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1896: Y nos llegó el cinematógrafo. La Calle de abril 24, 2012

Es 1896 y México tiene poco más de catorce millones de habitantes y la ciudad capital no pasa del medio millón. Xochimilco, Mixcoac, Coyoacán y demás poblaciones aledañas a la capital no son más que pequeños pueblos polvorientos; Tacubaya es la excepción, pues es el lugar donde las familias acomodadas han construido sus casas de campo. Porfirio Díaz está más que afianzado en el poder y Felipe Berriozábal es el ministro de Guerra y Marina. El canal de la Viga es el afluente fluvial más transitado del valle de México y lugar por el que llegan las frutas, legumbres y demás bienes al centro de la ciudad: La Merced y Jamaica los mercados principales. La calles más emblemáticas de la ciudad son Plateros, La Profesa y San Fernando hoy conocidas como Avenida Madero. La casa de los azulejos es el Jockey Club y la Casa Bocker la más grande y surtida ferretería del país.

Es el año de la llegada del cine a México. En agosto de ese año se anuncia en la prensa capitalina la presentación de dos aparatos ópticos que en las postrimerías del siglo XIX iban a iniciar la globalización, característica actual de nuestras sociedades. El cinematógrafo de los hermanos Augusto y Luis Lumière proveniente de Francia y el vitascopio del inventor norteamericano Thomas Edison son los dos aparatos que competirán en la incipiente industria cinematográfica.

El teatro-circo Orrin (circa 1900)

Los representantes de los hermanos Lumière, Fedinand Bon Bernard y Gabriel Veyre, quienes habían llegado al país a fines de julio después de un viaje de cinco días por tren desde Nueva York, le alquilaron al General Berriozábal el entrepiso de la segunda Calle de Plateros No. 9 arriba de la Droguería Plateros (hoy llamada avenida Madero existe un Vips), para la primera exhibición pública del nuevo invento. Se celebró el 14 de agosto de 1896 con el siguiente programa: El sombrero cómico, Los Campos Elíseos en París, Bañadores en el mar, Llegada del tren, La pesca del bebé, Disgusto de niños, El acuario, Campesinos quemando yerbas, La pesca de las sardinas, El fotógrafo, El embajador de Francia en el coronamiento del Czar en Moscú, Montañas rusas. Recordemos que las vistas o tomas de la época no medían más de 150 pies y duraban entre 40 y 60 segundos.

Mientras que el cinematógrafo Lumière se proyectaba a pocos metros del zócalo, en el Teatro-Circo Orrin de la plazuela de Villamil (hoy se encuentra allí el Teatro Blanquita) se instalaron los emisarios de Edison con su vitascopio. Ya Edison en 1895 nos había enviado el kinetoscopio, que no es más que una caja con una mirilla por donde individualmente se disfrutaban las vistas. Algunas de ellas se habían adaptado al vitascopio. Entre tomas de Newark y Nueva York, las dos vistas que más impresionaron al público fueron la de los “obreros herreros” filmada en 1894 (Blacksmith Scene) y “la serpentina” (Annabelle Serpentine Dance), ambas filmadas en el “Black Maria”, nombre con que se conoció el estudio que Edison construyó en West Orange, New Jersey. La serpentina causó asombro, pues fue coloreada fotograma por fotograma.

Como se podrá constatar la competencia comercial entre franceses y norteamericanos fue cotidiana durante los inicios del cine. Quien más ganaba era el espectador ya que podía admirar vistas europeas y americanas y como no existían problemas lingüísticos que impidieran entenderlas todo mundo las admiraba. La próxima semana hablaré de las primeras vistas mexicanas.

Ya en la anterior entrega mencioné que en esta segunda parte hablaría de las primeras vistas mexicanas, entendiendo por mexicanas, que son filmadas en México y con personajes nacionales. A su llegada a México los enviados por los hermanos Lumière no dudaron en acercarse al Gral. Porfirio Díaz y éste tuvo el buen tino de entender la importancia y trascendencia que el cinematógrafo representaba.

Tarjeta de presentación de Gabriel Veyre

Los enviados de los Lumière, Gabriel Veyre y Ferdinand Bon Bernard, filmaron varias escenas en México a pocos días de haber llegado. Las primeras vistas mexicanas son: Exercice à la baïonêtte (Alumnos de Chapultepec con la esgrima del fusil), Marché indien sur le canal de la Viga (El canal de la Viga), Scène aux bains Pane (Escena en los baños Pane), Le Géneral Díaz et sa famille en promenade (Un grupo en movimiento del general Díaz y algunas personas de su familia), Le Président en promenade (El señor Presidente de la República paseando a caballo en el bosque de Chapultepec). Las primeras cuatro vistas se proyectaron en el Castillo de Chapultepec el 23 de agosto de 1896 y la última el 27 del mismo mes en el mismo lugar. Los títulos originales están tomados del catálogo Lumière por lo que están en Francés. Junto con estas vistas nacionales se proyectaron otras filmadas en Europa para complementar el programa. Es obvio que filmar personajes públicos redituaba, a la par que permitió a Veyre y Bon Bernard acercarse a personajes que les iban a abrir puertas para su negocio. También es notorio que la vista del canal de la Viga se titule “mercado indiano” pues era la forma de mostrar aspectos folklóricos y desconocidos para el público europeo y americano. La sesión cinematográfica donde se difundieron por primera vez las vistas mexicanas es el despegue para a partir de allí se comience a filmar escenas cotidianas de la vida mexicana.

La primera película rodada en suelo mexicano, pero nunca exhibida en México, fue filmada por Enoch Rector, socio de la Kinetoscope Exhibition Company, quien durante febrero de 1896 filmó una corrida de toros en la plaza de San Pablo de Ciudad Juárez. Le siguieron Bullfight (Corrida de toros)  y Drill of the Engineer Corps (Desfile de un grupo de maquinistas) filmadas en la ciudad de México durante marzo de 1896 por Gray Latham y Eugène Lauste.

Durante este año se filman 39 vistas en nuestro país según Juan Felipe Leal en su libro Anales del cine en México, 1895-1991, 1896: El vitascopio y el cinematógrafo en México y de ellas once tienen al Presidente Díaz como personaje central. El Gral. Díaz entrando o saliendo del Castillo de Chapultepec, caminando o en carruaje, sólo o con sus ministros. Otros personajes públicos, el gobernador de Palacio, Carmen Romero Rubio de Díaz o los literatos más conocidos de México son filmados y posteriormente las vistas mostradas en el Castillo de Chapultepec o en los Bajos del Hotel de la Gran Sociedad en la Calle del Espíritu Santo núm. 4 en la Ciudad de México, lugar a donde se muda el cinematógrafo después de permanecer en la Calle de Plateros por un par de meses.

Guadalajara es la segunda ciudad del país que recibe el nuevo invento y además Veyre y Bon Bernard  filman en Atequiza, Jalisco varias vistas folklóricas entre las que destacan Lassage d’un boeuf sauvage (Lazamiento de un buey salvaje), Lassage d’un cheval sauvage (Lazamiento de un caballo), Danse Mexicaine (Danza mexicana)  las cuales son proyectadas el 12 de noviembre de 1896 en el Liceo de varones en Guadalajara.

Estudiantes, campesinos, vaqueros, la comunidad española, corridas de toros, peleas de gallos, grupos indígenas, escenas costumbristas y sitios de interés completan las vistas que en aquel lejano 1896 se filmaron y proyectaron en México. La importancia del cinematógrafo quedó patente al ser el Presidente Díaz, como actor involuntario, y el Castillo de Chapultepec, acondicionado como sala de cine, el personaje y el sitio de difusión del nuevo invento.

 

El cine antes del cine

El cine como lo conocemos fue inventado por los hermanos Lumière en 1895 y llegó a  nuestro país a través de sus representantes al año siguiente, para quedarse para siempre. Pero hubo antecedentes que de alguna manera  dejaron huella en nuestros bisabuelos en la forma en que miraban el cine. No olvidemos que en su infancia el cinematógrafo no se lo conocía como tal; el común denominador era “vistas”. Para las películas de no más de dos minutos de duración y que rara vez tenían un guión el apelativo era bastante acertado, pues la mayor parte de las vistas estaban compuestas por tomas panorámicas de distantes tierras o escenarios exóticos, según se podía leer en los carteles donde se anunciaban los visionarios empresarios que vieron en el invento un gran negocio.

El más antiguo antecedente de lo que hoy conocemos como cine son las sombras chinescas, o sea agrandar mediante una vela la sombra que produce nuestro cuerpo sobre un lienzo, tal y como lo hacemos al jugar con nuestras manos imitando animales. De allí saltamos a la linterna mágica, aparato que proyecta imágenes estáticas, sigue el kinetoscopio y terminemos con el vitascopio, aparato que proyecta fotografías en movimiento. De allí lo que todavía en inglés es sinónimo de movie, motion pictures.

Edison's kinetoscope
Kinetoscopio de Edison

Según Juan Felipe Leal en sus Anales del cine en México (tomo I) considera el inicio del cine en México, 1895 con la llegada del kinetoscopio, invento del norteamericano Thomas Alva, al igual que el vitascopio. Este aparato similar en muchas formas al cinematógrafo antecedió la forma de comercializar y difundir esta clase de espectáculo. Fue pionera en el negocio del entretenimiento cinematográfico. Se alquilaban locales específicamente para llenarlos de  kinetoscopios, en Estados Unidos este tipo de negocios se les llamada nickel odeón, pues costaba 5 centavos observar por una mirilla las escenas, siempre no mayores a 2 minutos. El aparato era bastante voluminoso y el observador se mantenía de pie y se inclinaba hacia la mirilla para quedar en un ángulo de 45 grados. Algunas de las máquinas eran tragamonedas. Las limitaciones que tenía este aparato en relación al cinematógrafo es que no se podía proyectar las imágenes sobre un lienzo y no era posible que un grupo numeroso de personas pudieran verlas simultáneamente.

Un precursor de la idea que hoy tenemos del cine fue el ya célebre fotógrafo inglés Eadweard Muybridge, quien inició a Edison en las cuestiones sobre óptica al presentarle el zoopraxiscopio, aparato que no era otra cosa que una sucesión de cámaras en serie que tomaban una fotografía cada segundo. Es como cuando vemos en el margen de un libro los dibujos que conforme hojeamos rápidamente las páginas percibimos que se mueven. Utilizando este método es que Muybridge ayudo al millonario Leland Stanford a ganar una apuesta consistente en saber si un caballo de carreras mantiene en el aire las cuatro patas o no. Hoy sabemos que así es, pero en 1878 eran otros tiempos. Según cuenta la leyenda, la apuesta era de 25 mil dólares, aunque Muybridge le cobró 40 mil. Bueno, es anécdota o leyenda.

Pero ya desde un año anterior al arribo a México de los enviados de los Lumière, Gabriel Veyre y Ferdinand Bon Bernard, el kinetoscopio de Edison era parte de la gama de productos que ofertaba el negocio del entretenimiento, como el teatro de carpa y el circo. Al perecer el siglo XIX  que son los inicios de las tandas cinematográficas, éstas estaban acompañadas con cantantes, bailarinas, payasos o magos, pues el incipiente y recién parido espectáculo del cinematógrafo todavía requería varios años más para afincarse definitivamente en el inconsciente colectivo.