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El cinematógrafo en la ciudad de México (1917)

Durante el año de 1917 la cinematografía tuvo un importante despunte en la capital, como lo constatan las noticias que de ello se publicaron en Cine-Mundial. Tres son los reporteros que durante el año escriben para este rotativo: José Luis Navarro, Salvador Ignacio Díaz y Miguel Saucedo. Se publican cinco columnas sobre la cinematografía en la capital: febrero, abril, octubre, noviembre y diciembre, con la peculiaridad que todas mencionan los salones donde se exhiben y los títulos proyectados. Para octubre, con Miguel Saucedo como corresponsal de planta, ya se delinea una columna más seria que le dedica amplio espacio a las incipientes bases de una industria del cine nacional.

La primera nota, de la pluma de José Luis Navarro, quien también era el corresponsal en Guadalajara, apareció en el ejemplar de febrero (Vol. II, No. 2, p. 87). La primera parte es un alegato en favor del cine, basado en la importancia y aceptación que éste ha tenido en la sociedad capitalina, seguido por una recapitulación de lo acontecido a finales de 1916 y los salones y filmes exhibidos. Al final comenta sobre la inauguración, el 11 de enero de 1917 del cine Olimpia.

Cine-Mundial de enero de 1917
Cine-Mundial de enero de 1917

La marcha del cinematógrafo en México

De las industrias de creación reciente, la que más ha prosperado y la que mayor auge toma cada día es la del cinematógrafo. Nadie es capaz de suponer siquiera a dónde irá a parar su constante desarrollo.

Cuando se inició la nueva etapa en que se dio a conocer por vez primera el espectáculo cinematográfico, que en una cinta conserva estereotipados personajes y cosas en movimiento, nadie creía que su desarrollo llegara al extremo en que se encuentra hoy día, y los que, resueltamente, por miras de personal interés, se declararon oposicionistas a la rápida invasión de este género de diversiones, tuvieron que convencerse más tarde de que todos sus esfuerzos resultaban infructuosos, en vista de que el público daba a este sano recreo su preferencia, convirtiéndolo en su entretenimiento favorito.

Así, a medida que la industria cinematográfica ha venido perfeccionándose, la afición del público ha ido en aumento y el triunfo del cine sobre los demás espectáculos ha sido enteramente definitivo. Y es que el cinematógrafo, que en un principio marcaba un solo derrotero, el del entretenimiento como solaz y recreo, ahora descubre nuevos horizontes y su aplicación como medio de enseñanza científica no tiene límites. Su lente escrutador registra los maravillosos secretos de la naturaleza, desde la conformación de seres pequeñísimos hasta el soberbio panorama de los helados mares antárticos.

En lo que atañe a nuestro país si bien es cierto que la fabricación de películas se encuentra aún en pañales, pues que solamente existen cuatro casas productoras, también es verdad que la importación de cintas cinematográficas extranjeras ha sido verdaderamente sorprendente e inesperado. La acción de las casas alquiladoras se ha multiplicado de tal modo que no es difícil encontrar, aún en el más remoto poblado, empresarios que se dediquen exclusivamente a la importación de películas. Y tanto es así, que últimamente una de las principales compañías cinematográficas establecidas en la capital de México, va a editar películas nacionales para dar a conocer de un modo metódico nuestras bellezas artísticas, históricas y naturales. Esta compañía está apoyada por la Dirección Gral. de Bellas Artes, quien le ha marcado un interesante itinerario para que haga un recorrido por toda la República; prueba es esta evidentísima del gran incremento que ha tomado la cinematografía en nuestro país.

Actualmente no ha encontrado otra restricción que la prohibición de películas de carácter policíaco, debido a que en ellas tomaban escuela los individuos de dudosa moralidad cuyas malévolas tendencias eran fácilmente inclinadas a la realización de actos delictuosos semejantes a la trama urdida, imprudentemente exhibida en la pantalla. Casi todos los ayuntamientos locales, siguiendo el ejemplo de la capital, han prohibido terminantemente la exhibición de tales cintas.

En resumen, el movimiento cinematográfico en nuestro país, en aumento siempre, ocupa un puesto importante entre los demás espectáculos conocidos hasta hoy.

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En los últimos meses del año que finaliza han llamado la atención del público metropolitano las notables películas de factura norteamericana «Soborno» y «El Diamante Celestial» y posteriormente «El peligro amarillo,» exhibidas en el «Salón Rojo» y en los principales cines de México. Hasta ahora se ha estado notando la importación de películas norteamericanas a México, no siendo dudoso que el creciente entusiasmo que se ha despertado en la capital por la presentación de films de esta procedencia cunda a los demás Estados, donde probablemente se encontrarán empresarios dispuestos a presentarlas al público sin escatimar gasto alguno.

Debido a las competencias de las empresas de cines hemos visto pasar por la pantalla durante los meses de Octubre a Diciembre hermosas producciones cinematográficas interpretadas por eminentes artistas como la Bertini, Pina Menichelli, Lydia Boreli y la Hesperia.

Damos en seguida una ligera reseña de los cines y teatros de la capital que han presentado al público las mejores producciones cinematográficas y teatrales.

«Salón Rojo.»—»El Diamante Celestial,» en 30 episodios; «Misterio matrimonial,» en 6 partes y en colores, de la casa PATHE; «La hija de Neptuno» o «La Sirena Desnuda,» en 8 partes; «Soborno»; «La fuerza del amor,» en 4 partes (PATHE); «Sangre Córcega,» 3 partes; «La Guerra europea, campo austro-alemán-turco-búlgaro,» en 6 partes.

«Trianón Palace.»—»La Amazona disfrazada,» en 7 partes; «El Idilio Roto,» en 3 partes, y «Heroísmo de Amor,» en 4 partes, interpretadas por la Bertini; «El hombre desnudo,» por Pina Menichelli; «Idilio interrumpido,» y varias otras.

«Cine Palacio.»—»La máscara de la muerte,» «El pecado ajeno,» «My Little Baby,» «El sol a media noche,» «Honradez que mata» y varias otras de mérito.

«Teatro Alcázar.»—»El Jockey de la muerte» y el «Vagamundo,» por Chaplin.

«Cine Victoria.»—»La divina comedia,» en 8 partes.

«Cine Palacio Blanco.»—»El Histrión,» en 5 partes y «En las alas del amor”, en 4.

«Cine Garibaldi.»—»La Sirena desnuda,» en 8 partes; por Anita Kellerman. «La última danza,» 4 partes, por la Naperkavoska.

«Cine Venecia.»—»Los contrabandistas”, en 6 partes, por la Hesperia, y «Max enamorado,» en 3 partes.

El sábado 11 del presente se inauguró el amplio y ventilado «Cine Olimpia,» con vistas de gran arte interpretadas por las artistas Bertini, Pina Menichelli, Boreli y Hesperia. Tuvo un éxito completo «El pequeño escribiente Florentino,» en dos partes, adaptación del célebre libro «Corazón» o «Diario de un niño.»

                José Luis Navarro.

Enero de 1917.

La segunda noticia se publica en el ejemplar de abril (Vol. II, No. 4, pp. 188-189) sin que sepamos quién es el corresponsal en la capital que envía la nota. Se remite a las salas de cine y su programación. Hace hincapié en la creación de tres compañías de cine nacionales.

Cine-Mundial de abril de 1917
Cine-Mundial de abril de 1917

De México

Las películas que más interés han despertado en los últimos meses han sido «Las Aventuras de Elena,» de la casa de Pathé, en nueve episodios e interpretada por Pearl White, actriz que goza en esta de numerosas simpatías. Dicha cinta fué estrenada en el «Salón Rojo.» Además «La Moneda Rota,» de la Universal, con Grace Cunard como protagonista, y «Los Misterios de Nueva York,» que sigue dando entradas fabulosas a los empresarios y cuya protagonista es también Pearl White.

En el «Cine Olimpia,» que se dedica exclusivamente a la proyección de películas italianas, se han mostrado entre otras «El Fuego» y «Tigre Real» por Pina Menichelli.

En el cine «Vicente Guerrero,» cuyo propietario es el señor Enrique Orcillo, y que es uno de los más favorecidos por el público, se dieron las películas en serie que arriba he mencionado.

Respecto a producción nacional, lo que existe aquí es lo siguiente: tres compañías han empezado a hacer ensayos y parece que muy pronto exhibirán sus primeras producciones. Estas son: la «Compañía Lenox,» cuya primera actriz es la señorita Dora Vila (actualmente primera actriz del Teatro Mexicano), La «Mimí Derba,» y la «Consuelo Cabrera,» que apenas están empezando a montar sus estudios. Pero hasta la fecha no puede decirse que exista una verdadera producción nacional.

Corresponsal.

México, Marzo de 1917.

Es hasta el número de octubre (Vol. II, No. 10, p. 519) que se vuelve a mencionar a la ciudad de México. En esta ocasión resulta que es el redactor de Semana Cinematográfica, Salvador Ignacio Díaz, quien firma la columna publicada en Cine-Mundial. Un breve recuento de lo hecho por las cinco productoras nacionales que han iniciado trabajos en este año; seguido por las exhibiciones de material extranjero.

Cine-Mundial de octubre de 1917
Cine-Mundial de octubre de 1917

CRÓNICA DE MÉXICO

La cinematografía artística está tomando gran incremento en esta república.

Actualmente hay cinco casas trabajando en impresionar películas: México- Lux-Film S. A.; Azteca Film (Rosas, Derba y Cía) Cirmar Film; Arrondo Film y La Bandera Film.

La primera estrenó ya su primera cinta intitulada «La luz,» tríptico de la vida moderna, interpretado por la bellísima artista Emma Padilla, que posee un parecido asombroso con Pina Menichelli, y por el Sr. Ernesto Agüeros. Prepara también el estreno de una gran película de conjuntos, escénicos, cuyo nombre aún no se ha decidido y que está interpretada por una bella artista, llamada Gilda Chavarri.

La segunda, la Azteca, estrenó ya dos películas: «En Defensa Propia» y «Alma de Sacrificio,» las dos interpretadas por Mimí Derba, como protagonista, y por María Caballé y Emilia del Castillo, como segundas partes.

La tercera (La Cirmar) estrenó su primera película «El Amor que triunfa,» adaptación cinematográfica de la popular zarzuela «El amor que huye.» La reducción es muy feliz y está bien interpretada por la seductora María Caballé.

La Arrondo-film anuncia el próximo estreno de «Maciste, Tourista,» película mexicana en la que funge como protagonista un atleta apellidado Ugartechea, el cual tiene más o menos el aspecto del Maciste auténtico.

La Bandera-Film hizo un ensayo con los alumnos de la «Escuela Nacional- de Arte Teatral y Cinematográfico,» el cual tiene pequeños defectos, pero en conjunto resultó buena la película.

Las alumnas que más se distinguen son las señoritas Carmela Patino y Susana Aurelia Quiñones.

PELÍCULAS EXTRANJERAS

Ahora que ha amenguado la importación de películas europeas, es cuando empezamos a saborear las bellas producciones americanas. De las primeras fué «Romance de Gloria,» en la que la bellísima y famosa artista Billie Burke interpreta la protagonista. «Veinte Mil Leguas de Viaje Submarino» ha obtenido un éxito clamoroso, contadas sus exhibiciones como llenos únicos. «La Máscara Roja,» por Grace Cunard y Francis Ford, ha gustado también mucho. Así como también «El Teléfono de la Muerte» y «Los Peligros del Servicio Secreto.»

Hace unos cuantos días fué estrenada una bonita comedia de la vida mundana: «La Mariposa en la Rueda del Destino,» en la que Vivían Martín raya a gran altura. «El Pasaporte Amarillo,» por Clara Kimball Young, gustó muchísimo, pues es Clara una de las favoritas del público mexicano. Se espera con ansia el estreno de la hermosa factura americana «Cuando toca en lo vivo.»

Entre las películas europeas que mayor éxito han tenido en esta última temporada se cuentan: «La Piccola Fonte,» de la Bertini; «II Discepolo,» de Paul Bourget, por Fabienne Fabregues; «Madame Tallien» (Robespierre), por Lyda Borelli; «Patrie,» de Sardou, por Vera Sergine y Henry Krauss. Se augura un gran éxito al próximo estreno de María Jacobini y Tullio Carminati «El Artículo IV,» escena cómica dirigida por el Conde Negroni.

Seguiré informando.

Salvador Ignacio Díaz.

(Redactor de «Semana Cinematográfica.»)

La columna “Crónica de México” sigue en el número de noviembre (Vol. II, No. 11, p. 577), pero ahora con un corresponsal de la casa, Miguel Saucedo.

Cine-Mundial de noviembre de 1917
Cine-Mundial de noviembre de 1917

CRÓNICA DE MÉXICO.

Es de tal importancia una crónica de los sucesos cinematográficos en esta hermosa ciudad, que sin duda se habrán extrañado muchos lectores y no menos alquiladores de películas, al hojear esta importante revista y no encontrar algo que con esto se refiera, ya que es tan notorio el esfuerzo y triunfo por cimentar en esta ciudad este género de espectáculo. En la actualidad solamente dos teatros no se dedican a este negocio, que poquito a poco ha ido convenciendo por su bondad a los empresarios de todas las poblaciones de importancia.

Como quiera que esta será la primera crónica que se refiera a esta ciudad, justo es hacer historia de quienes han sido los que por sus esfuerzos y actividades han sabido orientar la opinión en un sentido favorable, para que solamente reine entre los espectáculos esta diversión moral y maravillosa. Se han formado compañías poderosas de exhibición, como es la que regenta el Señor J. Granat, que tiene bajo su control la Agencia exclusiva de veinte casas extranjeras productoras de películas, y que dirige en la capital los salones que siguen: el que es principal, llamado Salón Rojo, colocado en la gran arteria, concurrido por la sociedad más selecta; el Teatro Alarcón, donde con las películas más modernas alterna alguna variedad; el Teatro Alcázar, extenso y cómodo local, también concurrido por buen público, y el Cine Garibaldi, uno de los más amplios lugares de diversión. De paso hay que mencionar el esfuerzo titánico que ha desplegado para hacer prosperar su negocio este activo gerente, teniendo que combatir con sus enemigos la zarzuela, la comedia y el drama, que durante mucho tiempo fueron encantos favoritos de los habitantes.

Gracias a él hemos tenido oportunidad de conocer las principales producciones americanas, y gracias también a él, estas cintas han triunfado sobre las producciones europeas, al grado tal que consultando una estadística hacendaría cualquiera sobre la importación de películas extranjeras, se verá sin duda la enorme diferencia en cantidad de películas americanas que han sido explotadas sobre las europeas, y que hoy puedo decir han dominado al público completamente.

Como producciones que más han llamado la atención y que han pasado por los principales salones, contratadas por éste mismo, tenemos que mencionar las siguientes: «Los Misterios de New York,» «El Diamante Celeste,» «La Moneda Rota,» «El Secreto del Submarino,» «Los Apaches del Gran Mundo,» «Sus Padres Oficiales,» «La Mujer Atrevida» «Sangre y Arena,» «Llegan los Campbell,» «La hija del circo,» «El Escándalo» y todas las del genial cómico Charles Chaplin, al lado de otros más.

Una de las cintas que más conmovió al público fué «El Romance de Gloria» en la que figura como protagonista Miss Billie Burke. Esta artista sencilla, estética y hermosa—se decía—no recurriendo a ninguna afectación, sabe dominarnos hondamente, conoce ingenuamente la psicología latina y por esto al solo anuncio de la famosa producción, el público acudía gozoso.

Actualmente existen alrededor de cuarenta salones de cinematógrafo, al lado de algunos teatros de importancia que también ofrecen este espectáculo.

Igualmente hay tres o cuatro casas productoras de películas con temas mexicanos que conocerán más tarde los lectores de todas las Repúblicas hispanoamericanas.

Miguel Saucedo.

Terminan las noticias sobre el quehacer cinematográfico en la capital durante el año con una columna bastante extensa, publicada en el ejemplar de diciembre (Vol. II, No. 12, p. 629), firmada por el corresponsal de planta, Miguel Saucedo. La columna enumera al inicio los asuntos que desglosa: Las cintas norteamericanas con sus actores y actrices, la importancia del argumento, los empresarios y actores nacionales, así como un resumen de lo acontecido en la cinematografía.

Cine-Mundial de diciembre de 1917
Cine-Mundial de diciembre de 1917

Crónica de México

Predominio absoluto de las películas norteamericanas sobre las europeas. — Se debe casi exclusivamente al trabajo de los actores y actrices yanquis. — Algo acerca de los argumentos. — Desfilarán por estas páginas los empresarios y actores mexicanos. — Resumen del movimiento cinematográfico

Consultemos una estadística cualquiera. Consultemos a los empresarios, a los alquiladores de películas. Simplemente, interroguemos al primero que encontremos y digámosle: «¿Qué piensa Ud. sobre las películas que ha mirado?» Y después de sondear todas estas diversas opiniones concluiremos cómo es de inconsciente y dominadora la influencia en nuestro sentimiento latino de los dramas, actores y estilo americanos, y que actualmente sin sentirlo nos conmueven y dominan completamente. Viene la pregunta:

¿Qué hay de superior en las películas americanas?

¿Por qué el público, no sólo metropolitano, sino de todos los Estados en general, las prefiere?

La contestación es demasiado compleja; pero se adivina, sin embargo, en el fondo del problema el esfuerzo titánico y desesperado de los empresarios que hicieron triunfar y sobreponer el estilo mencionado sobre el europeo, mejor dicho sobre el francés e italiano que durante tanto tiempo ocuparon únicamente el interés del público. Justificar esto es fácil: No hay sino recordar las crónicas, las opiniones de dos años atrás y encontraremos elogios y «reclames» extensos, únicamente dedicados a las películas europeas, pues las americanas aun no aparecían sino como deformidades de la cinematografía, según se decía a menudo.

Diremos algo más, a pesar de que en muchas de éstas, está tomado el argumento de autores franceses; sin embargo, basta con que se sepa que los actores son americanos para que el público acuda solícito a divertirse. ¿En qué, pues, se encuentra el placer? Yo lo diré: según opinión de muchos «dilettanti,» se debe esto a la naturalidad, sencillez y verdad con que vive su papel el actor americano.

Recuerdo ahora la recomendación tan vieja como verdadera de Don Miguel de Cervantes Saavedra, que por boca de Don Quijote hacía a este respecto: «Llaneza, muchacho, que toda afectación es mala.»

Yo pregunto ahora: ¿Hay alguna persona que encuentre afectación en los protagonistas de alguna película de nuestra vecina república? Yo creo que no. Es cierto que hay algunos tipos que no corresponden y que además no están de acuerdo con la naturaleza del argumento, pero esos no son sino secundarios papeles, que por esta causa han de pasar inadvertidos para la fina atención de los directores, a quienes el papel principal les roba todo su cuidado.

He tenido oportunidad de entrevistar al señor G. Granat, representante y gerente general de la principal sociedad alquiladora de películas, a quién pienso dedicarle una crónica por su labor en el cinematógrafo. Su larga experiencia en el negocio y sus profundos conocimientos lo ponen en la posibilidad de emitir su opinión sobre esta tesis. Cree él que fuera del inconveniente del sistema adoptado comúnmente en la ya dicha república americana, de que los episodios sean muy numerosos, en vez de traer ventajas, como se piensa, aquí pasa lo contrario. Fácilmente se pueden adivinar. Si por alguna causa de fuerza mayor «no sé ve» el principio del drama, resulta que ya no se asiste por haber perdido el encanto; otro tanto sucede, cuando en vez de ser los primeros episodios son los intermedios, de tal manera que dejando de concurrir una o dos noches al salón donde se exhibe alguna película de episodios, la entrada disminuye, y es que el público busca el salón donde en una sola noche pueda ver el principio y desenlace de alguna historia.

Ya iré presentando a los lectores de esta revista los principales empresarios de esta capital y actores mexicanos, al mismo tiempo que sabremos sus opiniones sobre las películas americanas que, a no dudarlo, habrá gustos para todos los estilos.

Pero en resumen: el hecho innegable es que el mayor tanto por ciento de películas importadas se lo llevan las que nos vienen de allende el Bravo.

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Respecto a las novedades que durante este mes hemos tenido oportunidad de apreciar mencionaré, desde luego, como principal la vista impresionada en el frente inglés, y que corresponde a la toma de Messines y de Arras, por las fuerzas británicas. Esta película se está exhibiendo en el elegante Salón Rojo, y se ha visto más concurrido de lo que lo está siempre. El empresario, señor G. Granat, a quien se le debe esa importación, conocedor de su negocio que regentea, ha hecho publicar y difundir profusamente unos bien editados cuadernos que encierran todo el argumento de las batallas mencionadas.

En el mismo salón se anuncia una vista americana, que hará época; figura como actor principal un miembro de la aristocracia de esa república. Ya informaré. Está pasando «En el Palacio del Rey,» hermosa vista histórica que ha llevado mucho público.

En el amplio y elegante Teatro Alarcón están pasando el «Teléfono de la Muerte» y otras vistas, americanas también.

En el Cine-Garibaldi, pasan las siguientes películas, también americanas: «Los Apaches del Gran Mundo,» «Amor Salvaje» y «La Mujer Misterio.»

En el Teatro Alcázar: «La Revancha del Píllete» y «En las Pampas del Amazonas.»

Respecto a las casas productoras, en estos días no han anunciado nada nuevo, fuera de «La Tigresa,» en la que figura como protagonista la elegante artista Sara Uthoff.

Miguel Saucedo.

Entrevistas con Mimí Derba (1918)

Las dos entrevistas que dio Mimí Derba a Cine-Mundial se publicaron en enero y junio de 1918. Diametralmente opuestas, en la primera de ellas, la actriz en compañía de Enrique Rosas (en la publicación se le llama Rojas), habla de su aventura cinematográfica y su talante es sumamente optimista; en la segunda, todo lo opuesto y critica acremente “la inconstancia” que “caracteriza a este país.” La Azteca Film acababa de filmar el año anterior En defensa propia, Alma de sacrificio, La Soñadora, La tigresa y En la sombra. Las opiniones de Derba sobre el futuro de las actrices cinematográficas no son muy halagadoras. En la primera entrevista, el mensuario le dedica página entera junto con fotografías de Rosas y Derba y la titula La escena muda en México y destaca la Opinión de Mimí Derba; en la segunda, se diluye la información en la columna La cinematografía en Méjico, pues también se crítica acremente la película Tabaré y se comenta el anti-americanismo contra las cintas norteamericanas.

El reportero cuyo pseudónimo es Licdo Fumilla, hace la primera entrevista en Nueva York y la visión que tienen Derba y Rosas es muy positiva sobre el futuro de la cinematografía mexicana; la segunda es del corresponsal de Cine-Mundial Epifanio Soto donde la actriz duda que el cine tenga un futuro promisorio y remata: “Dígase lo que se diga, la producción mejicana no llegará, durante varios años, a ser aceptable.»

La primera nota de Cine-Mundial se publicó en enero de 1918 (Vol. III, No. 1, p. 17):

La Escena Muda en México

Opinión de Mimí Derba

Por el Licdo FUMILLA

¡Brrr! Al entrar en el Hotel McAlpin me sacudo este pordiosero agresivo, este frío de Nueva York, más fiel y más punzante que un amor muerto. No sé si da vergüenza sentirlo o decir que se siente; pero hay, a la una de la tarde, cinco grados centígrados bajo cero, y entre los copos de la nieve la gente corre como alma que lleva el diablo. En el «hall,» la baraúnda de rigor en estos modernos falansterios y pasa un rato largo antes de que yo me oriente y acierte con el departamento que ocupa la gentil artista mexicana Mimí Derba. Mimí Derba trae entre manos una empresa ardua que tiene mucho de apostolado y algo de industria, y como esas iniciativas son rarísimas entre las mujeres hispanoamericanas, allá va el repórter a la busca y captura de la información. Además, esa empresa se relaciona con la cinematografía, y CINE-MUNDIAL debe saber a qué atenerse y decírselo a sus lectores. El ascensor trepa hasta las alturas en que se pierde todo rumor del maremagnun neoyorquino que es insufrible en la bifurcación de Broadway, 6a. Avenida y calle 34; y tras unos ziszás por los pasillos, sobre la alfombra roja en que las pisadas suenan como las cautelosas de los ladrones, llego al gabinete en que Mimí Derba recibe al enviado de CINE-MUNDIAL.

La acompañan su socio Sr. Rojas, (sic) presidente de la Empresa, y otro compatriota. Durante las presentaciones yo recuerdo que he aplaudido a Mimí Derba en el Teatro Martí y en el Teatro Nacional, de la Habana, donde su labor escénica gusto muchísimo. Mimí Derba es joven, bella y culta, una belleza de rasgos finos y delicados, y su figura es gentil y de trazos totalmente armónicos. Lleva el pelo cortado a media melena, según el canon de la bohemia artística que da a las mujeres un aire encantador de colegialas. Lo más impresionante de su belleza son las pupilas de donde fluye una luz mansa y serena, esa luz de las almas en equilibrio y de los corazones sin pasión. La voz es suave, de una ternura que en las horas de intimidad debe ser irresistible, y con la gama corta e insinuante que delata su raigambre de mexicana castiza. Siendo mujer y joven y bella y habituada a la parlería de entre bastidores, no es locuaz. Dice las cosas precisas, y las dice con una precisión deliciosa, como los criterios seguros de sí mismos que no ceden a los apremios de lo impensado. Mimí Derba lo ha pensado todo, por lo menos todo lo que yo la he de preguntar, y lo expresa lisa y llanamente, sin reserva mental.

Cine-Mundial de enero de 1918 (Vol. III, No. 1, p. 17)
Cine-Mundial de enero de 1918 (Vol. III, No. 1, p. 17)

Me sorprende su cambio de rumbo, el haber dejado el teatro, donde la esperaba un brillante porvenir, por el cinematógrafo que debe tener para ella los peligros de lo desconocido, y le pregunto discretamente el porqué. Mimí Derba sonríe y dice:

—Es un cambio de postura. A mí me gusta mucho cambiar. Odio la monotonía en la vida, que es como la confirmación de la rutina. Por romper esa rutina he abandonado el teatro. El género a que yo me dediqué, la zarzuela, no colmaba mis anhelos. Yo hubiera preferido la Ópera; pero la Ópera requiere una preparación enorme, si se ha de triunfar, de mucho tiempo, mucho estudio, mucho sacrificio. Cambié, pues, de rumbo, y me entré de lleno por los campos dela cinematografía.

—¿Porque sí?

—No; después de reflexionarlo y de haber estudiado un plan, es decir un programa completo y de haber contribuido a la organización de esta Empresa que preside mi socio Sr. Rojas. (sic) Mis aspiraciones van más allá de mi porvenir, y están enlazadas a un ideal sinceramente patriótico. En México, la producción cinematográfica es campo inexplorado, completamente virgen. ¿Por qué no roturarlo y explotarlo si hay para ello elementos, voluntad, inteligencia y cultura? La revolución mexicana, que todo lo ha subvertido, nos obliga a cimentar sobre las ruinas de lo viejo una civilización amplia y rápida, y la paz, que va arraigando en todos los ánimos, da base para toda clase de iniciativas. La nuestra se concreta a que México sea país productor de películas como Norteamérica, como Italia, como Francia. Para desechar el tributo que hasta ahora hemos pagado, predicamos con el ejemplo. Hemos impresionado varias películas, utilizando los recursos estrictamente nacionales, y estamos satisfechos de nuestra labor. El actual gobierno la apoya y protege, como protege todas las iniciativas tendentes a crear riqueza mexicana, y a divulgar lo que es el México de nuestros días. He ahí el motivo de nuestro viaje.

—¿De modo que Uds. han venido a Nueva York…

—A propagar la verdad de México, y a buscar algunos materiales para ampliar nuestra industria, como vienen a buscarlos los industriales de otros países; a propagar la verdad de un México culto, social y progresivo; a borrar el prejuicio, aquí tan arraigado, del México incivil, siempre rebelde, cada vez más atrasado; el México, en fin, del «pelao»… Para lograrlo y convencer a los yanquis de que somos otros, de que en México hay algo más que hordas salvajes, hemos traído nuestras películas, y cuando este público las vea, cambiará seguramente de opinión. Logrado eso, o puesta en el surco la simiente que dará su fruto, regresaremos a México a trabajar, a ensanchar nuestra esfera de acción.

—¿Ud. cree que México llegará a ser buen productor de películas?

—Ya lo es, (el Sr. Rojas (sic) lo afirma, también, enérgicamente) y tenemos fe grande en que llegará a serlo en gran escala. Dentro de un par de años, acaso antes, las películas nacionales dominarán casi en absoluto en nuestro mercado. Dejando cierto margen, claro está, para la producción extranjera. Lo bueno llega a todas partes, y mi patria no cerrará sus puertas al Arte, venga de donde viniere.

—Dígame su opinión acerca de las cintas y de los artistas norteamericanos.

—La producción norteamericana me parece admirable, sobre todo por la técnica y por la facilidad con que esa técnica llega al espectador. Hay algunas producciones magníficas; pero, en general, no me agradan los argumentos. Hay un afán grande de producir sin una rigurosa selección de los temas. Me parece que el Arte está apabullado por la codicia industrial.

—¿Y de los artistas? ¿Y de los directores?

—De los directores, ni palabra. No conozco a ninguno. Los artistas me gustan por su naturalidad. De las «estrellas» americanas me encanta Mary Pickford, y de las extranjeras la Bertini. Mi labor en el teatro, primero, y mi dedicación a esta empresa, ahora, me impidieron conocer más ampliamente la cinematografía de Norte América.

Digo mi gratitud en nombre de CINE-MUNDIAL, y tras una despedida muy afectuosa la interviú termina sin otro detalle digno de mención. Deseemos un triunfo grande a quienes inician esta obra de arte y patria: Derba y Rojas. (sic)

La segunda nota se publicó en Cine-Mundial de junio de 1918 (Vol. III, No. 6, p. 339):

La Cinematografía en Méjico

Últimos Sucesos.

Mimí Derba (centro) en Alma en sacrificio
Mimí Derba (centro) en Alma en sacrificio

La retirada de Mimí Derba.— Considérome libre de ese apasionamiento que ha poseído a la mayor parte de los que escriben sobre el escabroso tema de «El Cine Mejicano.» Por eso, sin temor a equivocarme, asiento lo que sigue:

Dígase lo que se diga, la producción mejicana no llegará, durante varios años, a ser aceptable.

Entre las muchas razones que puedo esgrimir en pro de mi aserto, mencionaré «la inconstancia,» cualidad que caracteriza a este país.

En efecto, desde que el arte mudo despuntó aquí, muchos actores y actrices que empezaron sus trabajos con buen éxito, se han retirado, o cuando menos permanecen inactivos: Emma Padilla, denominada «Menichelli Mejicana,» que tan sólo imprimió «La Luz»; María Luisa Ross, a quien un fracaso desanimó y, últimamente, Mimí Derba, la hermosa intérprete de «En Defensa Propia» que, cuando un porvenir brillante parecía abrirse ante ella, se retira «de golpe y porrazo,» confirmando la declaración que hizo al enviado de CINEMUNDIAL:

—Es un cambio de postura. A mí me gusta mucho cambiar…

Esta última fué, sin duda, la pérdida más sensible de todas, ya que Mimí era, indiscutiblemente, la mejor de las actrices cinematográficas mejicanas.

¿Qué nos queda ahora? Aceptables, únicamente, Sara Uthoff y Carmen Bonifant que (y ya no asombraría a nadie) se retirarán cuando menos se piense.

Juzgando por los hechos, mi predicción se cumplirá…

Epifanio Soto (hijo).

Sara García y la Azteca Film. La Calle de junio 4, 2012

El Colegio de las Vizcaínas ha albergado en su seno a lo largo del tiempo a muchas niñas. Algunas de ellas al volverse mujeres serían parte fundamental de la ciudad de México. Una de estas niñas fue Sara García, una de las figuras icónicas más importantes de la historia de nuestro cine nacional.

Y comienza la historia…

Viajaron de España a México porque su padre Isidoro García había sido contratado para restaurar la catedral de Monterrey. La ciudad gustó a la familia García Hidalgo y fue así como Isidoro montó una pequeña fábrica de papel maché, al mismo tiempo que trabajaba en la fábrica de cerámica de la familia Madero. En 1900, la fatalidad cubrió el hogar de la familia, al caer el padre de un andamio víctima de un derrame cerebral. Felipa, madre de Sara, internó a su marido en el hospital, pero aunque sobrevivió al ataque, quedó semiparalizado para el resto de sus días. Al principio, creyó poder llevar las riendas de la pequeña fábrica de papel maché‚ pero al igual que todas o casi todas las mujeres de su época que quedaban viudas o casi viudas, el negocio se le comenzó a ir de las manos. Al verse sola en una ciudad donde conocía poca gente, se angustió por la salud de su marido y el futuro de su hija. Por consejo de varias familias españolas radicadas en Monterrey, se decidió a viajar a la ciudad de México, ya que ahí existían mejores médicos y hospitales, y sobre todo porque tenía la esperanza de quela Beneficencia Españolale diera un apoyo para hospitalizar a Isidoro e internar en el Colegio de las Vizcaínas a su hija para que prosiguiera con sus estudios.

La vida en México

Felipa acudió ala Beneficencia Españolarecibiendo el apoyo solicitado. Después de realizar todos los trámites para internar a Isidoro, el 28 de octubre de 1904 dirigió sus pasos al Colegio de las Vizcaínas para solicitar el ingreso de Sara como alumna con lugar de gracia, lo cual le fue contestado satisfactoriamente. Al poco tiempo de haber ingresado al colegio muere Isidoro. Sara se siente sola, pero su carácter jovial le ayuda a sobreponerse a lo que sabía irremediable. Felipa, entonces, obtiene un trabajo como ama de llaves.

Pero la desgracia perseguía a la familia García Hidalgo. En 1905 Felipa y Sara se enferman de tifo, Felipa todavía no restablecida de la muerte de Isidoro presiente una nueva tragedia en el seno familiar. Sobresaltada acude a ver a la directora de las Vizcaínas y le encarga que vele por su hija, en caso de ella morir. Y efectivamente, Sara se recupera pero su madre muere de tifo veinte días después. Cecilia Mallet, directora de las Vizcaínas, se hizo responsable de ella con independencia de su inserción como maestra. Primero, la hizo estudiar piano. Al darse cuenta que no era apta para ello, la encaminó hacia la pintura. Las clases las recibió de don Francisco Rebull, pintor consentido del porfiriato.

La muerte de sus padres forjó en la joven alma de Sara un temple que le serviría toda su vida, ya que se volvió una mujer fuerte y decidida, emprendedora y tenaz. Esto lo comprobamos al ver que a la edad de 14 años es nombrada profesora de la clase de dibujo, al sustituir por dos meses a la maestra María Cira Lejarza. El contacto con otras alumnas, fungiendo ella como maestra, le hizo ver que el magisterio podría ser un buen camino y excelente profesión para una joven en sus condiciones. Para Sara, los inicios de la revolución mexicana le fueron ajenos: sucedió fuera de los muros del colegio. Y vino a percatarse de ella hasta el momento dela Decena Trágicaen 1913 cuando impartía el tercer año de primaria. El gobierno pidió permiso para usar la azotea del plantel como trinchera, a lo que la directora se negó. Poco tiempo después caían bombas sobre la enfermería y el laboratorio de física. En realidad los daños fueron mínimos.

La revolución afectó económicamente a la escuela, casi todas las maestras dejaron de cobrar, razón por la que se les permitió dar clases extramuros. Sara tuvo la suerte de ser la maestra particular del hijo del señor Mayán, uno de los dueños del próspero almacén Liverpool – tienda departamental al estilo de los almacenes Lafayette de París. Este trabajo fue una especie de bendición, ya que representaba un buen salario, además de la posibilidad de pasearse libremente por la Alameda y sus alrededores.

El encuentro con el mundo de las sombras

Como todos los miércoles, al salir de la mansión de los Mayán se encaminó hacia el colegio. Para ello tenía que cruzar la Alameda. Tanensimismada estaba en estos pensamientos que no se dio cuenta como llegó hasta la esquina de Juárez y Balderas, junto al pabellón que levantó la comunidad española para la Exposiciónde Arte Peninsular con motivo de las fiestas del Centenario de la Independenciade México en 1910. En el portón había un grupo de personas que miraban algo. Curiosa, se acercó para mirar también. El comentario de un espectador le hizo recordar que ahí se filmaba una película con la gran diva Mimí Derba, quien audazmente había formado su propia compañía de películas: Azteca Film. Se rumoraba que después de la huelga emprendida por Mimí y varios compañeros suyos, las puertas de los teatros capitalinos les habían sido vetadas. Era el pago por jugar al sindicalismo. Fue gracias al patrocinio del General González, amante en turno dela Derba, que esta empresa cinematográfica había podido echarse a andar. Además, a voces no tan bajas, se vinculaba a este general con la famosa banda del automóvil gris.

Según testimonio de la propia Sara García, recogido en uno de los volúmenes de Testimonios para la historia del cine mexicano, que publicóla Cineteca Nacional en 1976, nos cuenta su primer encuentro con el cine:

Cierta vez que yo espiaba, según mi costumbre, lo que sucedía en los flamantes estudios de cine, estaba muy quitada de la pena viendo algo parecido a un baile cuando, de pronto, sentí una mano en el hombro. ¡Era el director de Azteca Film, el señor don Joaquín Coss!

–¿Qué hace usted aquí, niña?, me espetó, porque era muy brusco.

–¡Ay, señor, estaba mirando!

–¿Qué, le gusta esto?

–¡Ay, señor, mucho!

–¿Quisiera trabajar aquí?

–¡Ay, sí señor!, me apresuré a confesar, pues siempre he sido audaz.

Estaban filmando una película, no recuerdo si En defensa propia, Alma de sacrificio o La tigresa. Bueno, pues no bien le hube dicho al señor Coss que deseaba trabajar en los estudios, cuando me invitó a pasar:

–Pase, pase.

–Mire, señor ahorita no puedo…

–Pase, pase, pase.

Total, pasé, anduve fisgando y ya me iba cuando el señor Coss…

–¿Quiere usted venir mañana?

–¡Ay, sí, señor!

–¿A qué hora puede venir?

–A tal hora. Y señalé la destinada a las clases particulares.”

Portada del Cinema Reporter

Salió de los Estudios Azteca Film, como sobre nubes, su sueño de ser actriz comenzaba a corporizarse. No sintió el trayecto hacia el colegio. Cuando llegó, trató de ocultar su secreto. No podía decirlo a nadie, podía costarle el empleo, qué pensaría el Consejo si ella, una maestra del plantel se convertía en cómica de cine… ¡Qué horror!, ¡ni pensarlo!…

Y continúa con sus recuerdos Sara García:

En aquel entonces no me pagaban nada. Todo era de pura gorra. Yo era extra o señorita de conjunto, como nos denominaban. No estoy segura de si es lo mismo una extra que una señorita de conjunto, pero el caso es que esto último sonaba muy bien, aunque sólo se tratara de hacer bola.

En este momento no recuerdo con exactitud si mi primer papel, uno pequeñito, me lo dieron para En defensa propia o en Alma de sacrificio, pero la hice de criadita. Actúe dos minutos y tuve la suerte de que me viera Eduardo Arozamena, apodado El Nanche.

Su primer trabajo como señorita de conjunto, término con el cual se denominaba en el teatro lírico español a las chicas del coro, lo que el cine luego llamaría extras, le permitió filmar sus primeras tres cintas: En defensa propia, La soñadora y Alma de sacrificio. En la primera película tuvo su primer acercamiento con quien posteriormente sería su marido: Fernando Ibáñez, un joven poblano de no malos bigotes, a quien la juerga bohemia atraía más que el deseo de ser actor. Cuando terminó sus dos primeros trabajos en los estudios Azteca Film, sintió un escalofrío pues el estreno de En defensa propia sería el 14 de junio en el teatro Arbeu. ¿Cómo explicar a la Junta del colegio que ella, una alumna y maestra de las Vizcaínas, se había convertido en cómica, que convivía con la desvergonzada amante del general González a quien se ligaba con la banda del automóvil gris? No le quedó más remedio que tomar al toro por los cuernos. Habló con la directora de su situación y extendió su renuncia. Como respuesta recibió del Consejo un permiso sin goce de sueldo, por si las cosas no le salían bien, podía regresar a las aulas a dar clases. Ella aceptó la indicación. A finales de septiembre, al terminar de filmar Alma de sacrificio, se unió a la compañía creada por Eduardo Nanche Arozamena con varios de los actores y actrices de la Azteca Film. Debutó en el teatro Fábregas con la obra francesa muy en boga en esa época: El asno de Buridán. Su sueldo fue de dos pesos diarios, por dos funciones. Así pues, durante los siguientes diez años, Sara García se dedicó al teatro y sería hasta 1927 que vuelve a los sets cinematográficos.

De las cinco películas filmadas por la Azteca Film, Sara García actuó en tres: En defensa propia, Alma de sacrificio y La soñadora. Pero existe otra película del periodo silente donde se supone que actúa doña Sara, sin embargo en ninguna filmografía del cine mudo existe el dato sobre su participación en Yo soy su padre (1927), salvo en el artículo de Luis Terán, de entre varios, que conforman el número monográfico de la revista SOMOS, dedicado a la actriz; esta vez en la primera y única película muda que dirige Juan Bustillo Oro.

El video muestra segmentos de los filmes En defensa propia, La soñadora y La Tigresa, los tres producidos por la Azteca Film; incluye también pietaje filmado por Enrique Rosas — uno de dueños de la Azteca Film — de Porfirio Díaz inaugurando la Exposición Ganadera de Coyoacán en 1905:

* La información vertida en este escrito proviene varias fuentes: en especial del artículo Sara García y las Vizcaínas en la revista Primer cuadro. Vida cotidiana en el centro histórico, septiembre de 2007, año 1, número 2. pp. 3-4 de Fernando Muñoz Castillo; Testimonios para la historia del cine mexicano, 7 vols., México, Cineteca Nacional, 1975-1976, coordinados por Eugenia Meyer; el libro Sara García de Rafael Aviña editado por Clío en 1996; y el número monográfico de la revista SOMOS, Sara García, la abuelita del cine nacional de Editorial Televisa, S. A. de C. V., México, octubre de 2000, año 11, Número 200.

La tigresa por Hipólito Seijas (1917) y ficha filmográfica

El crítico de cine Rafael Pérez Taylor utiliza el pseudónimo de Hipólito Seijas. El artículo que reproduzco a continuación fue publicado en el El Universal, en la columna Por la Pantalla el 28 de agosto de 1917; lo tomo de: Helena Almoina Fidalgo, Notas para la historia del cine en México, 2 vols., Filmoteca de la UNAM, México, 1980. Tomo 1, de 1896 a 1918, 271 pp., il.; tomo 2, de 1919 a 1925, 255 pp., il., Col. Documentos de Filmoteca No. 1. Tomo 1, pp. 189-191.

La Tigresa por Hipólito Seijas

http://cinemexicano.mty.itesm.mx/peliculas/tigresa.html
Sara Uthoff en La Tigresa (1917). (foto: cinemexicano.mty.itesm.mx)

Tercera producción de la Azteca Film. Poema de dolor en ocho actos, original de la señora Farías de Isassí e interpretada por los artistas Sara Uthoff, Etelvina Rodríguez, Fernando Navarro, Salvador Arnaldo, Juan Barba y Pedro de la Torre.

La Tigresa es el símbolo de la mujer pérfida y felina que en su cabeza loca, de eterna soñadora, siente las ansias continuas de ser la protagonista de un poema cruel y doloroso, no importándole destrozar corazones, ni agotar sentimientos, sino que su eterna inconformidad la arrastra hasta engañar a un pobre mancebo que no tiene más desdicha que la de ser pobre y humilde.

Eva, la suprema mujer falaz, fomenta la pasión de un obrero. Le hace consentir en ser su amada, lo provoca con sus ansias y lo hipnotiza con sus ojos. La Tigresa – y aquí recuerdo un admirable dibujo de Severo Amador en que representa a la mujer mitad fiera y mitad hembra – goza con dividir sus caricias.

Viene la fascinación, Eva atrae a Bruno, le otorga una cita en el jardín de su casa y a media noche, cuando “la luna se levanta como una hostia de plata”, Bruno estrecha entre sus brazos el cuerpo voluptuoso de La Tigresa. Escondidos tras un cenador, Bruno jura fervientes promesas de cariño. Eva sonríe, le dice que pronto despertará del sueño, porque tendrá que sufrir ya que el sufrimiento es amor; que ella no es buena ni mala, sino que todo este conglomerado de sensaciones es la manifestación amplia de la vida.

Surge el zarpazo, Eva se casa con Ernesto, joven de su alcurnia, de su clase, no es como el humilde artista que dibuja paisajes en una fábrica de muebles, es el “dandy”, el príncipe esperado, el que dará comodidades en el hogar y nombre en la sociedad.

Bruno nota animación en la iglesia del Buen Tono y espera. Desfilan los invitados, y cuando reconoce en la novia a su Eva, se vuelve loco de dolor: ha recibido el zarpazo de La Tigresa.

Termina la película con la garra. Recluido bruno en el manicomio, en su celda siente la obsesión de ser perseguido por una tigresa. Eva es invitada a una kermesse que se efectuará en la institución benéfica. Desfilan los alienados y después visitan los concurrentes las celdas de los locos furiosos. El director del manicomio evita que Eva platique con Bruno; pero en un arranque de curiosidad, abre la ventanilla y contempla al infeliz que antes fuera su amor, Bruno la ve: estira los brazos y grita: es ella, la he reconocido, es La Tigresa. Hunde sus dedos fornidos en el cuello blanco de Eva y la estrangula. De esta manera, La Tigresa ratificó sus soñadoras palabras: quisiera ser la heroína de un poema cruel…de un poema ardiente y doloroso.

Interpretaciones

Sara Uthoff está elegante en su papel. Es cierto que no tiene las contorsiones hiperestésicas de una Menichelli; pero esos arranques geniales los suplen, haciendo gala de notable naturalidad.

Fernando Navarro, es el héroe de La Tigresa. Su gesto es vibrante, siente el papel, lo vive, algo genial flota en sus ademanes, sobre todo cuando éstos llegan a los extremos; o bien por el sentimiento que produce la pasión llevando melancolía al rostro, o bien, sintiendo la ira, el odio y el coraje, que llevan a los músculos faciales las contracciones intensas del dolor.

A Etelvina Rodríguez no la comprende el público haciendo papeles serios y trágicos. Cuando llora la muerte de su adorada hija, el público ríe…ríe, y es porque se acuerda de la Etelvina de La verbena de la paloma.

Arnaldo, Barba y Pedro de la Torre, discretos en sus respectivos papeles.

La fotografía

La parte artística en la fotografía es excelente, nada más que el operador debe, de cuando en cuando, de acercar su aparato a las figuras a efecto de que éstas no pierdan, por la distancia, el gesto de su expresión. Anoté un bello detalle en Chapultepec, cuando Eva y Ernesto en “plena luna de miel” se besan guareciéndose del sol bajo la sombra de opulento arbolillo. La fotografía, en general, es clara, y no desmerece de las películas anteriores.

La parte del manicomio, en donde desfilan los locos, y que causó cierta impresión de amargura en los espectadores, en la segunda exhibición quedó suprimida, así como un desfila en que dos o tres hijos del pueblo lucen sus enormes chambergos de petate.

La película, en general, fue otro triunfo de Rosas-Derba.

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Ficha filmográfica de La Tigresa (1917). Tomado de Federico Dávalos Orozco y Esperanza Vázquez Bernal, Filmografía general del cine mexicano (1906-1931), Universidad Autónoma de Puebla, Colección Difusión Cultural 4, Serie Cine, México, 1985, pp. 37.

Producción: Azteca Film, Enrique Rosas y Mimí Derba. Dirección: Mimí Derba. Argumento: Teresa Farías de Isassí. Fotografía: Enrique Rosas. Intérpretes: Sara Uthoff (Eva), Fernando Navarro (Bruno), Etelvina Rodríguez (madre de Eva), Salvador Arnaldo (Ernesto), Juan Barba, Pedro de la Torre, Manuel Arvide, Josefina Maldonado, Nelly Fernández, Anita Omaña, Russo Conde. Filmada a partir del 2 de agosto de 1917. Longitud: 8 partes. Fecha de estreno: 26 de agosto de 1917 en el teatro Arbeu.