tigresa y En la sombra. Las opiniones de Derba sobre el futuro de las actrices cinematográficas no son muy halagadoras. En la primera entrevista, el mensuario le dedica página entera junto con fotografías de Rosas y Derba y la titula La escena muda en México y destaca la Opinión de Mimí Derba; en la segunda, se diluye la información en la columna La cinematografía en Méjico, pues también se crítica acremente la película Tabaré y se comenta el anti-americanismo contra las cintas norteamericanas.

El reportero cuyo pseudónimo es Licdo Fumilla, hace la primera entrevista en Nueva York y la visión que tienen Derba y Rosas es muy positiva sobre el futuro de la cinematografía mexicana; la segunda es del corresponsal de Cine-Mundial Epifanio Soto donde la actriz duda que el cine tenga un futuro promisorio y remata: “Dígase lo que se diga, la producción mejicana no llegará, durante varios años, a ser aceptable.»

La primera nota de Cine-Mundial se publicó en enero de 1918 (Vol. III, No. 1, p. 17):

La Escena Muda en México

Opinión de Mimí Derba

Por el Licdo FUMILLA

¡Brrr! Al entrar en el Hotel McAlpin me sacudo este pordiosero agresivo, este frío de Nueva York, más fiel y más punzante que un amor muerto. No sé si da vergüenza sentirlo o decir que se siente; pero hay, a la una de la tarde, cinco grados centígrados bajo cero, y entre los copos de la nieve la gente corre como alma que lleva el diablo. En el «hall,» la baraúnda de rigor en estos modernos falansterios y pasa un rato largo antes de que yo me oriente y acierte con el departamento que ocupa la gentil artista mexicana Mimí Derba. Mimí Derba trae entre manos una empresa ardua que tiene mucho de apostolado y algo de industria, y como esas iniciativas son rarísimas entre las mujeres hispanoamericanas, allá va el repórter a la busca y captura de la información. Además, esa empresa se relaciona con la cinematografía, y CINE-MUNDIAL debe saber a qué atenerse y decírselo a sus lectores. El ascensor trepa hasta las alturas en que se pierde todo rumor del maremagnun neoyorquino que es insufrible en la bifurcación de Broadway, 6a. Avenida y calle 34; y tras unos ziszás por los pasillos, sobre la alfombra roja en que las pisadas suenan como las cautelosas de los ladrones, llego al gabinete en que Mimí Derba recibe al enviado de CINE-MUNDIAL.

La acompañan su socio Sr. Rojas, (sic) presidente de la Empresa, y otro compatriota. Durante las presentaciones yo recuerdo que he aplaudido a Mimí Derba en el Teatro Martí y en el Teatro Nacional, de la Habana, donde su labor escénica gusto muchísimo. Mimí Derba es joven, bella y culta, una belleza de rasgos finos y delicados, y su figura es gentil y de trazos totalmente armónicos. Lleva el pelo cortado a media melena, según el canon de la bohemia artística que da a las mujeres un aire encantador de colegialas. Lo más impresionante de su belleza son las pupilas de donde fluye una luz mansa y serena, esa luz de las almas en equilibrio y de los corazones sin pasión. La voz es suave, de una ternura que en las horas de intimidad debe ser irresistible, y con la gama corta e insinuante que delata su raigambre de mexicana castiza. Siendo mujer y joven y bella y habituada a la parlería de entre bastidores, no es locuaz. Dice las cosas precisas, y las dice con una precisión deliciosa, como los criterios seguros de sí mismos que no ceden a los apremios de lo impensado. Mimí Derba lo ha pensado todo, por lo menos todo lo que yo la he de preguntar, y lo expresa lisa y llanamente, sin reserva mental.

Cine-Mundial de enero de 1918 (Vol. III, No. 1, p. 17)
Cine-Mundial de enero de 1918 (Vol. III, No. 1, p. 17)

Me sorprende su cambio de rumbo, el haber dejado el teatro, donde la esperaba un brillante porvenir, por el cinematógrafo que debe tener para ella los peligros de lo desconocido, y le pregunto discretamente el porqué. Mimí Derba sonríe y dice:

—Es un cambio de postura. A mí me gusta mucho cambiar. Odio la monotonía en la vida, que es como la confirmación de la rutina. Por romper esa rutina he abandonado el teatro. El género a que yo me dediqué, la zarzuela, no colmaba mis anhelos. Yo hubiera preferido la Ópera; pero la Ópera requiere una preparación enorme, si se ha de triunfar, de mucho tiempo, mucho estudio, mucho sacrificio. Cambié, pues, de rumbo, y me entré de lleno por los campos dela cinematografía.

—¿Porque sí?

—No; después de reflexionarlo y de haber estudiado un plan, es decir un programa completo y de haber contribuido a la organización de esta Empresa que preside mi socio Sr. Rojas. (sic) Mis aspiraciones van más allá de mi porvenir, y están enlazadas a un ideal sinceramente patriótico. En México, la producción cinematográfica es campo inexplorado, completamente virgen. ¿Por qué no roturarlo y explotarlo si hay para ello elementos, voluntad, inteligencia y cultura? La revolución mexicana, que todo lo ha subvertido, nos obliga a cimentar sobre las ruinas de lo viejo una civilización amplia y rápida, y la paz, que va arraigando en todos los ánimos, da base para toda clase de iniciativas. La nuestra se concreta a que México sea país productor de películas como Norteamérica, como Italia, como Francia. Para desechar el tributo que hasta ahora hemos pagado, predicamos con el ejemplo. Hemos impresionado varias películas, utilizando los recursos estrictamente nacionales, y estamos satisfechos de nuestra labor. El actual gobierno la apoya y protege, como protege todas las iniciativas tendentes a crear riqueza mexicana, y a divulgar lo que es el México de nuestros días. He ahí el motivo de nuestro viaje.

—¿De modo que Uds. han venido a Nueva York…

—A propagar la verdad de México, y a buscar algunos materiales para ampliar nuestra industria, como vienen a buscarlos los industriales de otros países; a propagar la verdad de un México culto, social y progresivo; a borrar el prejuicio, aquí tan arraigado, del México incivil, siempre rebelde, cada vez más atrasado; el México, en fin, del «pelao»… Para lograrlo y convencer a los yanquis de que somos otros, de que en México hay algo más que hordas salvajes, hemos traído nuestras películas, y cuando este público las vea, cambiará seguramente de opinión. Logrado eso, o puesta en el surco la simiente que dará su fruto, regresaremos a México a trabajar, a ensanchar nuestra esfera de acción.

—¿Ud. cree que México llegará a ser buen productor de películas?

—Ya lo es, (el Sr. Rojas (sic) lo afirma, también, enérgicamente) y tenemos fe grande en que llegará a serlo en gran escala. Dentro de un par de años, acaso antes, las películas nacionales dominarán casi en absoluto en nuestro mercado. Dejando cierto margen, claro está, para la producción extranjera. Lo bueno llega a todas partes, y mi patria no cerrará sus puertas al Arte, venga de donde viniere.

—Dígame su opinión acerca de las cintas y de los artistas norteamericanos.

—La producción norteamericana me parece admirable, sobre todo por la técnica y por la facilidad con que esa técnica llega al espectador. Hay algunas producciones magníficas; pero, en general, no me agradan los argumentos. Hay un afán grande de producir sin una rigurosa selección de los temas. Me parece que el Arte está apabullado por la codicia industrial.

—¿Y de los artistas? ¿Y de los directores?

—De los directores, ni palabra. No conozco a ninguno. Los artistas me gustan por su naturalidad. De las «estrellas» americanas me encanta Mary Pickford, y de las extranjeras la Bertini. Mi labor en el teatro, primero, y mi dedicación a esta empresa, ahora, me impidieron conocer más ampliamente la cinematografía de Norte América.

Digo mi gratitud en nombre de CINE-MUNDIAL, y tras una despedida muy afectuosa la interviú termina sin otro detalle digno de mención. Deseemos un triunfo grande a quienes inician esta obra de arte y patria: Derba y Rojas. (sic)

La segunda nota se publicó en Cine-Mundial de junio de 1918 (Vol. III, No. 6, p. 339):

La Cinematografía en Méjico

Últimos Sucesos.

Mimí Derba (centro) en Alma en sacrificio
Mimí Derba (centro) en Alma en sacrificio

La retirada de Mimí Derba.— Considérome libre de ese apasionamiento que ha poseído a la mayor parte de los que escriben sobre el escabroso tema de «El Cine Mejicano.» Por eso, sin temor a equivocarme, asiento lo que sigue:

Dígase lo que se diga, la producción mejicana no llegará, durante varios años, a ser aceptable.

Entre las muchas razones que puedo esgrimir en pro de mi aserto, mencionaré «la inconstancia,» cualidad que caracteriza a este país.

En efecto, desde que el arte mudo despuntó aquí, muchos actores y actrices que empezaron sus trabajos con buen éxito, se han retirado, o cuando menos permanecen inactivos: Emma Padilla, denominada «Menichelli Mejicana,» que tan sólo imprimió «La Luz»; María Luisa Ross, a quien un fracaso desanimó y, últimamente, Mimí Derba, la hermosa intérprete de «En Defensa Propia» que, cuando un porvenir brillante parecía abrirse ante ella, se retira «de golpe y porrazo,» confirmando la declaración que hizo al enviado de CINEMUNDIAL:

—Es un cambio de postura. A mí me gusta mucho cambiar…

Esta última fué, sin duda, la pérdida más sensible de todas, ya que Mimí era, indiscutiblemente, la mejor de las actrices cinematográficas mejicanas.

¿Qué nos queda ahora? Aceptables, únicamente, Sara Uthoff y Carmen Bonifant que (y ya no asombraría a nadie) se retirarán cuando menos se piense.

Juzgando por los hechos, mi predicción se cumplirá…

Epifanio Soto (hijo).

El automóvil gris (1919) en Cine-Mundial, Excélsior y El Universal

De El automóvil gris se han escrito infinidad de ensayos, libros, artículos y ediciones especiales. Claudio Valdéz Kuri hizo una adaptación al teatro Benshi con su Teatro de Ciertos Habitantes ; ha sido musicalizada en dos ocasiones por la banda de jazz-rock  Troker. Sin embargo pocos tenemos la posibilidad de leer las reseñas y crónicas escritas y publicadas en el momento de su estreno. A continuación reproduzco cuatro artículos sobre el filme; tres fueron publicados sucesivamente los días 11, 12 y 13 de diciembre de 1919 mientras la películas estaba en cartelera. Dos de ellos en El Universal y el otro en Excélsior. El cuarto, una breve reseña de Cine-Mundial, revista editada en español, pero publicada en New York. La visión contemporánea al estreno del serial tiene mucha validez estética e histórica, pues recordemos que la versión que hoy podemos ver es una mutilación para convertir el serial de 12 episodios en un largometraje, cortando de tajo el lenguaje cinematográfico de la versión original. Posteriormente se le adaptó una banda sonora y se cortaron los intertítulos. Si lo vemos con ojos modernos, mutilaron sin reparación posible, la obra original.

Epifanio Soto, hijo, corresponsal para México de Cine-Mundial publicó en el número de febrero de 1920 una breve reseña, no muy positiva sobre la obra:

Es la última película mejicana, dividida en tres jornadas, que editó la empresa Enrique Rosas y Cía., basándose en el escandaloso proceso de unos bandidos que disfrazados de militares, habían, por 1915, hecho limpieza demasiado general en las colonias Roma y Juárez, faltas entonces de vigilancia.

Aunque no se hizo a un lado lo novelesco, porque todavía esta en el misterio mucho que era necesario explicar, puede decirse que la serie es histórica: aumentando su valer el que la interprete Juan Manuel Cabrera, aprehensor auténtico de la banda revivida y que ha sido muy discreto ante el objetivo.

El papel más importante lo tuvo a su cargo, desempeñándolo con acierto, Juan Canals de Homs. Anotamos también: a María Mercedes Ferríz, que hace muy bien las escenas tranquilas, sin bastante vehemencia en las dramáticas; Dora Vila; Ángel Esquivel, en su «Oviedo» y Enrique Catalauva (sic).

Cosa rara: no se han rebuscado las calles para que Méjico parezca prodigiosamente bello, manía de los productores de acá; casi todo se tomó en callejuelas desiertas y feas, que dan realismo a las persecuciones en otros lugares increíbles, y a los combates formidables, propios de la época de anarquía que fueron. En las escenas típicas, la dirección también estuvo atinadísima, y es lástima que tan bello trabajo se enlodara en los últimos rollos de la tercer jornada; atroz desbarajuste en que algunos personajes mueren dos veces, otros que estaban libres aparecen escapando de la cárcel y se ven escenas inexplicables, que hacen pensar en unas tijeras, manejadas quizá por el juez que hizo pasar ente él esta cinta, en vista de que los reos Quintero y Lara, pertenecientes al verdadero «Automóvil gris» no consentían que se les desacreditara en el lienzo.

La fotografía buena; los rótulos, muy ampulosos…

Como negocio, descomunal. Se estrenó en 18 cines llegando a proyectarse en 23 en una misma tarde.

Excélsior publica el 11 de diciembre de 1919 una sinopsis de la obra firmada por Enrique Rosas y Cía. La transcribo de Luz y sombra. Los inicios del cine en la prensa de la ciudad de México, obra de Felipe Garrido:

Primera jornada: Esta película no es una ficción calcada sobre hechos reales; es transcripción exacta de la verdad, entresacada de los incongruentes detalles de un misterio. Argumentada sobre los crímenes de la Banda del Automóvil Gris tiene detalles dramáticos y emotivos, escenas terribles y pinceladas poéticas que son rayos y piadosos relámpagos de virtud que de vez en vez rasgan la sombra del antro pavoroso donde la maldad, la impiedad y el crimen se refugian.

Segunda jornada: La vida de los malvados es intranquila, miserable, llena de sobresaltos y peligrosos.

Como el ojo implacable de la policía está siempre fijo en ellos, cada diamante que roban es brasa ardiente que les quema las manos; su injustificada prosperidad los delata, el detalla más nimio los vende y la palabra más simple los lleva al patíbulo.

Por eso los ladrones del automóvil gris recorrían sobresaltados las más extraviadas callejas, vivían en escondidos tugurios y dormían sobre colchones que por guardar en su vientre joyas y dinero robado eran a modo de quemante túnica de Neso en que no encontraban tranquilidad ni reposo.

Tercera jornada: ¡Oh! El crimen es el peor de los negocios; es la expresión máxima de la culpa; es el colapso de todas las fuerzas humanas. El culpable que huye sin castigo en busca de un refugio, va perseguido por su propia conciencia. Viendo por todas partes la amenaza del presidio o del patíbulo; por eso, cuando de pronto se encuentra con el ejemplo de los que tranquilos laboran en la santa honradez del trabajo, y se da cuenta de que el crimen es una negación, una ruina y la antesala del patíbulo, su alma se llena de arrepentimiento.

Quien delinque es siempre débil y digno de compasión. Quien trabaja y cumple con el deber, tiene siempre el derecho a la alegría de vivir.

El 12 de diciembre de 1919 se publica una inserción pagada que según artículo reproducido por Manuel González Casanova en su tesis doctoral, Por la pantalla. Génesis de la crítica cinematográfica en Mexico 1917-1919, concluye en nota alusiva que «el artículo anterior fue, evidentemente, una inserción pagada que utilizó la cabeza de Por la pantalla». Con este título publicaba su columna sobre cine Carlos Noriega Hope, bajo el seudónimo de Silvestre Bonnard en El Universal.

Al fin en la mayoría de los cines de esta Capital, se estrenó la tan discutida película «El Automóvil Gris» pasando por la pantalla la primera jornada compuesta de cinco episodios divididos en 12 partes.

La película es interesante de grand emotividad y en efecto, como lo han anunciado los empresarios de esta cinta está calcada en el conocido proceso que aún se sigue contra los culpables de la banda del «Automóvil Gris». Realmente puede asegurarse un éxito para la empresa productora y para el arte nacional que nos presenta una película de irreprochable corte, buena fotografía y detalles dramáticos de gran interés. En efecto por la pantalla se ven dentro de la forma teatral, la mayoría de los asaltos que cometió la fatídica banda del «Automóvil Gris» que primero en tiempos de zapatismo y después al volver el orden a esta Capital fue terror y pánico de la mayoría de sus habitantes.

Se nos asegura que en las posteriores jornadas que pasarán el día de hoy y de mañana, el interés que el público ha manifestado con un lleno completo en todos los salones acrecentará, pues hay escenas de un valor insuperable, tales como el fusilamiento tomado auténticamente por el señor Rosas, editor de esta película intercalado después en ella en el lugar oportuno.

Bajo el punto de vista moral, no es de las películas que lleven al criminal una nueva enseñanza, tales como las que diariamente se estrenan, en que el criminal siempre tiene un nuevo recurso, algunas veces científico como las cloroformizaciones, empleo de la electricidad, etc. y en las que invariablemente el malhechor burla a sus perseguidores y la policía hace un papel ridículo. En eta vista, repetimos puede verse desde el momento en que la peligrosa banda se forma hasta el epílogo en el patíbulo doloroso por cierto, pero de gran ejemplaridad.

Felicitamos cordialmente a los editores de esta película augurándoles un éxito en esta vista que ha superado a todas las anteriores producciones del arte nacional y a las artistas señoritas Dora Vila y María Mercedes Ferriz y señores Juan Canals de Homs y Enrique Cantalauba, principales intérpretes de esta sensacional película.

En la misma obra mencionada arriba de Manuel González Casanova, éste transcribe un artículo de Silvestre Bonnard quien tiene bastante bien definido qué es el análisis cinematográfico y considera que El automóvil gris merece un buen aplauso. El artículo se publicó en El Universal en diciembre 13 de 1919 bajo la columna Por la pantalla que escribe Carlos Noriega Hope con su seudónimo Silvestre Bonnard:

El caso del «Automóvil Gris» deberá llamar la atención de los alquiladores y empresarios, porque hasta ayer se ha podido medir, matemáticamente, el resultado de una gran campaña de publicidad. Ciertamente que, desde hace seis meses, la diaria comidilla de los aficionados al cine era el asunto del «Automóvil». Las rosas oriflamas del escándalo le dieron lustre y esplendor y todas las cuestiones de curia y de papel timbrado sirvieron también para estar pinchando todos los días la curiosidad de nuestro ingenuo público. Todavía ayer los presuntos responsables del auténtico proceso se trocaron, con una infantil inconsciencia, en aliados y agentes de publicidad del señor Rosas al oponerse, desde las mazmorras de la Penitenciaría, a la exhibición sentido comercial, supo aprovecharse de todas estas circunstancias.

Me lo imagino frotándose las manos y lanzando amables miraditas a través de los espejuelos al revisar diariamente la Sección de Tribunales de los diarios de México: «No se permitirá la exhibición del «Automóvil Gris»…»Granda y socios amenazan desde la Penitenciaría a los editores de la película..» et ainsi de suite.

Naturalmente ayer fue una gran tarde de toros, Había romerías en los barrios y caravanas en las calles céntricas que se dirigían anhelantes, a contemplar el sangriento «Automóvil»; en los pórticos de los salones se hacían cola esperando la apertura, pues que muchos bien informados (¿no serían, acaso, agentes de publicidad?) deslizaron el rumor de que la mano enérgica de la policía habría de poner un interminable paréntesis en plena exhibición…

Con todo esto el resultado no se hizo esperar: diecinueve cines metropolitanos ofrecieron en sus pantallas el truculento automóvil, batiéndose un récord, naturalmente.

Siguiendo las frases de cajón necesito decir que la película tiene una espléndida fotografía. En realidad esta afirmación no debe tomarse como un elogio pues sería tanto como suponer, bochornosamente, que en México aún se producen, en las postrimerías del año, películas de buena y mala fotografía. El eficiente manejo de la cámara es ahora una necesidad natural y sencilla en el cinematógrafo. La mala fotografía es algo que pasa ya a la historia del cine, como pasaron las primeras películas de quince metros en las cuales se mostraba al mundo un caballo en movimiento. Así pues el señor Rosas, decano de los cinematografistas nacionales cumplió, simple y sencillamente, con su deber.

Fotogramas de El automóvil gris

Los intérpretes merecen, en cambio, más detenida atención. La principal figura de la trama estuvo a cargo del señor don Juan Canals de Homs, director artístico de la admirada película «Tabaré» y apreciable actor de larga práctica. Solamente que, en este caso, el señor Canals de Homs dio a su papel un tinte de distinción, de elegancia, de galantería y de finos modales que me temo no sean apegados a la verdad histórica. Yo siempre creí en la recia catadura del jefe de la tenebrosa banda; me imaginé que este engendro del mal sería un bandido tinto en sangre, cuyas pupilas relampagueasen mientras las espesas e hirsutas cejas subrayaban todo el horror de la mirada. Suponía, en fin, que ese horrible criminal no tenía idea de la existencia de Carreño y , menos aún, del amable libro sobre los buenos modales que tal señor escribiera, y confieso paladinamente que me hallaba absoluta y fundamentalmente equivocado. Porque en la película el jefe de la banda del «Automóvil Gris» nos asombra con sus ademanes amplios y bulevarderos, con su airoso contingente de sportman vestido, por diletantismo, de apache parisino. Y así, cuando la feroz bando roba y comete violencias sin nombre, en vez de tropezar mis anteojos con una figura, que, en medio de esas escenas mostrase toda la impudicia del mal, vi un amable caballero vestido irreprochablemente, que jugaba con una pistola, cuya negra cacha destacábase entre las manos, pulidas y finas. Cuando la policía pone cerco a los criminales, no puede vislumbrar un endemoniado asesino; por desgracia la imagen que vino a mi memoria fue la del señor Conde peleando heroicamente a las puertas de París. Y luego, cuando la banda retorna ahíta de sangre a su guarida, no surgieron en la pantalla las rudas barraganas de los criminales, sino que apenas pasó la silueta de la señorita de Montpensier, sosteniendo en sus brazos, torneados y blancos, la brava testa del vencedor de Rocroi.

Doy, pues, las más sinceras gracias a don Juan Canals de Homs por haber logrado, con su fino arte escénico, trocar una ruda escena de sangre, lodo y podredumbre, en un perfumado episodio, acaecido en pleno siglo XVI.

Merece citarse, además, el señor Catalauba en el papel de Rubio Navarrete. Indudablemente la mejor escena de la obra, aquella que palpita y refleja la realidad de la vida, es el momento en que Rubio Navarrete es alcanzado por una bala, cayendo al suelo moribundo. Aquí el señor Catalauba se reveló un gran actor cinematográfico. ¡Lástima que la escena del Hospital estropee la gran labor de ese joven artista! Todo lo que fue natural en la escena anterior vuélvese extraordinariamente ficticio y se nos antoja una defunción granguignolesca. ¡Lástima!

La película, en fin, merece un buen aplauso. Es un esfuerzo indudable en la cinematografía nacional y con todos sus defectos y todas sus bellezas atraerá público y gustará mucho por la misma fuerza de la trama. El señor editor debe estar orgullosos de su tenacidad, casi incomprensible en nuestro raquítico medio cinematográfico. Esperamos algo definitivo de este señor Rosas, que es un profesor de energía…

El cine mudo en Toluca, 1901-1905

El cine mudo en Toluca: 1901-1905

1901, una excelente cosecha cinematográfica

 A diferencia del último lustro del siglo XIX, 1896-1900, el primer año del siglo XX reviste importancia mayúscula para la historiografía local, en especial para el cine mudo. La riqueza documental conservada en el Archivo Histórico Municipal de Toluca en el ramo de “diversiones públicas” nos permite acercarnos, aunque sea en una proporción minúscula, a la vida cotidiana que los toluqueños escenificaban hace un poco más de cien años, ya que el cine representa una de las formas de entretenimiento que comenzaba a asentarse en el imaginario colectivo. Su influencia en la sociedad y a la postre parte integral de nuestra cultura, con la llegada de la mal nombrada “época de oro” del cine nacional, tuvo su génesis en los empresarios cinematógrafos itinerantes que lo llevaron a todos los rincones del país. Durante el último lustro del siglo XIX visitan Toluca, el cubano Lorenzo Trujillo Marín, Eduardo Hervet, Román J. Barreiro y los hermanos Becerril.

 Al despuntar el siglo XX el invento de los hermanos Lumière, el cinematógrafo, y el de Thomas A. Edison, el vitascopio, tuvieron un importante descenso en la aceptación del público capitalino. Las razones son varias: desde los peligros de incendio que con frecuencia suceden,(1) hasta el hartazgo del respetable por ver continuamente las mismas vistas. La Ciudad de México y las principales capitales de los estados dan paso para que:

“los empresarios desciendan un escalón más y recorran, por caminos polvosos y casi despoblados, las ciudades de menor importancia y los pueblos y rancherías, a la caza de nuevos espectadores…Es el lapso en que se produce el menor número de películas mexicanas y en que la cartelera registra la exhibición de tan sólo 44 vistas.”(2)        

La solución fue harto benéfica para que proliferarán infinidad de jacalones, carpas y hasta teatros convertidos en cinematógrafos, como fue el caso de Toluca, con los teatros Edén y Principal. En provincia se comenzó a privilegiar la proyección de “vistas”, ya fuera como acto principal o como complemento a otro espectáculo.

La «Empresa Delamare»

                Toluca no fue excepción, y durante 1901 se proyectaron, según los carteles consultados más de 230 vistas, pero sabemos de varios empresarios que presentaron exhibiciones del “Cinematógrafo Lumière” en Toluca sin que se conozca el programa presentado. La lista de empresarios que tuvieron exhibiciones en la localidad incluye a Carlos Mongrand, Guillermo Becerril y Auguste Delamare, quien preside la “Empresa Delamare”. Existe un documento de la Presidencia Municipal, fechado el 23 de noviembre, donde se “há concedido licencia al C. Antonio Pimentel, para dár dos funciones el día de mañana en el Teatro Principal de esta Ciudad; de Cineografo Edison,”(3)  sin que se conozca más información al respecto.

Fue en el Teatro Principal donde se presentó los días jueves 9, domingo 12, jueves 16 y domingo 19 de mayo de 1901 la “Empresa Delamare” representada por Agustín Hinojosa, comisionado local, como él mismo se cataloga, quien tramitó las licencias municipales para la exhibición, así como las exenciones adelantadas del impuesto municipal por las cuatro exhibiciones. Los documentos, licencia para la exhibición y exención impositiva, fueron firmados el 9 de mayo, día de la primera función, sin que se mencione quién fue el empresario detrás de dicha empresa, pero sin lugar a dudas es Auguste Delamare. Los carteles, que por fortuna existen en el archivo histórico municipal de Toluca, nos ofrecen invaluable información acerca de las funciones. Únicamente el primer cartel trae al impresor, “Taller Tipográfico 5 de Mayo núm 3. – TOLUCA,” pero lo más probable es que todos hayan sido impresos en el mismo taller. En ellos se enumeran todas las vistas que se proyectan por función y las síntesis de algunas de ellas que son conformadas por varios cuadros. También proporcionan los precios de entrada, así como datos respecto a su oferta cinematográfica, detallando aspectos vitales de las vistas más largas o tocando temáticas que los empresarios consideran más rentables. Para la función del día 9, la publicidad consiste en lo siguiente:

“Esta empresa que ACABA DE LLEGAR DE PARIS, trae un bonito, y extenso repertorio de vistas, completamente distintas de los demás aparatos que se han presentado en esta capital.

Posee entre ellas, unas de duración de 15 MINUTOS, tales como panorámicas de la

EXPOSICIÓN      DE          PARIS.

CORRIDAS DE TOROS completas, LA CENICIENTA, etc. etc., y otras de gran efecto.”(4)

                Para llegar a mayor cantidad de público y advertir a los posibles espectadores sobre las bondades del cinematógrafo, la empresa hace énfasis en que “este espectáculo es la diversión de las familias y del público en general.”(5)

Es curioso que en el cartel de esa función y de la siguiente, 12 de mayo, se hubiese informado sobre la relación laboral con el Circo Orrin, por lo que “esta Empresa teniendo compromiso para dar una serie de funciones en el Teatro Circo Orrin de México, comenzando desde el día 23 de este mismo mes, no podrá permanecer aquí más que POCOS DIAS, dando á conocer lo más selecto de su repertorio.”(6) En un artículo sin firma aparecido en El Universal el 22 de mayo de 1901 se informa que…

“[m]añana se presentará en el local de Villamil, un nuevo cinematógrafo que trae el señor Delamare, quién llegó últimamente de París.

Se nos asegura que los vistas que presenta son muy hermosas y que los precios son muy reducidos pues la compañía no trata de obtener grandes ganancias sino sólo viene con el objeto de presentar al público las últimas novedades en el arte cinematográfico.

Nos ocuparemos del resultado de este nuevo espectáculo.”(7)

Para las dos últimas funciones no se informó de lo anterior. El motivo, de obvias implicaciones publicitarias, pudo deberse más al prestigio que el Teatro Circo Orrin brindaba a quien se asociara con un espectáculo de probada solvencia económica, pero sobre todo, por su popularidad. Hay varios antecedentes, en 1898 “en el Circo-Teatro Orrin de la plazuela de Villamil había vistas fijas y otras diversiones” y en 1899 se exhibió en el Circo Teatro Orrin de la Plaza de Villamil (donde hoy está el Teatro Blanquita) la anónima La gran corrida de toros en la Ciudad de México. Combinar espectáculos de diversa índole era común en la época, así que es probable que el circo se complementara con el cinematógrafo. Tampoco se puede descartar que Auguste Delamare se hubiese asociado con los hermanos Orrin para exhibir varias funciones del cinematógrafo, más que rentar el espacio de la plaza.

El programa que se presentó se tituló “Modelo Exposición” en referencia a la Exposición de París de 1900 y la vista de más duración es la “EXPOSICIÓN DE PARÍS. 1a. serie…DURACIÓN 15 MINUTOS.»(8)

El jueves 9 hubo una función, mientras que el domingo 10 “dos regias funciones”; el jueves 16, “2 funciones de gran atractivo”, para terminar el domingo 19 con “2 sublimes funciones.”(9) El programa, dividido en tres partes iniciaba con una obertura orquestal y tenía un intermedio cada diez vistas para dar paso a la música. La música era parte vital del espectáculo durante los inicios del cine.(10) Las treinta vistas de la función, primera de la cual existe un cartel, son las siguientes:

  • Carrera de automóviles en París;
  • Escena de escamoteo por Lic Chi-Son (iluminada)
  • Niña dando de comer á su gato
  • Toma de la Loma de San Juan en Cuba en la Guerra hispano-americana
  • Escena de duelo de Francisco I (histórico)
  • Una pesca interrumpida
  • Relevo de la Guardia Real de la Reina Victoria en Londres
  • Batalla de flores en Niza
  • Una noche terrible
  • De Brooklin a New York por el puente, (de gran efecto)
  • Cazadores y cazadoras en una partida de cacería
  • Paso de un río á remo
  • Escena de escamoteo por el Profesor Herman
  • Los barriles mágicos
  • Voluntarios canadienses saliendo para el Transvaal
  • Comida encantada (magia)
  • La primera cachimba ó el niño precoz
  • Singular broma en casa de un espiritista
  • La bella serpentina Loïe Fuller (iluminada)
  • Gran corrida de toros completa, por el afamado diestro «Guerrita»
  • Ambulancia inglesa recogiendo los heridos después del desastre de Spionkop (Transvaal)
  • Afeitándose por la noche
  • Panorámica del puerto de Barcelona
  • Triunfo sobre Mefistófeles (iluminada)
  • Tocinería «Siglo XX»
  • Salto de obstáculos
  • Baños de negros en África
  • Un cambio desventajoso
  • El jarabe tapatío
  • EXPOSICIÓN DE PARÍS. 1a. serie: Inauguración por el Presidente Loubet, del gran Palacio — Puente Alejandro III — Los inválidos — Plataforma movible — El viejo París — Calle de las Naciones — Pabellones de Italia, Turquía, Estados Unidos, Austria, Alemania, Suiza, España, etc. etc., y salida por el pabellón de Suecia. DURACIÓN 15 MINUTOS.»(10)

Para los tres días restantes de exhibición, la “Empresa Delamare”, escenifica dos funciones por día. Para el domingo 12 de mayo el título de la función incluye, junto con el Modelo “Exposición”, UN GRAN INCENDIO EN NEW-YORK (CON TODOS SUS DETALLES. DURACIÓN QUINCE MINUTOS). EL CARNAVAL EN PARÍS (VISTA LARGA E ILUMINADA).”(11) Para la del 16 se privilegia  “¡La Cenicienta! Ó EL ZAPATITO DE CRISTAL” y para la última función “ESTRENO DE LA 2a. SERIE de la Exposición de París, muy diferente de la primera en la cual figura ¡EL PABELLON de MEXICO!”(12)

Cada función se compone de treinta vistas que de acuerdo a la empresa, “equivale a más de 80 por haber muchas de gran duración.” Entre la vistas de “gran duración” destacan: “Exposición de París 1ª y 2ª series”; “UN GRAN INCENDIO EN NEW-YORK comprendiendo: Salida del cuartel de las bombas á vapor. Llegada de las autoridades al lugar del siniestro. La muchedumbre en el paso de las bombas. Bomba combatiendo el fuego. El salvamento. Las autoridades presenciando el incendio. Bomberos inundando los escombros, etc., etc.”; “La primorosa y aplaudida ¡¡¡Cenicienta!!!”; y por último, “GRAN CORRIDA DE TOROS completa en Sevilla, por el afamado diestro ‘GUERRITA’”, que es la única vista que se repite en todas las funciones, dada la gran popularidad que tenía entre el público la fiesta brava.

Durante los cuatro días de exhibición sólo se proyectaron tres vistas mexicanas, “Jarabe Tapatío”, “Rurales al galope en los llanos de Anzures (México)” y “Pelea de gallos en Guadalajara”. La primera, filmada por Salvador Toscano en diciembre de 1899, se exhibió en la función inaugural; la tercera en la última, y si nos atenemos al título, corresponde a la vista que los hermanos Courrich exhibieron en Puebla en agosto de 1897, sin embargo existe una segunda vista cuyo título es “Pelea de gallos”, filmada por Toscano en septiembre de 1898, y una tercera con el mismo título realizada en 1896 por Veyre y Bon Bernard, pero dudo que sea ésta última la exhibida. La segunda vista, proyectada en la función del 12 de mayo, se titula de manera muy similar a una realizada por Ignacio Aguirre en julio de 1897, “Rurales mexicanos al galope”; recurso común entre empresarios, dado el limitado catálogo de vistas disponibles, era cambiar el título para reutilizar tantas veces como fuera posible la misma vista, sin embargo para la función de 1901 bien pudo ser una vista distinta.

Los precios por entrada para el día 9 costaron: «Plateas con seis entradas, $3.00; Palcos primeros con seis entradas, $2.00; Lunetas, $0.50; Entrada a Palcos segundos, $0.25; Delanteros en Palcos segundos, $0.05, Entrada á Galería, $0.12.»(20) Para las siguientes exhibiciones se incrementó en 25 centavos el precio por seis asientos para palcos primeros, al igual que se informó sobre el descuento a “NIÑOS MENORES DE 10 AÑOS Y TROPA FORMADA MEDIA PAGA”. Para el domingo 19 la empresa precisó que “para comodidad del público, habrá 2 expendios de boletos.” Ese domingo se anuncia: “¡DESPEDIDA! POSITIVAMENTE LAS ÚLTIMAS FUNCIONES”, dejando la sensación de funciones futuras, sin saber si se llevaron a cabo.

Varias de las vistas exhibidas se anuncian como “iluminadas”: “Escena de escamoteo por Lic Chi-Son”, “La bella serpentina Loïe Fuller”, “Triunfo sobre Mefistófeles”, “Carnaval en París”, “Baile gracioso en un circo”, “Fausto y Margarita”, “Una siesta mal concluida”, “Excentricidades de dos clowns”, “Lección de baile á una muñeca”, “La hermosa serpentina Bob Walter”, “Niños haciendo bolas de jabón”, “Visión fantástica” y “Travesura á un lavandero chino.” Entonces las vistas se coloreaban a mano y a pesar de las dificultades para su creación, Delamare proyecta trece vistas iluminadas. Salvo algunos experimentos para fijar el color en las placas no se conocía procedimiento alguno para producir películas a color, por consiguiente:

“para dar color a las vistas se utilizaban diminutos pinceles con los que grupos de mujeres aplicaban la pintura. Cada una lo hacía en un solo punto del fotograma, ayudada de una rejilla; trabajo repetitivo, mal pagado y de resultados inseguros.”(13)

Carlos Mongrand

Pero es Carlos Mongrand el que proyecta la mayor cantidad de funciones en Toluca durante 1901, pues durante los últimos días de septiembre (¿24?, 26 y 29), durante todo octubre (5, 6, 8, 10, 15, 17, 20, 22, 24 y 27) e inicios de noviembre (1, 2 y 3), ofrece funciones en los teatros Edén y Principal. Para Aurelio de los Reyes:

“Entre los empresarios mayores se encuentran Carlos Mongrand, Guillermo Becerril, Salvador Toscano, Enrique Rosas. En general, satisfacían las necesidades de su empresa con su familia o con sus empleados, aunque a Mongrand una agencia artística le coordinaba sus actividades: contrataba teatros, enviaba boletines a la prensa y le remitía las películas recibidas del extranjero al lugar donde trabajaba.”(14)

Mongrand se asoció con Salvador Toscano en diciembre de 1897 y a finales de 1899 finiquitó la sociedad. El empresario, de origen francés desembarcó en México en 1896 y con “su compañía ‘Misterios y Novedades’ presentaba números de prestidigitación y trucos ópticos” (15)

Las tres funciones de septiembre se efectuaron en el Teatro Edén probablemente porque el Principal tuviese compromisos con otro espectáculo. En todos los carteles se lee “Por la empresa, CARLOS MONGRAND.” El 21 de septiembre de 1901, Mongrand, representante de la “Empresa del Cinematógrafo Lumière” remite un oficio al municipio ya “que tiene pensado dar una série de funciones en los Teatros Edén y Principal y suplica” se le conceda el permiso respectivo. Está fechado en Toluca y rubricado por Mongrand. Dos días después la autoridad concede “permiso al Sr. Carlos Mongrand para dar una serie de funciones con el Cinematógrafo Lumière en el Teatro Edén.” También se exentan del pago tributario municipal a todas las funciones “que se exhibirá[n] en los teatros del Edén y Principal”, y dato curioso, esta fechado el día 22, siendo que la licencia se otorga al día siguiente.

Harto significativo es que uno de los empresarios pioneros del cine en México sea un verdadero desconocido, al grado de no saber como era, ya que no hay fotografía o vista donde aparezca, al igual que ignoramos muchos de sus datos biográficos. Salvador Toscano filmó una vista que tiene a Mongrand, el prestidigitador, como protagonista y que fue exhibida en el Teatro Lavín de Matehuala, San Luis Potosí el 3 de diciembre de 1899, sin embargo no existe rastro de ella.(16) Al menos en el archivo histórico municipal de Toluca tenemos su firma. “Paradoja es que el mejor publicista del primer cine mexicano sea, en cuanto a su persona se refiere, el peor conocido.”(17)

En el Tomo I de los Anales del cine en México, 1895-1911, se reproduce el siguiente artículo de 1902:

Cinematógrafo Mongrand

Concurridos van á estar los espectáculos que el Sr. Carlos Mongrand prepara en el Teatro Degollado de Guadalajara, por la flor y nata de la sociedad tapatía.

Las exhibiciones cinematográficas del Sr. Mongrand, reúnen á su exquisitez de paisajes, la utilidad histórica que tienen casi todos los cuadros de grandes hechos políticos llevados á cabo en la actualidad.

Nuestro siglo, podemos asegurarlo, ha quedado impreso en las placas fotográficas del maravilloso y moderno invento y ya las generaciones futuras podrán contemplar á los prohombres de todo el universo que ahora figuran en los más elevados escaños de la escala política, antes de saber unir las letras del alfabeto.

Inmensa ventaja no tuvimos nosotros, que para conocer la historia de nuestros antepasados, y no tan ricamente detallada como nos la dá el cinematógrafo, tuvimos que luchar primero con las letras para que reflejaran su luz sobre las tenebrosidades del pasado y desgarrar el velo que cubría – par nosotros – arcanos históricos. La sociedad jaliciense sabrá recompensar los esfuerzos del empresario Mongrand.

(El Entreacto, núm. 157, México, D.F., jueves 25 de septiembre de 1902, p. 2)

 

Los habitantes de Toluca, al igual que los de Guadalajara, y de manera específica “la flor y nata de la sociedad” debieron experimentar similares motivaciones. Por la cantidad de funciones presentadas se puede concluir que el público toluqueño admiró y aplaudió “los esfuerzos del empresario Mongrand.” No en balde se nota, por la forma en que preparó las funciones efectuadas en Toluca,  que este pionero es  un “artífice de todo un sistema de publicidad y organización del espectáculo que sentó escuela.”(18) En  esta ocasión tramitó todos los requisitos para las exhibiciones personalmente, a la par que mandó imprimir carteles de cada función incluyendo información acerca de las vistas más atractivas para el público.

                Para diciembre utilizará un representante local para los trámites de exhibición; Alfonso Labat y Prado pide autorización al ayuntamiento para dar una serie de funciones del Cinematógrafo Lumière el 23 y al día siguiente le concede licencia, en representación del Sr. Carlos Mongrand, para comenzar el jueves 26. Tampoco en las exenciones a los impuestos municipales aparece mención a la cantidad de funciones, pero sin duda fueron varias ya que las fiestas navideñas eran propicias para el negocio cinematográfico por ser época de asueto. Además, Mongrand creó una logística administrativa y publicitaria que le permitía optimizar sus insumos, siendo así que la función del 26 pudo haber sido el inicio de una temporada similar a la que inició en septiembre y concluyó en noviembre. En el siguiente capítulo se habla de la función del 1º de enero de 1902.

De los 16 días en que se presentó Mongrand con el Cinematógrafo Lumière en Toluca, en 13 de ellos las exhibiciones se escenificaron en el Teatro Principal, el resto en el Teatro Edén, sin embargo los precios no sufrieron variación, por lo que las funciones costaron «Luneta, $0.50; Plateas con 6 entradas, $3.00; Palcos primeros, $0.30; Palcos segundos, $0.20; Números de segundos, $0.05; Galería, $0.15»(19) Los carteles presentaban el cinematógrafo, para mayor aceptación de la burguesía , como un “espectáculo moral, instructivo, recreativo, y el más económico y el más concurrido de la buena sociedad.”(20)

La primera función de esa “temporada” debió haberse efectuado el martes 24, ya que en otro cartel se anuncia la “segunda gran función para el jueves 26 de septiembre de 1901.” En esta función, El General Porfirio Díaz compartió el encabezado con “Historia de un crimen”, “El diablo predicando en un convento” y “Juana de Arco”. Las dos vistas protagonizadas por el Gral. Díaz son “El General Porfirio Díaz y su señora paseando á caballo en el bosque de Chapultepec” y “El Presidente de la República Mexicana con sus Ministros de vuelta de la Gran Revista del 16 de Septiembre.” A estas dos vistas nacionales se suman “Desfile del 7º. Batallón de Infantería Mexicana”, “Caballería en el Cerro de Guadalupe, Puebla”, “Ejercicios por los alumnos en el Colegio Militar, Castillo de Chapultepec” y “Salida de misa de la Catedral de Puebla en Enero de 1901.”

Para la función del domingo 29 se privilegia la vista “Los Reservistas de Toluca” junto con “El hijo pródigo”, “La torre maldita” y “Los apuros de un espiritista”. En las vistas que se proyectaron ese día, “Los Reservistas de Toluca” resultó ser la “Llegada al campo de maniobras el Domingo 22 de Septiembre, de la Escuela correccional y el Instituto y los Reservistas de la Escuela de Artes formados y armados”, que junto con “Charros mexicanos lazando caballos”, “Charros domando caballos”, “Charros bañando caballos”, Charros bailando el jarabe tapatío en la Hacienda de Atequiza (Jalisco)”, “Salida de misa de Catedral en Aguascalientes”, “Terrible percance á un enamorado en el cementerio de Dolores, México”, “La Bella Cholita, Serpentina Mexicana, (iluminada)”, “Gran Corrida en Tacubaya, México”, “Corrida por Fuentes en la Plaza México” y “Banderillas por Minuto, Plaza México” conforman las películas mexicanas exhibidas en el Teatro Edén.

En la función del jueves se proyectaron seis vistas nacionales y en la de el domingo, once; del total de estas 17 vistas mexicanas, dos de ellas revisten importancia mayúscula: “Los Reservistas de Toluca” y “La bella Cholita, serpentina mexicana”. No existe duda de que fue Carlos Mongrand el camarógrafo de la primera, filmada el domingo 22 para ser exhibida en la función del siguiente domingo, y debió ser todo un acontecimiento en Toluca asistir al cine y poder apreciar en la pantalla a los parientes, amigos, gente conocida o a uno mismo. Si seguimos la cronología de películas filmadas en Toluca, después de “Llegando el tren a Toluca”, de la cual cuestiono la fecha, se puede considerar a “Los reservistas en Toluca” como la primera vista filmada en la ciudad.

La segunda vista, la serpentina autóctona Cholita, no sigue más que la tendencia a imitar a Loïe Fuller. La primera serpentina fue filmada en 1894 “Annabelle Serpentine Dance”, con la imitadora Annabelle Withford Moore, “una de las actrices más populares de la Edison Manufacturing Company.” La bailarina americana Loïe Fuller se presentó en el Teatro Nacional de la Ciudad de México en enero de 1897 donde cimentó su celebridad y recabó un buen caudal.” Pero lo asombroso es que se hiciera una versión local, siendo que iluminar las vistas, como ya se vio con anterioridad, era una labor ardua y compleja. (21)

La vista “El General Porfirio Díaz y su señora paseando á caballo en el bosque de Chapultepec”, que se consideraba haber sido por primera vez exhibida en Aguascalientes por Mongrand en 1902, fue en realidad presentada por él en Toluca en septiembre del año anterior.

Respecto a las dos funciones septembrinas de las cuales poseemos carteles resulta interesante la cantidad de información que ofrecen de las vistas de más duración o compuesta por varios “cuadros” o partes. Ambas funciones presentan vistas de la Exposición de París, aunque diferentes a las dos series exhibidas por Auguste Delamare; para el jueves 26,

“EXPOSICION DE PARÍS, panorama circular tomado en el centro del puente de Iéna, donde se ven los hermosos Palacios Trocadero, Argelia, Indias Inglesas, Restaurant Inglés, Palacio de los Molinos, El Río Sena, El Muelle de Navegación, La Gran Torre Blindada de Cheneider (Creuzot.) Palacio de Navegación y Comercio, Mensajerías Marítimas, Manufacturas del Estado Francés, Torre Eiffel, Palacio de la Mujer, Palacio de la Optica, Palacio de Obstreicultura, Etc.”, (22)

y para el domingo 29,

“EXPOSICION DE PARIS, GRANDIOSO PANORAMA  tomado desde un vapor en marcha sobre el Río Sena, donde se ven la grandiosa Torre Blindada de Cheneider (Creuzot), los Palacios de las Armadas de tierra y de Mar, Rusia, Noruega, Turquía, Holanda, Inglaterra, Portugal, Palacio de México, el Río Sena, Puente de l’Alma, Palacio de Servia, Grecia, Suecia, Mónaco, España, Alemania, Bélgica, Ungaria, Bosnia, Austria, Estados Unidos del Norte, etc. etc.”(23)

                Las tres vistas “de gran duración”, como las anuncia Mongrand, “Historia de un crimen” compuesta por diez cuadros, “Juana de Arco”, por doce y “La guerra china, los bóxers”, por seis, se exhibían junto con vistas de corta duración. Las dos primeras fueron exhibidas en el Teatro Edén de Toluca el 26 de septiembre de 1901 y la tercera el domingo 29, fecha de la siguiente función.

Aparte del desglose de los cuadros de las vistas más largas, “Juana de Arco” es la única que recibe una apología de sus  virtudes, así como enumera algunos otros detalles:

“Quemada viva en Rouen, Francia, por los Ingleses en 1431, histórico. Grandiosa vista de gran duración, 20 minutos, en 40 cuadros, donde aparecen más de quinientos personajes con los hechos más importantes de la que fué Heroína y Mártir, LA PUCELLE D’ORLEANS, (JUANA DE ARCO) — Esta grandiosa vista ha sido premiada en la Exposición de París 1900 con un gran premio, siendo un hermoso y extraordinario trabajo del arte de la Cinematografía, es el NON PLUS ULTRA, es tan importante que es necesario verla varias veces para conocerla en detalle y cada vez con más interés por el espectador.”(24)

Para octubre Mongrand y el “Cinematógrafo Lumière, gran premio de la exposición de París”, como se presenta, se traslada al Teatro Principal, no obstante es muy posible que durante la semana del cambio de teatro se hubiese efectuado alguna exhibición, sin que tengamos prueba de ello. Del domingo 29 de septiembre saltamos al sábado 5 de octubre, cuando se da la primera función en el Teatro Principal. Día inusual para las funciones de cine en Toluca es el sábado, por lo general se efectuaban los martes, jueves y domingos.

“La Exposición de París” continúa siendo el plato fuerte de las exhibiciones y es proyectada en todas las funciones con excepción de la de del 20 de octubre. Con muy buen ojo comercial, Mongrand incluye la vista “los reservistas de Toluca” para la primera función del Principal, el día 5, y la anuncia en los encabezados. Junto con ésta se exhiben varias vistas nacionales, a saber, “La Bella Cholita, Serpentina Mexicana, (iluminada)”, “Salida al Redondel de la Plaza, de la Cuadrilla, Fuentes y Minuto”, “Corrida, suerte de pica y capa”, “Corrida en la Plaza de Tacubaya, México”, “Corrida, suerte de capa y banderillas por Minuto”, “ROSARIO SOLER (La Patita) ex-tiple del Teatro Principal de México”, “LUISA Y CARLOS OBREGON artistas del Teatro Principal de México” y “Percances á un intruso en el foro del Teatro Nacional de México.” Existe otra vista, que bien puede ser de manufactura nacional, “Un émulo de Frégoli (igual á mi papá).” Leopoldo Frégoli…

“…tenía un versátil y polifacético espectáculo que comprendía juegos de manos, cambios de voz y de lenguaje, gesticulaciones, disfraces y aspectos carnavalescos, elementos del teatro y la cultura popular, de la poesía escénica, y efectos musicales.”(25)

Este singular y excéntrico personaje actuó en el Teatro Principal de la Ciudad de México durante el invierno de 1896-97, teniendo como espectador al Gral. Díaz en un par de ocasiones. Sin duda el interés que el personaje despertó entre el público mexicano pudo haber motivado a que se filmara una versión mexicana. Así como Loïe Fuller fue imitada por la “bella Cholita,” no dudo que algún histrión local hubiese hecho algo similar con Frégoli.

La función del día siguiente, domingo 6, es encabezada de nueva cuenta por “El Gral. PORFIRIO DÍAZ” con las dos vistas mencionadas con anterioridad, sin embargo se proyectan dos vistas hechas en Coahuila, “Teatro Acuña y Plaza de los Hombres Ilustres, Saltillo, donde se ven muchas personas saliendo del Teatro y la estatua del Padre de la Patria, el inmortal cura Hidalgo” y “2 de Abril de 1901 en Saltillo. Desfile de la Banda Municipal y de los alumnos de la Escuela Correccional delante del Palacio de Gobierno del Estado.” Muy probable es que ambas fueran filmadas por Mongrand, quien hizo lo mismo que ahora  hace en Toluca, seis meses antes. Se anuncia también “EL PALACIO MEXICANO EN PARIS,” que es uno de los cuadros de las vistas de la exposición de 1900. El plato fuerte, no hay duda, es la presentación de “Juana de Arco” con detallada información de cada uno de los cuadros que la conforman.

Pabellón de México en la Exposición de París, 1900 (Colección de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez)
Pabellón de México en la Exposición de París, 1900 (Colección de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez)

El martes 8 llama la atención la vista “La pasión del Redentor del Mundo” para la cual se informa al público que

“representada en 18 cuadros desde su Nacimiento hasta la Resurrección, habiendo sido un colosal éxito últimamente que fué exhibida ante las principales proeminencias del reverendo culto católico de México, de Puebla y otras capitales de esta República, que lo aprobaron por ser lo mejor que se ha visto hasta hoy, conveniente para todas las clases sociales por representar la realidad palpable de la HISTORIA SAGRADA, que es la base de nuestra civilización.”

Y remata la publicidad con

“[l]as vistas de la Pasión que tenemos el honor de presentar hoy á esta culta y distinguida sociedad, son copias fieles del mismo original tomado en Oberammergau, Alemania, que fué encargado por Su Santidad LEON XIII, para uso de los seminarios de Roma.”(26)

Las vistas nacionales presentadas fueron “El Gobernador de Chihuahua Sr. M. Ahumada, llegando en su Victoria al Palacio de Gobierno y saliendo á paseo á caballo de su hermosa quinta” y “Miss. Muller, trapecista y Miss Florence, del Circo Orrin.” La primera probablemente filmada por Mongrand;(27) de la segunda, no existe testimonio alguno, salvo su proyección en Toluca, a menos que sea la misma que con el título de “Gimnastas excéntricos. Célebres artistas del Circo Orrin trabajando en el trapecio y en su triple barra fija,” sin embargo ésta última fue realizada en 1904 y, si bien en el caso anterior sí es plausible concluir que es la misma vista, en este caso, los títulos de las vistas no tienen nada en común salvo el tema. Hay una tercera vista, que por su título, parece ser de manufactura nacional, “Titirilina, célebre bailarina del siglo pasado,” sin que se tengan mayores informes sobre ella.

Para el jueves 10 se programa la primera exhibición de “D. Juan Tenorio”, sin duda, la versión de Salvador Toscano, pues no olvidemos que Mongrand fue su socio durante un par de años. Varias vistas exhibidas por Mongrand fueron fotografiadas por Toscano, y al finiquitarse la sociedad pudieron haber dividido el material fílmico o haber hecho varias copias para ambos explotar por su cuenta las mismas vistas, aunque existen variaciones mínimas en los títulos.

La vista esta dividida en cinco cuadros, y se proyectan de forma conjunta, el primero y el segundo; y enseguida, los restantes tres. Al final del quinto cuadro hay un baile, que como dato anecdóticos, es interpretado por unas “señoritas Bombalier, de México.” Las cinco partes que integran la vista son:

1ª y 2ª partes. “El Rapto de doña Inés escena cómica de Ciutti, y duelo á muerte entre DON JUAN, DON LUIS MEJIA y el Comendador.”

3ª,  4ª y 5ª partes. “La Cena, Aparición de los Espectros del Comendador y de Doña Inés, Terribles sustos de Ciutti, El Cementerio, Esqueletos, Fantasmas, la estátua del Comendador, Apoteosis y baile final por las Señoritas Bombalier, de México.”(28)

Aparte del Tenorio, de hechura nacional, la función se completó con otras vistas mexicanas: las cuatro vistas de “charros” filmadas en Atequiza, Jalisco por Veyre y Bon Bernard, así como la vista de los reservistas de Toluca y varias de corte taurino.

El martes 15, estelariza la función “La guerra del TRANSVAAL. Los valientes BOEROS” que no es más que una sucesión de vistas de diversas acciones militares en Sudáfrica que por su temática dan la pauta de unidad. Entre las vistas mexicanas resalta “Tráfico en la plaza de la Constitución México, se ve la hermosa Catedral,” que parece ser la que Toscano filmó en 1896, bajo el simplificado título de “El Zócalo”. Al inicio de Memorias de un mexicano, documental creado con su acervo fílmico en 1950, se logra apreciar pocos segundos de aquella vista. Varias vistas adjudicadas a Salvador Toscano son exhibidas por Mongrand, con variaciones mínimas en los títulos, recurso bastante recurrente en los inicios del cine, pues no existía el concepto de copyright como lo entendemos hoy en día, por lo que los empresarios itinerantes cortaban y editan a su antojo mucho del material.

Es de notar que el programa de ese día desglose, de forma separada a la lista de vistas que se exhiben, los cuadros de aquella producida por la casa Pathé Frères de París, “Historia de un crimen”, realizada por uno de los primeros directores de cine, Ferdinand Zecca. La vista esta compuesta por los siguientes cuadros:

“1. Cuadro interior del despacho del banco, la caja, el ladrón mata al guardián de una puñalada al corazón y roba valores en billetes.

2. En un lugar sospechoso, el ladrón bien vestido hace alarde de su dinero que robó, y la llama la atención de las ocupantes de la casa y sospechan de él, llegan los agentes con el comisario y lo arrestan

3. La confrontación en la Morgue está extendida la víctima y se le presenta al supuesto asesino, éste cae de rodillas vencido por el remordimiento 

4. El calabozo de los sentenciados á muerte, el asesino duerme

5, 6 y 7. En ensueño el condenado á muerte ve á sus padres, él cuando era chico, lo cuidaban bien pero cuando fue grande se hizo de malos amigos que fue su perdición.

8. El verdugo cumple con su trabajo de cortar el cabello del miserable después éste de rehusar los servicios del capellán salen del calabozo

9. Expiación interior del patio de la prisión de la Roquette en París, se vé en el centro parada la guillotina

10. Ejecución, el cortejo lleva al pie del suplicio al condenado es colocado debajo de la cuchilla y esta cae y justicia esta hecha, sensacional.”(29)  

 Para la función del jueves 17 de octubre se estrena la vista mexicana “UNA BODA INTERRUMPIDA EN SANTA ANITA, MEXICO,” que bien puede tratarse de una vista de ficción, una historia con argumento, o simplemente de alguna situación ajena que evita se complete el matrimonio. Es probable que haya sido filmada por Mongrand o por Toscano. Así como los pioneros camarógrafos filmaron el canal de La Viga, existe una vista de los hermanos Becerril titulada “Paseos en Santa Anita” filmada en 1899, pero dudo que sea la misma. Desafortunadamente no poseemos información alguna sobre la vista, salvo la fecha de exhibición. El programa también incluye la vista “Salida de misa de la Catedral de Puebla en Enero de 1901” que puede confundirse con la realizada por Toscano en 1900 titulada “Saliendo de la catedral de Puebla”, pero si consideramos que la sociedad entre ellos terminó en diciembre de 1899, la vista debió haber sido filmada por Mongrand, ya que menciona con exactitud el mes de la filmación, toda vez, para evitar confusiones.

Otras vistas mexicanas incluidas en la función son las dos filmadas en Saltillo y exhibidas en la función del día 6, así como “Salida de misa de Catedral en Aguascalientes”, “Terrible percance á un enamorado en el cementerio de Dolores, México”, filmada por Toscano en 1899, “La bella Cholita” y “Percances á un intruso en el foro del Teatro Nacional, México” que bien puede ser la que filmara Salvador Toscano en 1899 y que se llamó “Escenas entre los bastidores del teatro Nacional en México.” Finaliza la función con “Un émulo de Frégoli (igual á mi papá)” de la cual ya se habló.

El domingo 20 de octubre se estrenan varias vistas. Es obvio que Mongrand tiene bien aceitado su oficina de mensajería y le llegan vistas frescas para cambiar la programación con relativa frecuencia. Las nuevas vistas las encabeza Quo Vadis?, cuyo argumento aparecido en el cartel correspondiente a ese día, la historia sucede…

“…en la ciudad de Roma año 64, bajo el reinado del Emperador Nerón. En el Palacio la corte de Nerón entra para el festín preparado en los pórticos de dan acceso a los jardines donde se apercibe la Ciudad Eterna.”(30)

Acompañan a la vista anterior en los titulares del cartel “Las naciones en China” en clara alusión al conflicto bóxer contra las naciones aliadas a la vuelta del siglo XIX al XX. Es notorio que los eventos bélicos llamaban mucho la atención de los camarógrafos y por ende del público en general. La guerra de los Boers, la de los bóxers o la de los “Rough Riders” en Cuba durante la guerra hispano-americana dominan las vistas de corte armamentista. Se vuelve a presentar “Juana de Arco” de Georges Méliès. Esta vista de la que ya se habló anteriormente es una producción francesa de la Star Films de 1900 y permite adivinar que Mongrand estaba al día con las producciones europeas y americanas pues al año ya la exhibe en México. Se exhibe también “Paseo en la Alameda de México en domingo”, probablemente la vista filmada por Salvador Toscano en 1898.

El martes que sigue, 22 de octubre, se estrena “La Caperuza Colorada” y la publicidad resalta las virtudes de la obra: “GRANDIOSA VISTA DE MAGIA DE GRAN SENSACION EN 20 CUADROS ILUMINADOS.” Esta versión que Georges Méliès realizó en 1901 es estrenada en México el mismo año, otro dato que nos muestra la organización y contactos que Mongrand posee en el negocio de las vistas, pues hace alarde de que la “grandiosa vista de magia de muchísimas transformaciones, última creación en París, acabada de recibir en esta ciudad, vista de gran duración, 15 minutos (iluminada)”, (cursivas mías). Merecen atención los cuadros que la conforman, pues Méliès comienza a darle coherencia a las acciones filmadas para contar historias, a diferencia de las vistas documentales que no tienen un inicio y un fin, sino que recrean lo que el ojo humano ve, de allí que les llamaran “vistas”, así pues aquí la lista:

“1 y 2. PASTELERIA DEL PADRE LATOURTE, interior y el horno en actividad, percances cómicos á los pasteleros

3 y 4. VISTA DEL MOLINO DE LA GALETTE y la casucha de Madre Grande. La Caperuza hace su adiós á sus padres

5 y 6. LA SELVA, Llegada del Lobo y susto de la Caperuza, el Lobo explica su visita y sale corriendo, vienen las amigas de la Caperuza y bailan, etc., etc.

7. EL MOLINO DE LA GALETTE, el molinero Sans-Souci, llegada de éste acompañado de su burro cargado de trigo. Escenas muy cómicas

8 y 9. LA CASUCHA DE MADRE GRANDE, llegada del Lobo, éste entra y se ve el interior de la casucha, hermoso efecto de maquinaria teatral

10. EL CUARTO DE MADRE GRANDE, esta está en cama, el Lobo salta a la cama y éste se la come y se viste de su camisa y gorra de dormir, muy cómica

11 y 12. LLEGADA DE LA CAPERUZA, escenas entre el Lobo y la Caperuza, llegan los amigos pasteleros y corren al Lobo y lo persiguen

13. LAS GARGANTAS ROCALLOSAS y el torrente, soberbio cuadro pintoresco, muerte del Lobo por el Guardamonte. Varias escenas muy interesantes

14. LA VUELTA A LA ALDEA, grandiosos festejos, desfile de las principales autoridades de la Aldea y el cortejo cómico del Lobo, etc., etc.

15 y 16. GRANDIOSO APOTEOSIS, la Caperuza en actitud de San Miguel aplastando el dragón y ensarta al Lobo y final salida de un grupo del suelo, grandioso efecto.”(31)       

Para la función del jueves 24 se anuncian varias vistas nacionales en los titulares: “Los charros mexicanos”, “General Porfirio Díaz” y “Los reservistas de Toluca”. Otra vista es incluida en el programa estelar “La pasión del redentor del mundo”, que será exhibida “por última vez”. Durante la última semana de marzo de 1899, Mongrand y Toscano exhiben en su local de 5 de mayo número 9, bajos del Hotel Gillow en la Ciudad de México una versión americana de esta última vista filmada en Nueva York y producida por Richard G. Hollaman, por lo que es lógico considerar que es la misma que se proyecta en Toluca.(32) El tema de la vida y obra de Jesucristo fue muy socorrido y se filmaron varias versiones, entre las que destacan las realizadas por la Societé Lumière, la de Alice Guy para León Gaumont, la de la casa Pathé que incluso hizo un par.(33) Completa el programa estelar “La Cenicienta”, qué sin duda es la que filma Méliès con el título “Cendrillon” en 1899. Mongrand la publicita como una “grandiosa vista de magia en 20 cuadros tomada de la gran féerie del Teatro Chatelet, de París, de muchas transformaciones, iluminada, de grandiosos efectos; fue el mayor de los éxitos en París durante la Exposición.”

Aparte de las vistas mencionadas en los titulares se exhiben varias otras vistas mexicanas en esa función: “ROSARIO SOLER, La Patita ex tiple del Teatro Principal de México”, “LUISA Y CARLOS OBREGON artistas del Teatro Principal”, “La Bella Cholita, Serpentina Mexicana”, “DESFILE DEL 7o BATALLON de infantería Mexicana”, “Caballería en el Cerro de Guadalupe, Puebla” y “Ejercicios por los alumnos en el Colegio Militar, Castillo de Chapultepec.”

Para la función del domingo 27, las vistas estelares son todas de “gran duración”, “La Caperuza colorada”, “La Cenicienta” y “La guerra china.” Se proyecta también la vista nacional “Una boda interrumpida en Santa Anita, México”, obra mencionada párrafos arriba.

Durante la celebración del día de muertos Mongrand ofrece funciones los tres primeros días de noviembre, situación anómala para la forma en que había espaciado las funciones, por lo que el viernes 1, sábado 2 y domingo 3 hay cine en Toluca.

Para la función del viernes llama la atención la vista filmada por Carlos Mongrand “Entusiasta Recepción en la Estación del Ferrocarril Nacional, al Sr. Gobernador del Estado José V. Villada de regreso de su viaje á los Estados Unidos del Norte, el 25 de Octubre de 1901.” Al igual que con los reservistas de Toluca filmada el 22 de septiembre en esta ocasión filma al gobernador del estado. Ya cuestioné la vista titulada “Llegando el tren a Toluca”, pues creo que representa la visita del Gral. Díaz a Toluca, como ya argumenté en el capítulo anterior, o en su defecto corresponde a la llegada del Gral. Villada. Es bastante lógico concluir que esa vista, de la cual sólo poseemos un fotograma donde se percibe una locomotora llena de adornos y banderines entrando a una estación atiborrada de gente y un camarógrafo en primer plano, sea la filmada por Mongrand.

“El diablo predicando en un convento ó sea el triunfo de San Miguel sobre Satanás”, obra de Georges Méliès creada en 1899 y exhibida por Mongrand y Toscano en Real de Catorce y San Luis Potosí durante diciembre del mismo año debe ser la misma que se proyecta en Toluca en la función de noviembre de 1901. Por ser día festivo se dieron “¡2 grandiosas funciones! Por la tarde a las 4 y 45. Por la noche a las 8 y 45. El mismo programa tarde y noche.” Completan el programa las vistas de varios cuadros “D. Juan Tenorio”, “Juana de Arco” e “Historia de un crimen.”

La “positiva y penúltima función”, además de única, fue el sábado 2 “a las 8 y 45 de la noche” y para “beneficio al público. Señoras, señoritas y niñas ¡gratis! siempre que vayan acompañadas de un varón, tienen derecho a entrar a palcos primeros, segundos o galería.” Las vistas estelares fueron la llegada del Gral. Villada, el Gral. Díaz, “La Caperuza colorada” y “D. Juan Tenorio.”

El último día de exhibición en Toluca fue el lunes 3 y reviste una gran diferencia con todas las anteriores pues agrega una cuarta parte de vistas. Así que en lugar de proyectar alrededor de 30 vistas como era común, se exhibieron más de 40 por cada una de las dos funciones, por la tarde a las 4:45 y por la noche a las 8:45. El programa incluye la mayoría de las vistas de gran duración: “La guerra china”, “El redentor del mundo. Nuestro señor Jesucristo”, “Don Juan Tenorio”, “Historia de un crimen”, “La Cenicienta”,  “La Caperuza colorada” y “Juana de Arco.”

Que el público de Toluca haya tenido la oportunidad de deleitarse con vistas realizadas por directores pioneros responsables de comenzar a darle coherencia al lenguaje cinematográfico, nos indica que el público toluqueño fue educado cinematográficamente de manera inconsciente viendo obras de primera calidad. También es obvio que los creadores y actores de las vistas no revestían interés alguno para el espectador, y eran las vistas mismas, las que motivaban al público, siendo irrelevante  todo lo demás. Tardaría algún tiempo para que el espectador comenzara a comprender el star system y entender la cinematografía como una forma de arte, el séptimo arte.

Si bien el año 1901 fue prolijo en exhibiciones cinematográficas no deja de ser curioso que el más representativo de los pioneros cinematográficos haya visitado Toluca: Carlos Mongrand. No sólo exhibió numerosas vistas mexicanas, sino también capto al toluqueño promedio al realizar filmaciones in situ. Tanto “Los reservistas de Toluca” como “La llegada del Gral. Villada” son muestra de la importancia que para él revestía plasmar eventos locales, que a la postre le beneficiaban comercialmente, pues el público acudía a verse en pantalla. Desafortunadamente no existe rastro alguno de estos dos documentos iconográficos, pues nos aportarían interesantes datos sobre el Toluca porfiriano. La película utilizada en la filmación de las dos vistas fue mandada a la Ciudad de México para su revelado y devuelta al cabo de pocos días, ya que lo filmado el 22 de septiembre se exhibió el 5 de octubre y el material del 25 de ese mismo mes se proyecta el primero de noviembre.

Durante el año se exhibieron en Toluca más de 230 vistas de las cuales 36 son mexicanas, sin embargo fueron muchas más, ya que no poseemos la información referente a la programación que se exhibió en su totalidad. Antonio Pimentel, con el cineógrafo Edison, dio funciones durante noviembre de ese año. Guillermo Becerril dio una función el 8 de diciembre, pues existe la exención de impuestos municipales, sin que se mencione el lugar de la exhibición. Tampoco es creíble que sólo un día tuviera función; lo común era presentar varias, por lo que debió presentarse varios días. Carlos Mongrand regresó a Toluca para dar exhibiciones los últimos días de diciembre y enero de 1902, usando la intermediación de un gestor Alfonso Labat y Prado. Es muy probable, si sumamos las vistas de las funciones de las cuales no poseemos información, que la cantidad exhibida en la ciudad durante 1901 raye en las cuatrocientas.

1902, El año de los hermanos Becerril

El primer día del año Carlos Mongrand presentó funciones en el Teatro Principal de Toluca con un programa que incluye una curiosa vista titulada “Llegada de un tren á la estación de Toluca”, la cual muy bien puede ser la que él mismo filmó durante su visita otoñal a la ciudad: “Entusiasta Recepción en la Estación del Ferrocarril Nacional, al Sr. Gobernador del Estado José V. Villada de regreso de su viaje á los Estados Unidos del Norte, el 25 de Octubre de 1901.” No entiendo la lógica de cambiar el título de la vista, pues promover la llegada del gobernador es más redituable que solamente filmar la llegada algún tren. La única explicación que encuentro es que cambiando el título, el público pensaría que era una vista distinta a la anterior o tal vez fue editada la vista del Gral. Villada para hacer una versión más popular.

Mongrand comienza sus funciones invernales desde el 26 de diciembre del año anterior mediante las gestiones que realiza Alfonso Labat y Prado, y para el 1º de enero “la empresa desea un feliz año nuevo á los habitantes de esta ciudad” dedicando la función a los niños:

“¡Función de tarde dedicada a los niños! Los niños hasta de 10 años de edad GRATIS, siempre que sean acompañados de una persona mayor, podrá entrar uno, sin pagar.”(34)

La primera parte del programa está compuesta por vistas de corridas de toros de manufactura nacional como Corrida en la Plaza de Tacubaya, México”; “Corrida por Fuentes en la Plaza México» y “Banderillas por Minuto, Plaza México.» Otras vistas locales que se incluyen en el programa son “Terrible percance á un enamorado en el cementerio de Dolores, México”; “Una boda interrumpida en Santa Anita, México”; “Charros mexicanos lazando caballos”; “Charros domando caballos”; “Charros bañando caballos”; “Charros bailando el jarabe tapatío en la Hacienda de Atequiza (Jalisco)” y la ya mencionada “Llegada de un tren á la estación de Toluca.” Está también la vista “Titirilina, célebre bailarina del siglo pasado” que yo considero de manufactura nacional.

Las vistas compuestas por varios cuadros que se proyectaron en esa función de año nuevo fueron “La guerra del Transvaal” y “La caperuza colorada.” Para su visita navideña Mongrand no trajo nada nuevo que no haya sido proyectado durante su última visita durante los meses de septiembre, octubre y noviembre de 1901.

No existe documento posterior que me permita afirmar que Mongrand se quedó en Toluca más tiempo, pero teniendo el día de Reyes “a la vuelta de la esquina” me extrañaría que el empresario no hubiese previsto, dado su fino olfato empresarial, que dicha fiesta acarrearía beneficios económicos.

El año en cuestión, aunque más parco en películas exhibidas que el anterior, no deja de tener interesantes y curiosos casos. El total de vistas exhibidas es menor al año anterior, sin embargo se proyectan más vistas filmadas en México, gracias a los hermanos Becerril. En 1901 se proyectan en Toluca 237 vistas de las cuales 36 son nacionales, en 1902 la relación fue de 165 a 50.

Los hermanos Becerril son asiduos visitantes de Toluca. Durante la segunda quincena de julio se presentan con su carpa en la plazuela del Carmen dentro del marco de las fiestas a la virgen del mismo nombre. Los recibos emitidos, algunos a nombre de Guillermo Becerril y otros a nombre de Becerril hermanos, muestran que pagaron a la Administración de Rentas Municipales de Toluca por concepto de “diversiones públicas” un peso y treinta centavos por contribución federal por cada dos días de función. Por derechos de exhibición durante doce días pagaron un total de siete pesos con 80 centavos. La primera función se da el 15 de julio y la última el 28 del mismo mes. El único día en que no hubo función fue el martes 21. Desafortunadamente no poseemos información alguna respecto a las películas exhibidas, sin embargo lo más probable es que fueran en su mayoría las mismas vistas que presentaron en el Teatro Principal tres meses después durante octubre.

Para septiembre regresan con su carpa, pero en esta ocasión para levantarla en la Merced. Curioso resulta que los recibos de la administración de rentas local incluyeran a títeres que adicionalmente al cinematógrafo se presentan. Los días  23 y 24 de septiembre pagan la Administración de Rentas Municipales de Toluca la cantidad de 65 centavos, 50 por impuesto a diversiones públicas y 15 como contribución federal.

El último recibo está a nombre de Bonifacio Flores y se expide el día 26, pero es para cubrir los impuestos de la exhibición de títeres y cinematógrafo del día 24. Considero dos explicaciones para la duplicidad del pago de ese día; la primera es que el Bonifacio Flores, es un empleado de los hermanos Becerril y por equivocación suya o del burócrata del ayuntamiento se duplica el pago de ese día; otra es, aunque bastante más remota, que este individuo hubiese sido competidor de los hermanos Becerril, pero lo dudo.

Para octubre se presentan en el Teatro Principal de la ciudad de Toluca con un programa donde las vistas nacionales tienen un destacado lugar. Pero antes de entrar en detalles sobre las funciones hay un detalle curioso, que nos muestra lo novedoso de los adelantes tecnológicos y la falta de conocimiento de ellos por parte de muchas personas, pues confundían el fonógrafo con el cinematógrafo. Se tiene que hacer una corrección a la licencia, pues se otorga para “la exhibición de un fonógrafo.” En un comunicado interno al jefe político de este distrito se hace notar en un oficio fechado el 10 de octubre que existe un error cometido en uno anterior, fechado el 8 del mismo mes y con número 3579. Este oficio es la exención de impuestos por “las exhibiciones de fonógrafo que verifique en el Teatro Principal de esta Ciudad, el C. Guillermo Becerril, que regentea dicha diversión.”(35)

Guillermo Becerril firma un oficio dirigido al ayuntamiento el 15 de octubre para presentar en el Teatro Principal de esta ciudad “una serie de funciones de cinematógrafo, teniendo lugar la primera el 16 del actual siguiendo otras hasta el 2 de Noviembre próximo.” Resulta curioso que los documentos donde se corrige el tipo de diversión pública que se exhibirá tengan fechas anteriores. Las correcciones datan del 8 y 10 de octubre, sin embargo la licencia se pide y otorga el mismo día, el 15. Así mismo el documento donde se exime del pago de impuestos municipales esta fechado el 10.

El dato que hace a los hermanos Becerril descollar es que logran exhibir en tan sólo  cinco días más vistas mexicanas que los empresarios Augusto Delamare y Carlos Mongrand, quienes ofrecen funciones durante diecinueve durante 1901. Esta disparidad se explica por las casas matrices que proporcionan las vistas, siendo que cada empresario tiene vistas únicas que no maneja ningún competidor; a la vez que existen vistas del dominio público, pues todos estos pioneros las exhiben indiscriminadamente. Pero lo que más hace disímbola la oferta de vistas es que los hermanos Becerril  constantemente filman en las ciudades donde dan funciones.

Los Becerril toman vistas de todas partes a las que van. En sus programas exhiben vistas filmadas en Mazatlán, Tepic, San Blas, la Ciudad de México, Oaxaca, Jalisco, Colima, Guaymas, Puebla, Veracruz y Manzanillo. No sabemos a ciencia cierta si todas las vistas nacionales exhibidas en Toluca fueron filmadas por ellos, no obstante varias de ellas son fácilmente identificables. Caso concreto las cuatro vistas de charros — Charros bailando el jarabe tapatío en la Hacienda de Atequiza (Jalisco), Charros bañando caballos, Charros domando caballos y Charros mexicanos lazando caballos — que todos los empresarios  exhiben y son de la autoría de Gabriel Veyre y fueron filmadas en 1896. Otras más, donde destacan las vistas de la Catedral metropolitana, el Centro Mercantil y la plaza de armas con algunas otras, son de la autoría de Salvador Toscano. Sin embargo del  resto de ellas, la gran mayoría deben haber sido filmadas por ellos.

Resulta interesante que varias vistas incluyan la fecha exacta de la filmación, pero eso nos permite ubicar geográficamente bien a los probables “cinematografistas” y tratar de seguir sus pasos en esos interminables periplos por todo el territorio nacional. Por las fechas de algunas vistas, lo Becerril estaban de gira por Sinaloa a inicios de febrero, pues filman eventos militares y el Carnaval y algunas otras vistas del puerto. Para mayo los ubicamos en San Blas, Nayarit filmando una competencia de regatas. Para octubre sabemos bien que están en Toluca desde mediados del mes hasta los primeros días de noviembre.

A su llegada a Toluca los hermanos deciden filmar un par de eventos que destacan por su importancia local. El 15 de octubre se inaugura la Exposición de Toluca con la presencia del Gobernador del Estado y el Ministro de Fomento; y el 22 las maniobras militares ejecutados por los alumnos de la escuela correccional. Tenemos el dato de que ambas vistas se proyectaron el domingo 26. Es curioso que para las funciones del 30 de octubre no se hayan exhibido estas vistas. La licencia que se expide es para dar funciones entre el 16 de octubre y el 2 de noviembre, por lo que es altamente probable que también se hubiesen efectuado funciones los días primero y segundo de noviembre, por ser feriados, sin embargo me fue imposible encontrar los carteles correspondientes a ese mes.

Pero vayamos con calma y sigamos un orden cronológico. La primera función de los hermanos Becerril se escenifica el jueves 16 en el Teatro Principal y privilegia en el cartel respectivo a figuras políticas muy bien identificadas, la Reina Victoria y Porfirio Díaz e inmediatamente después dos vistas de hechura propia, el Carnaval de Mazatlán y un desfile militar en el mismo puerto. Exhiben dos vistas más de ciudad, una que muestra la salida de fieles de la parroquia y una segunda del Puerto Viejo de Mazatlán, sin que sean mencionadas en los títulos superiores escritos con letras mucho más grandes y llamativas. El programa se completa con “La Cenicienta” de Georges Méliès, vista de gran duración, como se denominaban a aquellas obras que se componían de varios cuadros.

                               Continuando con su costumbre de incluir varias vistas nacionales, el domingo 19, el programa, de corte bélico destacando la “Guerra naval en el Puerto de Taku” y la “Guerra del Transvaal” como las atracciones más interesantes, muestra vistas tomadas en San Blas, la Ciudad de México y Mazatlán. Tanto los hermanos Becerril como Carlos Mongrand tenían los mismos precios para las funciones y eran los siguientes:

«Luneta, $0.50; Plateas con 6 entradas, $3.00; Palcos primeros, $0.30; Palcos segundos, $0.20; Números de segundos, $0.05; Galería, $0.15.»(36)

Pero es la función del domingo 26 la que tiene más importancia para los espectadores locales, pues se proyectan las dos vistas filmadas días antes: “INAUGURACION DE LA EXPOSICION DE TOLUCA. El Sr. Gobernador del Estado acompañado del Sr. Ministro de Fomento entrando á la Exposición el 15 de octubre de 1902” y “MANIOBRAS MILITARES por los alumnos de la Escuela Correccional, de esta Ciudad [Toluca], tomada el 22 de octubre de 1902. Ejercicios de esgrima, ejercicios al marrazo y gran desfile.” Las funciones de los hermanos Becerril privilegian sobre cualquier otro empresario las vistas filmadas por ellos mismos. En el anexo referente al año 1902 se listan todas las vistas mexicanas y resulta, que sin tener la certeza, muy probable un alto porcentaje de ellas debió haber sido filmado por ellos mismos. Aunque existe una licencia para dar exhibiciones hasta el 2 de noviembre no existe cartel de esa función, si es que la hubo. Por ser día de fiesta, dudo mucho que no hubiese dado la función, como argumento párrafos arriba.

1904, el año de Enrique Rosas

El año 1903 es francamente nulo en cuanto a información y documentos, pues sólo encontré dos: uno de un tal Pedro León que paga $ 6.00 de impuestos al ayuntamiento por diez días de exhibición de cinematógrafo. Desafortunadamente no se menciona el lugar, pero ya los hermanos Becerril pagaron la misma cantidad por unas exhibiciones en el Teatro Principal por lo cual deduzco que las funciones fueron en el mismo inmueble.

El segundo documento fechado el 14 de octubre y dirigido al C. Jefe Político es bastante curioso y dice:

“Esta Presidencia Municipal concedió al Sr. Arturo Zarco del Valle representante de la casa fabrica de cigarros el “Buen Tono” permiso para exhibir un cinematógrafo anunciador en los altos de la casa tienda del Sr. Temiño.”(37)

La fábrica de cigarros de “El Buen Tono” y su relación con el cine mudo como anunciante fue fructífera y constante. La compañía se anunció asiduamente en los cines de la época, ya fuera en las marquesinas o en los programas de mano y carteles.

El evento cinematográfico del año fue sin duda la presencia de Enrique Rosas asociado con Pedro Servín, quienes dieron funciones en el Teatro Principal desde el 10 de julio hasta el 25 de agosto proyectando alrededor de 470 vistas, cantidad muy superior a lo proyectado en los dos años anteriores de los que tenemos filmografía, 1901 y 1902, sin embargo sólo se exhiben seis vistas nacionales:

  1. Aeronauta el célebre Joaquín de la Cantolla y Rico
  2. General Porfirio Díaz acompañado de sus ministros, el
  3. General Porfirio Díaz paseando á caballo, el
  4. Salida de un vapor en el Puerto de Veracruz
  5. Vapor saliendo de la bahía de Tampico
  6. Los elefantes amaestrados del Circo Orrin

Enrique Rosas es un caso excepcional de empresario itinerante, pues terminó siendo productor, junto con Mimí Derba en la Azteca Film durante la segunda década del siglo pasado. En sus inicios tuvo bastantes problemas como lo demuestra la siguiente crónica:

“En 1900 Enrique Rosas y su empleado Palemón Bablot, se queman el rostro y las manos cuando intencionalmente incendian su carpa en Pachuca. Encarcelado y sin atención médica, su madre y un generoso lugareño lo ayudan; adquiere un nuevo equipo y renta un saloncito en México, el Cine Zaragoza. Con las utilidades reinicia en 1903 sus excursiones por la provincia.”(38)

A diferencia de otros empresarios, Rosas cambia el programa de la tarde y de la noche ofreciendo vistas diferentes en cada función. Otros empresarios dan el mismo programa cuando hay doble función. Se anuncia como el “Biógrafo Estereopticón Lumiere- Pathé” promoviéndose como “el único que no produce oxilaciones y que en nada molesta la vista del espectador.”

Es el único, que imprime en el reverso de los programas de mano la historia que se verá en pantalla para mejor entendimiento del espectador. Así sucede con los programas de mano de los días 10, 19, 21, 24, 28 de julio. Las reseñas impresas en los reversos de los programas de mano explican con lujo de detalle lo que se ve en la pantalla. Las reseñas de “La vida de un jugador”, “Alí—Babá y los 40 ladrones”, “Las aventuras de Robinson Crusoe”, “María Antonieta” y “Don Quijote de la Mancha” están incluidas en las reseñas para aquellos lectores más interesados en profundizar en el tema.

Los precios de éste empresario, por ofrecer más vistas por función, son más altos que lo que se venía cobrando normalmente:

«Plateas con seis entradas, $4.50; luneta y butacas, $0.75; proscenios de primeros; $3.00; entrada eventual á primeros, $0.50; proscenios de segundos, $1.50; entrada á segundos, $0.25; número de segundos, $0.06; entrada á galería, $0.15»(39)

Pedro Servín, el empresario que administra el Teatro Principal y socio de Rosas pide licencia el 23 de julio para iniciar el 24 una serie de funciones de cinematógrafo, sin embargo desde el 10 de ese mes ya se dan funciones. Probablemente las licencias las pedían conforme el negocio iba siendo redituable. La licencia en cuestión se otorgó el mismo día en que se pidió. Según Enrique Rosas, ciudad a la que llegaban filmaban escenas de la población local a la salida de misa de doce los domingo por lo que “aquello ponía en conmoción á todos los vecinos, quienes, llegado el momento, se apretujaban por aparecer en primer término ante el objetivo, haciendo mil gestos y visajes. Sobra decir que la noche del estreno todos los acotes improvisados acudían al cine en masa, para verse en la película. Y no era poco el entusiasmo que invadía á todos cuando lograban reconocerse ó reconocer á sus amigos y parientes en la pantalla.”(40) Resulta incongruente lo expresado por el empresario con lo acontecido en Toluca, pues durante los dos meses que duró su estancia no filmó vista local alguna, pues de haberlo hecho las hubiera exhibido durante las funciones del Principal, no obstante su aporte a la filmografía silente mexicana es invaluable por la cantidad de vistas que ofrece al público toluqueño.

Para terminar el año visita la ciudad la dupla empresarial compuesta por Salvador Toscano y Román J. Barreiro en combinación con el Sr. Pedro Servín, quienes dan los días 4, 11 y 12 de diciembre funciones en el Teatro Principal siendo la última función, del lunes 12 publicitada con grandes ofertas

“CINEMATOGRAFO LUMIERE. Notable rebaja de precios en ambas funciones. Gran función popular. ¡A MITAD DE PRECIOS! 25 CENTAVOS LUNETA. 8 CENTAVOS GALERIA. Preciosas vistas. ¡GRAN NOVEDAD!”

No hay indicios que indiquen que entre los domingos 4 y 11 de diciembre de 1904 se hayan dado más funciones, efectuándose la última el día de la virgen de Guadalupe. La última fuente primaria que encontré perteneciente a la década 1896-1905 es el pedimento de licencia para dar una “serie de representaciones de vistas de cinematógrafo en el Teatro Principal a partir de la noche de mañana 1º de enero de 1906.” El documento firmado por un tal Carlos L. Solórzano está fechado el 31 de diciembre de 1905.

               

 

NOTAS

1. Leal, Juan Felipe y Eduardo Barraza, Anales del cine en México, 1905-1911. 1899: ¡A los barrios y a la provincia!, Juan Pablos Editor y Voyeur, México, 2007, pp. 87-91

2. Leal, Juan Felipe, Eduardo Barraza y Carlos Flores, El arcón de las vistas: cartelera del cine en México 1896-1910, Coordinación de Humanidades de la UNAM, México, 1994, p. 30

3. Archivo Histórico Municipal de Toluca (AHMT), ramo “diversiones públicas, 1892-1902”, sección 4, caja 5.

4.  Ibidem.

5. Ibidem.

6. Ibidem.

7. Almoina, Helena, Notas para la historia del cine en México,  vol. 1, México, Filmoteca de la UNAM, (Col. Documentos de la Filmoteca, 1), 1980, pp. 23

8. Archivo Histórico Municipal de Toluca (AHMT), ramo “diversiones públicas, 1892-1902”, sección 4, caja 5.

9. Ibidem.

10. Reyes, Aurelio, de los, “La música en el cine mudo”, en Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, México, UNAM-IEE, Núm. 51

11. Archivo Histórico Municipal de Toluca (AHMT), ramo “diversiones públicas, 1892-1902”, sección 4, caja 5.

12. Ibidem.

13. Leal, Juan Felipe y Eduardo Barraza, Anales del cine en México, 1895-1911. Vol. 3, 1897: Los primeros exhibidores y camarógrafos nacionales, México, Eón-Voyeur, 2003, p.58

14. Reyes, Aurelio, de los, Cine y sociedad en México, 1896-1930. Vivir de sueños. Volúmen I (1896-1920), México, UNAM-IIE, 1983, p.39

15. Miquel, Ángel, Salvador Toscano, Universidad de Guadalajara, Universidad Veracruzana, Gobierno del Estado de Puebla y la Dirección General de Actividades Cinematográficas, UNAM, México, pp. 13-20

16. ídem., p. 100

17. Leal, Juan Felipe y Eduardo Barraza, Anales del cine en México, 1905-1911. 1895: El cine antes del cine, Juan Pablos Editor y Voyeur, México, 2007, p. 16, pie de foto

18. Ídem., p. 15

19. Archivo Histórico Municipal de Toluca (AHMT), ramo “diversiones públicas, 1892-1902”, sección 4, caja 5.

20. Ibidem.

21. Leal, Juan Felipe y Eduardo Barraza, Anales del cine en México, 1905-1911. 1895: El cine antes del cine, Juan Pablos Editor y Voyeur, México, 2007, pp. 79-84; Leal, Juan Felipe y Eduardo Barraza, Anales del cine en México, 1895-1911. Vol. 3, 1897: Los primeros exhibidores y camarógrafos nacionales, México, Eón-Voyeur, 2003, pp. 117-126

22. Archivo Histórico Municipal de Toluca (AHMT), ramo “diversiones públicas, 1892-1902”, sección 4, caja 5.

23. Ibidem.

24. Ibidem.

25. Leal, Juan Felipe y Eduardo Barraza, Anales del cine en México, 1895-1911. Vol. 3, 1897: Los primeros exhibidores y camarógrafos nacionales, México, Eón-Voyeur, 2003, p117-126

26. Archivo Histórico Municipal de Toluca (AHMT), ramo “diversiones públicas, 1892-1902”, sección 4, caja 5.

27. Aurelio de los Reyes da como fecha de su primera exhibición por Carlos Mongrand junio de 1903 en la Ciudad de México, sin embargo para octubre de 1901 ya la estaba exhibiendo en Toluca. Reyes, Aurelio, de los, Filmografía del cine mudo mexicano, 1896-1920, Filmoteca UNAM, Colección filmografía nacional 5, 1986, p. 27

28. Archivo Histórico Municipal de Toluca (AHMT), ramo “diversiones públicas, 1892-1902”, sección 4, caja 5.

29. Ibidem.

30. Ibidem.

31. Ibidem.

32. Leal, Juan Felipe y Eduardo Barraza, Anales del cine en México, 1905-1911. 1899: ¡A los barrios y a la provincia!, Juan Pablos Editor y Voyeur, México, 2007, p. 146

33. Leal, Juan Felipe y Carlos Arturo Flores, Cartelera del cine en México, 1903, Juan Pablos Editor y Voyeur, México, 2007, pp. 61-66

34. Archivo Histórico Municipal de Toluca (AHMT), ramo “diversiones públicas, 1903-1908”, sección 4, caja 6.

35. Archivo Histórico Municipal de Toluca (AHMT), ramo “diversiones públicas, 1903-1908”, sección 4, caja 6.

36. Archivo Histórico Municipal de Toluca (AHMT), ramo “diversiones públicas, 1903-1908”, sección 4, caja 6.

37. Archivo Histórico Municipal de Toluca (AHMT), ramo “diversiones públicas, 1903-1908”, sección 4, caja 6.

38. Ciuk, Perla, Diccionario de directores del cine mexicano, México, CONACULTA y Cineteca Nacional, 2000, p. 534

39. Archivo Histórico Municipal de Toluca (AHMT), ramo “diversiones públicas, 1903-1908”, sección 4, caja 6.

40. Leal, Juan Felipe, Eduardo Barraza y Alejandra Jablonska, Vistas que no se ven: Filmografía mexicana, 1896-1910, México, Coordinación de Humanidades de la UNAM, 1993, p. 16

El automóvil gris (1919)

Compuesta por 24 rollos, este serial mudo de 12  episodios narra las fechorías de una banda de ladrones, que vestidos con atuendo militar, asolaron la ciudad de México durante el año de 1915 cuando la revolución estaba en pleno apogeo y las fuerzas beligerantes — villistas, carrancistas, convencionistas, obregonistas, constitucionalistas o zapatistas — ocupaban alternativamente la capital por breves períodos. La banda aterroriza a la burguesía capitalina mientras un detective les sigue la pista. Esta producción dirigida entre marzo y noviembre de 1919 por Enrique Rosas con la asistencia de Joaquín Coss y Juan Canals de Homs (estos dos últimos protagonistas de la película) y del jefe policiaco Juan Manuel Cabrera quien aportó documentación sobre la aprehensión de los malhechores y que se interpreta a si mismo en el filme, es considerada la mejor cinta muda del cine mexicano y nada le pide a los seriales de la época como la francesa Fantomás (1911) de Louis Feuillade o la norteamericana The million dollar mystery (1914) de  Howell Hansel. Sus virtudes son evidentes desde la calidad del argumento, su aire documental, las actuaciones, pero sobre todo al adecuado uso del lenguaje cinematográfico a través de los primeros planos, el acercamiento o los planos generales.

La serie fue un verdadero éxito desde que se estrenó en veinte cines de la capital en tres jornadas: jueves 11, viernes 12 y sábado 13 de diciembre de 1919. Entre las salas de cine que exhibieron la obra destacan el legendario Salón Rojo ubicado en la calle de Plateros (hoy Madero), famoso por sus espejos cóncavos y convexos, y el Olimpia, también ubicado en el centro histórico.

Que sea un hecho verídico que sucedió pocos años antes y del cual Enrique Rosas había filmado, con afán documentalista, el fusilamiento de algunos miembros de la llamada “banda del automóvil gris” el 24 de diciembre de 1915; que el detective inspector Cabrera, personaje de la película, haya sido interpretado por el propio policía Juan Manuel Cabrera, quien había logrado desmembrar a la banda algunos años antes; que el general carrancista Pablo González, poderoso e importante actor de la revolución, fuera acusado de ser el autor intelectual de las fechorías de la banda convirtió al serial en una especie de “cinéma vérité” que apasionó a los espectadores de la época. Así que entre mito y realidad el director optó por filmar la película en los lugares donde se escenificaron los atracos de la banda. El resultado nos permite admirar una ciudad de México que todavía respira un aire de provincia, pero donde se ve que esta vacía y sobreviviendo los lastres de la revolución. Enrique Rosas trata en la cinta de exculpar, por razones políticas al General González, ya que era de los líderes revolucionarios presidenciables.

A casi cien años de los acontecimientos, algunos de los aspectos más encantadores de la cinta se localizan en sus imágenes de una Ciudad de México empolvada y fantasmal, aún no recuperada por completo del ajetreo revolucionario. Las calles solitarias a pleno mediodía, las casas lastimadas por los enfrentamientos recientes, los rostros de aquellos mexicanos que aún usaban sombrero y bastón, integran un testimonial involuntario de una capital mexicana muy diferente a la que hoy conocemos.

La película por poco y no llega a nuestros días. Sin conocimiento sobre la importancia de preservar la historia fílmica del país la cinta fue mutilada para convertirla en un largometraje. En 1933, al hacerse una sonorización de la cinta, se redujo la serie a un largometraje convencional de 111 minutos. Con tal reducción, El automóvil gris sufrió mutilaciones irreparables, perdió su sentido original y varias escenas quedaron inconclusas o incomprensibles. La mutilación dejo una película donde hay momentos de franca confusión y los engranajes entre cada episodio desaparecieron. El resultado es francamente desalentador, sin embargo algo quedó para las generaciones venideras. Desafortunadamente Enrique Rosas falleció en 1920 y sus herederos no tuvieron el tino o tal vez el poder de impedir este atropello intelectual. Todavía en los años sesenta no era raro encontrarla en exhibición, y su frecuente paso por la televisión también contribuyó a mantenerla viva en la imaginación de los mexicanos.

No hay que confundir El automóvil gris con otra película dirigida por Ernesto Vollrath y  producida por Germán Camus que se tituló La banda del automóvil o La dama enlutada que se estrenó tres meses antes. Esta película constaba, al igual que la obra de Rosas, de doce episodios que fueron finalmente reducidos a ocho. Salta a la vista que la competencia entre productores y exhibidores de ese período provocaba muchas veces que se filmaran los mismos eventos o historias.

Ficha filmográfica: P. Azteca Films y Rosas y Cía. 24 rollos, serial de 12 episodios; 117 min. en versión editada y sonorizada en 1933. D. Enrique Rosas, Joaquín Coss y Juan Canals de Homs. Guión: José Manuel Ramos sobre una historia de Enrique Rosas y Miguel Necoechea, con la colaboración documental del Juan Manuel Cabrera. Fotografía: Enrique Rosas. Edición: Miguel Vigueras y Enrique Rosas. Música: Miguel Vigueras (agregada en 1933). Intérpretes: Juan Canals de Homs (Higinio Granda), Joaquín Coss (don Vicente González), Juan Manuel Cabrera (detective inspector Cabrera), Ángel Esquivel (Francisco Oviedo), Manuel de los Ríos (Ángel García Chao), Miguel Ángel Ferriz, Sr. (Rafael Mercadante), Valentín Asperó (Luis Hernández), Enrique Cantalaúba (Rubio Navarrete), Gerardo López del Castillo (Luis León), Ernesto Finance (Bernardo Quintero), María Mercedes Ferriz (Carmen), Dora Vila (Ernestina), María Tereza Montoya (mujer de Risco), Russo Conde (el Plegado), Francisco Pesado (José Fernández), Carlos E. González (Santiago Risco), Jesús Ojeda (Ángel Fernández), Alfonso Vallejo (el Español), Antonio Galé (el millonario Mancera), José Torres Ovando (Quiñonez), Carlos Obregón (padre de Ernestina).

Según la página cine mexicano del ITESM la cinta fue estrenada el 11 de diciembre de 1919 en veinte salas de la capital del país, El automóvil gris se convirtió en la película más importante del cine silente mexicano. Su magnitud, popularidad y calidad provocaron que esta cinta se mantuviese vigente a lo largo de varias décadas. Todavía en los años sesenta no era raro encontrarla en exhibición, y su frecuente paso por la televisión también contribuyó a mantenerla viva en la imaginación de los mexicanos.

Filmada originalmente como una serie de doce episodios, la cinta de Enrique Rosas fue una verdadera superproducción que superó las expectativas del público y la crítica de su tiempo. Basada en una serie de crímenes que sacudieron a la sociedad capitalina de 1915, El automóvil gris trajo por primera vez al cine mexicano la experiencia histórica inmediata. En este sentido, la cinta es una de la más contemporáneas de su tiempo, un enorme trabajo de «cinéma vérité» que incluye dos elementos totalmente reales: el inspector Juan Manuel Cabrera interpretándose a sí mismo y la famosa escena final del fusilamiento real de los ladrones, filmada en 1915 por el propio Rosas.

A nuestros ojos, algunos de los aspectos más encantadores de El automóvil gris se localizan en sus imágenes de una Ciudad de México empolvada y fantasmal, aún no recuperada por completo del ajetreo revolucionario. Las calles solitarias a pleno mediodía, las casas lastimadas por los enfrentamientos recientes, los rostros de aquellos mexicanos que aún usaban sombrero y bastón, integran un testimonial involuntario de una capital mexicana muy diferente a la que hoy conocemos.

A pesar de su fama, El automóvil gris estuvo a punto de no llegar hasta nuestros días. En un tonto pero comprensible afán por modernizarla, la serie fue reeditada y sonorizada en 1933. La prematura muerte de Rosas (ocurrida en 1920) y la poca conciencia que existía en aquella época sobre la importancia de preservar el patrimonio fílmico hicieron que la serie sufriera pérdidas irreparables. Ausentes están hoy las conexiones entre los diferentes segmentos que la integraban, quedando solamente un esbozo de la complicada trama que ideó su director. Sin embargo, lo que existe de El automóvil gris es suficiente para emocionarnos ante sus imágenes. En la cinta aún vibra el espíritu del intrépido Rosas buscando entretener a los espectadores de aquel lejano 1919.

Algunos miembros de la verdadera banda frente al paredón.

Federico Dávalos en su obra Albores del cine mexicano, editorial Clío subraya que:

El automóvil gris dirigida por Enrique Rosas entre marzo y noviembre de 1919, es la película más ambiciosa y tal vez la más importante del cine mudo mexicano. Era una serie de doce episodios en tres jornadas con pretenciones documentales. Narraba los atracos cometidos desde 1915 en residencias de familias adineradas por unos asaltantes con uniformes militares. La serie se divide claramente en dos partes: La primera muestra los diversos robos cometidos por la banda y, la segunda, las pesquisas ejecutadas por la policía y las sucesivas detenciones de los bandidos.

La idea de la película partió de las escenas documentales del fusilamiento ‑el 24 de diciembre de 1915‑ de algunos miembros de la llamada banda del automóvil gris rodadas por Enrique Rosas (incluidas en Documentación histórica nacional 1915-1916, 1916). El proyecto tardó largo tiempo en cristalizar.

La impunidad de la banda tenía varias causas: por un lado, la confusi n reinante en la capital que permitió a los dirigentes de la banda incrustarse en los destacamentos de las diversas fuerzas de seguridad (militares, policíacas, «reservada»), de las diferentes facciones revolucionarias que se sucedieron en el dominio de la capital (convencionistas, villistas, zapatistas, carrancistas) y, por otro, la connivencia con algunos jefes de tales destacamentos. No cometió todos los delitos que le imputaron, pero el rumor y la voz popular deformaron los hechos y se los atribuyó a la «banda del autom vil gris», señalando de paso al general carrancista Pablo González de ser el autor intelectual de los delitos.

La cinta, a pesar de la intención documental y verista, confunde historia y leyenda. Rosas intenta reivindicar, dignificar y limpiar la imagen de los militares carrancistas y exaltar, además, al presidenciable general Pablo González, como responsable de la aprehensión y ejemplar castigo de los malhechores; exculparlo de su vinculación en la banda.

Enrique Rosas fue asesorado en la dirección por Joaquín Coss y Juan Canals de Homs. El señor Juan Manuel Cabrera, jefe policíaco responsable de la aprehensión de los criminales, proporcionó documentación y actuó también en la película representándose a sí mismo.

Ya desde su estreno, la cinta no pudo apreciarse cabalmente, pues la censura impidió la exhibición de algunos episodios. En 1933, al hacerse una sonorización de la cinta, se redujo la serie a un largometraje convencional de 111 minutos. Con tal reducción, El automóvil gris sufrió mutilaciones irreparables, perdió su sentido original y varias escenas quedaron inconclusas o incomprensibles.

El prurito realista y documental de Rosas se explicaba por la necesidad de armonizar las partes filmadas con base en el guión con el material documental del fusilamiento. Esto lo llevó a filmar la cinta en los lugares reales de los acontecimientos.

El éxito de El automóvil gris se debió no sólo a la resonancia de los acontecimientos referidos, sino también a sus virtudes cinematográficas. Destacan en la película el eficaz empleo de la mascarilla, el acercamiento, el plano general y otros recursos del lenguaje cinematográfico.

Simultáneamente a El automóvil gris, Germán Camus produjo otra película de 12 episodios de tema similar: La banda del automóvil o La dama enlutada (Ernesto Vollrath, 1919) que se estrenó tres meses antes. Los doce episodios originales fueron reducidos a ocho. Era el resultado de la competencia entre los exhibidores por explotar el asunto del auto gris, aunque con más libertad.

Parece que El automóvil gris ha tenido dos sonorizaciones: la ya mencionada, en 1933, y la que se conoce hoy, que data de 1937 y que se realizó en los estudios García Moreno.

Los 12 episodios de El automóvil gris, en tres «jornadas»: Primera Jornada: 1. «El rapto»; 2. «Cara a cara»; 3. «El exfoliador»; 4. «La esquela de defunción». Segunda Jornada («La garra de la policía»): 5. 1r. episodio: «La estratagema»; 6. 2o. episodio: «!Sálvese el que pueda!»; 7. 3r. episodio: «Un papel insignificante»; 8. 4o. episodio: «El hombre de la cicatriz»; 9. 5o. episodio: «En la chapa del alma». Tercera Jornada («Un patíbulo y un misterio»): 10. 1r. episodio: «Josés, Franciscos y Bernardos»; 11. 2o. episodio: «Un patíbulo»; 12. 3r. episodio: «Un misterio».

Las tres jornadas que formaban El automóvil gris se estrenaron, sucesivamente, el jueves 11, viernes 12 y sábado 13 de diciembre de 1919, en las salas Casino, Teatro Colón, Parisiana, San Juan de Letrán, San Hipólito, Venecia, Trianón Palace, Royal, Salón Rojo, Granat, Olimpia, Alarcón, Santa María la Ribera, Las Flores, Garibaldi, Progreso, Vicente Guerrero y Alcázar.

Los doce episodios de La banda del automóvil, la competidora de Rosas son los siguientes: 1. La dama enlutada. 2. El robo a la casa del banquero. 3. El detective Maclovio. 4. El misterio de doña Victoria. 5. La aprehensión. 6. La historia de Ricardo. 7. El buen juez. 8. Una evasión sensacional. 9. El gran descubrimiento de Maclovio. 10. Hijo por hijo. 11. El corralón trágico. 12. El triunfo del amor.

Ya hacia 1908, el francés Jasset había creado al personaje Nick Carter en las primeras cintas de episodios. En Francia, René Navarre, fue protagonista de la serie Fantomás (1911) y de Judex ( 1916-1917) dirigidas por Louis Feuillade. La última se estrenó en México en febrero de 1918. Entre las primeras series norteamericanas se encuentran The adventures of Kathlyn (1913) con Kathlyn Williams y; antes What happened to Mary? con Mary Fuller. Entre las series más populares estuvieron The perils of Pauline (1914) con Pearl White y The million dollar mystery (1914) de 23 episodios.

Una década de cine silente en Toluca

Durante la década que inicia con la llegada del cine a México  en 1896 y termina en 1905, cuando el cinematógrafo se instala definitiva en el inconsciente colectivo y se crean establecimientos exclusivamente dedicados a proyectar vistas, Toluca no es ajena a la llegada del invento y los empresarios itinerantes que surcaban las polvosas carreteras de la época iniciaron a nuestros bisabuelos al visitar la ciudad regularmente. Durante el último lustro del siglo XIX, varios cinematografistas promovieron el invento entre nuestros bisabuelos, siendo Lorenzo Trujillo Marín quien renta el Hotel León de Oro para exhibir la Exposición Imperial (Kaiser Ausstellung), una serie de imágenes fijas en pantalla, durante agosto de 1896 para regresar en 1898 complementando el programa de vistas fijas con el cinematógrafo.

El primer empresario que se documenta como introductor del cine en Toluca fue Eduardo Hervet a quien se le concede una licencia para que “exhiba un Cinematógrafo Lumière, en el Teatro Principal de esta Ciudad.” La licencia esta fechada el 2 de julio de 1898.

Para el último año del siglo XIX, 1900, los hermanos Becerril dan funciones en la plazuela del Carmen durante los días de julio en que se desarrollan la feria. Para noviembre regresan y efectúan funciones en el Teatro Principal.

Así es que durante los años 1899 y 1900, tenemos testimonios de dos visitas de empresarios cinematográficos itinerantes a nuestra ciudad. Román J. Barreiro durante julio del 99 y los hermanos Becerril que dan funciones del nuevo invento durante los meses de julio y noviembre de 1900. Similar al año anterior, las fuentes primarias son cuasi inexistentes para este bienio. Sin embargo se puede documentar que durante el último lustro del siglo XIX visitan Toluca, el cubano Lorenzo Trujillo Marín, Eduardo Hervet, Román J. Barreiro y los hermanos Becerril.

Para el primer lustro del siglo XX tenemos una riqueza documental que contrasta con la casi nula información sobre los últimos años de los 1800.

Fue en el Teatro Principal donde se presentó los días jueves 9, domingo 12, jueves 16 y domingo 19 de mayo de 1901 la “Empresa Delamare” del empresario Augusto Delamare.

Pero es Carlos Mongrand el que proyecta la mayor cantidad de funciones en Toluca durante 1901, pues durante los últimos días de septiembre (¿24?, 26 y 29), durante todo octubre (5, 6, 8, 10, 15, 17, 20, 22, 24 y 27) e inicios de noviembre (1, 2 y 3), ofrece funciones en los teatros Edén y Principal.

Este pionero de la cinematografía nacional regresa a Toluca en diciembre para ofrecer funciones los últimos días del año y una especial el primero de enero del siguiente año, 1902.

Son los hermanos Becerril los más asiduos empresarios en visitar Toluca, pues para las fiestas de la virgen del Carmen, durante julio instalan su carpa en la plazuela del mismo nombre. Para septiembre instalan su carpa en la plazuela de la Merced dando cuatro funciones.

Al igual que todos los empresarios que los antecedieron, los Becerril finalmente dan funciones en el Teatro Principal durante octubre y exhiben una cantidad inusual de vistas filmadas en México.

El evento cinematográfico del año 1904 fue sin duda la presencia de Enrique Rosas asociado con Pedro Servín, administrador el inmueble, quienes dieron funciones en el Teatro Principal desde el 10 de julio hasta el 25 de agosto proyectando alrededor de 470 vistas.

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